La nueva ola de contagios deja nuevamente al descubierto la fragilidad del sistema de salud. El peligro de un inminente colapso aumenta. Los gobiernos autonómicos y central se niegan a tomar medidas para reforzar la sanidad y paliar el aumento de casos.
Jueves 5 de noviembre de 2020 20:18
Continua el importante aumento de casos detectados de coronavirus en el Estado español. En el último fin de semana se produjo el mayor incremento en todo lo que llevamos de pandemia, con 55019 casos más.
En ciudades como Madrid, fuertemente golpeada por la segunda ola desde hace varias semanas, este miércoles se han multiplicado por cinco la notificación de contagios en un día con respecto a días anteriores, marcando un nuevo récord.
En otras comunidades como Castilla y León o Cataluña han limitado al máximo la hostelería y han anunciado fuertes medidas restrictivas. Asturias también ha pedido al Estado central que le permita decretar el confinamiento domiciliario. De medidas como reforzar el sistema sanitario, la frecuencia de los transportes o intervenir la sanidad y laboratorios privados, ninguno habla.
Los expertos y el personal sanitario de primera línea advierten ya del fuerte riesgo de llegar a una situación parecida a la de la pasada primavera. Aunque el ritmo de contagios de esta segunda ola es menor que la anterior, nuevamente el sistema sanitario empieza a entrar en un estado de saturación ante el incremento de ingresos y en algunas comunidades como Andalucía se están superando ya los índices de la primavera.
Hospitales públicos como el Gregorio Marañón de Madrid empiezan a derivar muchos de sus pacientes a otros de centros. En Granada los hospitales ya no admiten a ningún paciente en la UCIs y los nuevos ingresados se encuentran en listas de espera.
La pesadilla de marzo y abril vuelve a cernirse sobre el personal sanitario en prácticamente todo el territorio español. A pesar de que una segunda ola de esta magnitud era una posibilidad que se barajaba desde hace muchos meses, desde la administración pública no se ha realizado un reforzamiento significativo que pudiese afrontar esta situación.
Por eso la justificación del colapso sanitario que se daba desde los gobiernos autonómicos y central cuando empezó la pandemia, aduciendo a una situación inesperada, ya no tiene ningún tipo de valor esta vez.
En Madrid, en donde la gestión por parte de Ayuso ha sido de carácter catastrófico, simplemente se han hecho gestos con objetivos propagandísticos y no realmente destinados frenar los contagios. Un ejemplo de esto ha sido el anuncio y puesta en marcha de la construcción del nuevo hospital de Valdebebas, con personal sacado de otros hospitales.
Además dado el afán de de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Ayuso, por poder hacerse la foto con una inauguración que aplacara las críticas, ha acelerado de manera peligrosa las obras de construcción de este hospital. Esto ha provocado un significativo aumento de accidente entre los trabajadores e incluso la muerte de uno de ellos esta semana.
Pero incluso con respecto a la primavera y a las medidas que en esos momentos tomó el gobierno de Sánchez e Iglesias, esta vez no hay ningún decreto que permita intervenir mínimamente la sanidad privada a pesar del inminente colapso en el que nos encontramos. De hecho las clínicas y laboratorios privados han hecho fabulosos negocios en estos meses con los PCR y ahora con la derivación de pacientes de los centros públicos, cobrando a la administración enormes cantidades por ello.
Nuevamente décadas de recortes y políticas neoliberales que convirtieron a la sanidad pública en un negocio, deja a la población enormemente expuesta ante el más que probable colapso de hospitales.
Las únicas medidas que se han tomado hasta ahora han sido de carácter restrictivo, con confinamientos, toques de queda y aumento policial en los barrios populares. El objetivo del gobierno es hacer énfasis en la responsabilidad individual, para no tomar verdaderas medidas que logren frenar esta segunda ola, que pasaría por poner el conjunto de los recursos sanitarios, tanto públicos y privados al servicio de reforzar la sanidad.
Pero incluso un verdadero plan que se disponga seriamente a abordar el inminente problema sanitario al que nos vemos abocados, pasaría por una serie de decisiones que son de autentico sentido común, como el refuerzo del transporte público para evitar aglomeraciones, dar una solución al problema de hacinamiento de los barrios populares, o la paralización de los despidos que ponen a los trabajadores en la tesitura de elegir entre su salud o su trabajo.
Todas estas medidas son desde luego algo que durante estos meses el “gobierno progresista” se ha negado a tomar y tendrán que ser impuestas a través de la movilización popular.