Dos historias de todos los días escritas por una joven del oeste neuquino.
Miércoles 31 de agosto de 2016
La gelatina
Un libro arriba de una bandeja con la gelatina naranja que nadie come. Al menos mamá y yo no comemos jamás eso con gusto a jarabe. No entiendo cómo es un alimento para alguien y no la escupen. Una botella de agua y otra de Sprite que perdió el gas. No me gusta la gaseosa sin gas. La voy a tirar. Mamá se quedó dormida con la televisión.
¿Cuándo dejé de llorar como el bebé de la habitación de al lado donde nació una madre?
Odio los hospitales, en donde la vida y la muerte se cruzan en los pasillos. Me parece una crueldad innecesaria que todo eso conviva junto. Camino un poco. La madre hamaca a su bebé nuevo contra la ventana y lo alimenta. Yo ayudo a mi mamá a sentarse en la cama y le pido que coma la gelatina. Me río. Todo es un intercambio.
¿Vos sos el del medio?
Nunca llamé por sobrenombre a mi abuelo. No le digo nono, ni babe, ni bobe. Me hubiese gustado, pero siempre fue “abuelo”. Lo quiero porque me cuidó, me hizo la comida (en algún momento) y me defendió de un reto –unos cuantos-. Él me quiere porque existo. Un día me quiso mostrar por vez número cien una foto en blanco y negro de su mamá:
Intentó con la foto sepia del cuadro junto a sus hermanos:
No sé por qué recurre a eso. En realidad no sé cuánto conozco a mi abuelo. Descubrí que distingo sus mates y sus pasos arrastrando las pantuflas cuando despierta, pero no sé si está feliz o está triste. Me imaginé una conversación con él como si fuésemos amigos y me sentí mal por no haber escuchado lo mismo de nuevo. Entonces al otro día en recompensa le cebé unos mates y mientras miraba sus manos, me contó la historia del caballo y habló un tiempo largo de cuánto le gustaba hacer travesuras cuando era chico. Como si se hubiera olvidado del día anterior (yo sé que no).
Yo escuchaba sus anécdotas y veía como los recuerdos le rejuvenecían los ojos. De repente, sus años se me vinieron encima y no quería dejar de hablar con él. Miré una de las fotos y le pregunté: