Alejandro Robba opina las perspectivas económicas hacia el segundo semestre y el año próximo, como así también sobre la transición económica en la Argentina.
Sábado 6 de agosto de 2016
La política económica del gobierno metió a la Argentina en un túnel del que muchos argentinos no van a salir ilesos.
Ese túnel, como lo ha denominado la vicepresidenta Gabriela Michetti, no es otra cosa que un proceso de estanflación con el objetivo de instaurar un modelo de acumulación agroexportador que ponga fin al anterior, basado en un mercado interno creciente que era apalancado por políticas fiscales expansivas.
El actual gobierno cree que la restricción al crecimiento viene del lado interno, a partir de lo que ellos consideran una economía sobre expandida que hay que acotar a través del ajuste. No hay que confundir, el ajuste no es el efecto colateral del modelo, es el modelo.
En la actual transición, la brecha fiscal y externa se está cerrando con endeudamiento externo. Por este diagnóstico, a mi entender equivocado, el gobierno eligió a los ganadores del modelo expandiendo los niveles de rentabilidad (devaluación, eliminación de retenciones y cupos, altas tasas de interés, tarifazo) de sectores concentrados como el campo, mineras, bancos y empresas energéticas, con el objetivos que esos sean los actores que inviertan y promuevan la vuelta al crecimiento.Estos son los sectores a los que, efectivamente, ya les llegó el “segundo semestre”.
Por el lado de los que perdemos con el cambio de modelo, estamos los trabajadores, jubilados y sectores que reciben ingresos no salariales como la AUH, subsidios y programas sociales. Sumados a las pymes y a los comercios minoristas.
La apuesta a la inversión como motor de crecimiento tampoco les ha funcionado ya que en el primer semestre bajó un 7% y un 10% en junio, es decir se acelera la caída. Y es lógico que esto suceda ya que nadie invierte en un país que se achica y si el consumo sigue en caída libre, ¿quién podría instalar una nueva línea de producción o renovar el parque industrial?
Como no llegó la lluvia de dólares ni por la confianza automática que iba a despertar el actual gobierno o por el acuerdo con los buitres, lanzan el manotazo de ahogado del blanqueo. Podrían ingresar varios millones de dólares especulativos, pero no para la inversión generadora de valor agregado y empleo.
Por su parte, la obra pública está paralizada y un relanzamiento masivo no llegará en los próximos meses. Asimismo, la inversión pública no llega al 3% del PBI, por lo que su impacto es bajo.
Como medidas de corte social, la devolución del IVA equivale a 10 pesos por día y el pago de deudas a jubilados va a llegar en cuentagotas y mayoritariamente en 2017.
Por lo tanto, este segundo semestre seguiremos en recesión, con fuerte aumento del desempleo, pobreza e indigencia mayores, aunque con indicadores de inflación menores que los de los primeros meses, debido a los menores niveles de consumo.
Tampoco veo un buen 2017, el gobierno estima un 3,2% de crecimiento, pero no explica cuáles serán los impulsores de ese crecimiento.