En el marco de unas elecciones manipuladas por el Poder Judicial con el apoyo de las Fuerzas Armadas, con la proscripción de Lula, las encuestas marcan una segunda vuelta entre Haddad y Bolsonaro.
Lunes 17 de septiembre de 2018 15:42
Según las últimas encuestas Brasil se dirige hacia una segunda vuelta acapara por la polarización entre el candidato del PT, Fernando Haddad, y el ultraderechista Jair Bolsonaro.
En unas elecciones manipuladas, en que el autoritarismo judicial con apoyo de las Fuerzas Armadas ya le impidió a la población que pueda votar en quien quisiera (al vetar la candidatura de Lula), Bolsonaro extiende el liderazgo del 24% al 26%, y Haddad da un nuevo salto en menos de una semana, desde que fue oficializado candidato del PT, tomado parte del espacio de Ciro Gomes.
La encuesta de la empresa Datafolha es la primera después de la oficialización de la candidatura de Haddad como sucesor de Lula, lo que puede permitir en lo inmediato la unificación del PT hacia las elecciones, a pesar de mantener las tensiones subterráneas sobre cómo Haddad se ocupará de la dependencia de Lula para la segunda vuelta y, sobre todo, se triunfa en las elecciones.
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Las tendencias de Datafolha se confirman en otra encuesta publicada este lunes por la firma MDA, según la cual el ultraderechista Bolsonaro aparece como favorito en la primera vuelta, con el 28,2 % de las intenciones de voto, seguido por Haddad, con el 17,6 %.
De todas maneras no está de más mencionar que en estas elecciones manipuladas y con la intervención directa del Poder judicial y los pronunciamientos del Alto Comando de las Fuerzas Armadas, todo es tendencial.
Bolsonaro sigue beneficiándose de la conmoción generada por el atentado de Juiz de Fora, aunque su crecimiento esté lejos de ser suficiente para que gane en la primera vuelta, como decían sus partidarios. El reaccionario candidato del PSL subió un 2% frente a la última encuesta, mientras que el rechazo a su figura pasó de 43% a 44%.
Haddad por su parte ya venía de crecer 5 puntos del 4% al 9% antes de ser oficializada su candidatura con el apoyo de Lula, y tan solo en la última semana dio un nuevo salto llegando al 13% según Datafolha y al 17% según MDA.
Esto muestra que se está cumpliendo el efecto de transferencia de votos de Lula hacia Haddad. Por su parte Ciro Gomes, que esperaba capitalizar una parte de los votos de Lula luego de anunciada la proscripción de su candidatura por la justicia, se mantuvo con el mismo 13% de la última encuesta.
Por otra parte Haddad también creció en reconocimiento por parte del electorado pasando del 59% al 71%. Si en agosto sólo el 17% de los votantes creyó que Lula apoyaría a Haddad, ahora ese número es del 52%, lo que muestra que se logró una identificación bastante relevante entre esos nombres.
La estrategia de Lula de tener como candidato del PT a alguien con la menor autonomía posible, unificando el partido en torno a suyo, ha mostrado su fuerza y tiende a ubicarlo en la segunda vuelta con votos que son del líder petista.
Donde Haddad ha ganado nuevos votantes ha sido en el nordeste que venía siendo un reducto de Ciro Gomes (PDT). Ciro mantiene el 13% general pero ha venido perdiendo votos en el Nordeste. Si en agosto Haddad tenía el 5% de intención de votos de los nordestinos, hoy tiene un 20%, mientras Ciro que cayó del 21% al 18%. A pesar de seguir siendo un candidato fuerte en la disputa, Ciro comienza a pelear votos con Haddad con la desventaja de no tener un respaldo electoral con peso de masas, aún más en la región nordeste, como Lula.
Otro de los elementos distintivos del resultado de las encuestas es la cada vez más desinflada candidatura de Geraldo Alckmin (PSDB), que era la apuesta de los mercados. Sigue sin arrancar y las variaciones que registra en las encuestas están dentro de lo que se considera margen de error, manteniendo una intención de voto general del 9%, cayendo en relación a la última.
Quién se beneficia de la caída de Alckmin es en primer lugar Bolsonaro (PSL) y en segundo lugar João Amoedo, banquero millonario del Partido Nuevo.
Tanto Amoedo como Bolsonaro tienen un programa de adhesión total al ultraliberalismo: privatización de todo, fin de los derechos de los trabajadores y de la propia Justicia laboral, entrega de las riquezas nacionales, descenso general de los salarios y, sobreexplotación. La diferencia entre ambos es solo el grado de violencia física necesario para imponer ese programa.
Este escenario ha redundado en un apoyo del sector financiero a Bolsonaro ante el estancamiento de Alckmin, que era su apuesta "de centro". Haddad, sin embargo, es el candidato más tucano (cómo se denomina a los militantes del neoliberal PSDB) dentro del PT, y el más indicado para mostrar gobernabilidad ante los mercados. Es el candidato más susceptible de pasarse con armas y bagajes a los intereses del "mercado" y de los golpistas, aunque esto resultaría en choque con las ilusiones reformistas que están siendo alentadas por la campaña electoral del PT.
Como muestran las encuestas, ningún candidato conseguirá más de la mitad de los votos en la primera vuelta el 7 de octubre próximo y la Presidencia tendrá que ser definida en una segunda vuelta, el 28 de octubre, a la que irían los dos candidatos más votados, que según los sondeo serían Bolsonaro y Haddad.
De darse esa posible segunda vuelta, la encuesta realizada por MDA, arrojó que Bolsonaron se impondría en el balotaje, con 39 % de los votos, frente a 35,7 % de Haddad. El ultraderechista perdería la segunda vuelta en caso de que su adversario fuese Ciro Gomes, ya que el laborista obtendría el 37,8 % y Bolsonaro el 36,1 %.