Durante la última semana en la ciudad de Portland, agentes federales secuestraron manifestantes en vehículos sin identificar, además causarle fracturas en el cráneo a otro manifestante.
Sábado 18 de julio de 2020 19:39
David Killen / The Oregonian via AP
El 11 de julio, Donavan LaBella, de 26 años, recibió un disparo en la cabeza con una munición de impacto (un tipo de munición no letal) mientras estaba en una protesta con su megáfono. "Causó una laceración bastante profunda, pero sangraba por la nariz, la boca, las orejas... era bastante grave" declaró Jessica Shifflett, una mujer que ayudó a LaBella después de que le dispararan. Los videos muestran a los manifestantes corriendo a su lado, mientras los oficiales federales se mantenían al margen.
LaBella sufrió una fractura de cráneo y fue sometido a múltiples cirugías y procedimientos en los últimos días. El hospital tuvo que ponerle un cateter en el cráneo para drenar la sangre, y los huesos de su cara quedaron destrozados. "Aún se desconoce si habrá algún daño neurológico permanente, sólo el tiempo lo dirá. Gracias a todos por todo el apoyo y los buenos deseos", dijo su madre en un posteo en redes socales
Esta situación es el resultado de la intervención de fuerzas represivas federales en la ciudad de Portland, estado de Oregon, en la costa oeste del país. Estos grupos fueron desplegados por el presidente Trump para detener las protestas y "proteger la propiedad federal".
Sin embargo, es difícil de creer que LaBella y su megáfno eran algún tipo de amenaza para “la propiedad federal”.
Esto sucede cuando el movimiento Black Lives Matter lleva dos meses de movilizaciones callejeras. El diario New York Times afirma que este puede ser el mayor movimiento en toda la historia de los Estados Unidos. Pero, aunque aún hay gente luchando y manifestandose, las protestas empiezan a disminuir y a tener menos cobertura en los medios. Las que aún continúan son criminalizadas y atacadas brutalmente - y en el caso de Portland, se envían agentes federales para amedrentar a la gente para que se quede en casa.
"Somo conscientes del incidente que ocurrió el 12 de julio cerca del juzgado nacional de Hatfield, donde un individuo fue herido mientras los fuerzas federales aseguraban el perímetro del edificio", dijo una vocera de los U.S. Marshals, la fuerza enviada por Trump. "Los U.S. Marshals toma muy en serio todas las lesiones que puedan surgir del uso de la fuerza. El incidente está siendo investigado actualmente, y se dará a conocer más información lo antes posible".
A la policía de Portland se le prohibió recientemente el uso de gas lacrimógeno contra los manifestantes. Pero las fuerzas federales no están obligadas a cumplir esta orden y usaron una gran cantidad esa misma noche. Los oficiales federales están habilitados a usar más instrumentos de represión contra los manifestantes. Esto incluye gas lacrimógeno y municiones de impacto.
"Estaba fuera de control. Los [policías] locales no pudieron manejarlo", dijo Trump a principio de esta semana, hablando con el Jefe Seguridad Nacional Chad Wolf. "Y ustedes lo están manejando muy bien".
Para Trump, "manejarlo muy bien" incluye no sólo fracturar cráneos, sino también secuestrar manifestantes en autos sin identificar.
El 15 de julio, Mark Pettibone y su amigo Conner O’Shea habían estado en una protesta de Black Lives Matter, como millones en todo el país. Mientras caminaban a casa, una minivan sin marcas se detuvo "Veo tipos en camuflaje", dijo O’Shea. "Cuatro o cinco de ellos salieron, abrieron la puerta y pensé, no sé quiénes son o qué quieren de nosotros". Habían sido advertidos unos minutos antes sobre la minivan, no fueron los únicos secuestrados esa noche.
De hecho, hay varios videos que muestran a oficiales acercándose a la gente, forzándolos a entrar en la furgoneta y marchándose.
Mark y Connor pensaron que estos eran neo-fascistas, que tienen una gran influencia en Portland, después de todo, suelen usar trajes militares y acosar a los manifestantes. "Estaba aterrorizado", Pettibone le dijo al Washington Post, "fue como ser presa de un animal."
Pero esto no fue obra del grupo supremacista Proud Boys (Chicos Orgullosos, NdelT). Fueron los agentes federales de Trump, "protegiendo la propiedad federal". Pero Pettibone y O’Shea no estaban en una propiedad federal, mucho menos causando algún daño. Sólo estaban caminando a casa.
"Básicamente me tiraron en la camioneta", dijo Pettibone. "Y me pusieron un gorrito en la cara para que no pudiera ver y me pusieron las manos en la cabeza".
Los funcionarios federales han acusado al menos a 13 personas de delitos relacionados con las protestas hasta ahora. No está claro cuántos otros han sido arrestados y liberados, como Pettibone.
Pettibone y O’Shea fueron llevados a un edificio - que más tarde descubrieron que era un juzgado federal - y registrados, y luego puestos en una celda. Finalmente, se les leyeron sus derechos y se les pidió que renunciaran a esos derechos para ser interrogados. Se negaron.
Y luego, fueron liberados. No hubo papeleo. Ninguna explicación. Sin citaciones. No había ningún registro del arresto.
De hecho, los U.S. Marshals niegan que esto haya sucedido: "Todos los arrestados tienen registros públicos de arresto que documentan sus cargos. Nuestra agencia no arrestó ni detuvo a Mark James Pettibone".
"Hay leyes sobre las causas probables que pueden justificar arrestos", dijo Juan Chávez, director del Centro de Recursos de Justicia de Oregón. "Suena más como un secuestro. Suena como si estuvieran secuestrando gente de las calles".
Estos actos son particularmente atroces ya que estos agentes federales son el brazo directo de la administración Trump, actuando para intimidar y reprimir el movimiento Black Lives Matter. Son la encarnación del discurso de odio lanzado por Trump en las últimas semanas contra los manifestantes y la comunidad negra y su objetivo es asustar a la gente para que se vaya a casa. Los funcionarios locales le han pedido a Trump que saque a los agentes federales de la ciudad; sin embargo, estos funcionarios locales también han permitido que la policía reprima brutalmente a los manifestantes atropellándolos con autos, usando gas lacrimógeno y mutilando y matando a personas. En Portland, la situación empeoró tanto que se dictó una restricción temporal contra el uso de gas lacrimógeno por parte de la policía.
El carácter racista del estado es sumamente evidente, ya que esta represión nunca se usó contra la extrema derecha de Portland, la ciudad conocida como el "epicentro de la violencia de la extrema derecha". No son secuestrados en las calles y metidos en vehículos sin identificación. Más bien, la policía, los agentes federales, los demócratas y los republicanos están juntos en su objetivo de reprimir las protestas de Black Lives Matter.
Debemos estar unidos en nuestra lucha contra la represión policial: Para abolir la policía y todos las fuerzas de represión estatal. Para liberar a todos los prisioneros políticos a los que el estado quiere imponer una condena ejemplar. Y debemos luchar contra este sistema capitalista racista construido sobre la violencia contra la clase obrera, los oprimidos y todos los que se levantan para decir que las vidas de los negros importan.

Tatiana Cozzarelli
Docente, actualmente estudia Educación Urbana en la CUNY.