La cámara de Diputados aprobó el proyecto de segundo retiro de fondos de las AFP, con una crítica casi a coro al gobierno por "llegar tarde". ¿Qué hay detrás de esta derrota?
Miércoles 11 de noviembre de 2020
Con una alta mayoría de 130 votos a favor, se aprobó en general el proyecto de segundo retiro de fondos de AFP, para pasar a su trámite en el Senado. Sólo 18 diputados representantes de la UDI, el Partido Republicano y Evópoli se opusieron a la reforma constitucional, mientras que todas las indicaciones presentadas por Chile Vamos, fueron rechazadas, ratificando así una nueva derrota para un gobierno que se está quedando cada vez más solo.
La jornada de votación, que duró alrededor de 7 horas, estuvo marcada por la frase "el gobierno llegó tarde". Esto tanto desde el oficialismo: “Lamento la ausencia, la falta de estrategia, que ha permitido que hoy nuestra fuerza se divida, cuando debiéramos estar más unidos que nunca frente al populismo. Y quiero anunciar, que a partir de hoy la relación de esta bancada, la cual presido, va a cambiar con el Gobierno”, dijo María José Hoffman (UDI).
Como de la oposición: "Me resulta un poco vergonzoso que estemos en esta situación nuevamente", ya que "demuestra que el gobierno de nuevo llega a tarde o no llega a hacerse cargo de las necesidades de nuestro pueblo", dijo Camila Vallejo (PC).
La jornada estuvo marcada también por algunas críticas al ministro Briones (quien no estuvo presente en la Cámara Baja para esta ocasión) que hacían entrever la posibilidad de ser acusado constitucionalmente debido a un aparente uso irregular de datos personales de quienes realizaron un primer retiro del 10%.
¿Por qué la decisión unánime de aprobar el segundo retiro?
En toda esta discusión, donde la derecha acusaba a la oposición de "querer aplausos fáciles", y la oposición acusaba a la derecha y al gobierno por "falta de empatía", la crítica unánime era "el gobierno llegó tarde", lo que hace notar las fuertes fricciones en Chile Vamos debido a un mandato presidencial que se mantiene en una crisis sin precedentes, con choques entre diversas instituciones del Estado y el desplazamiento constante de ministros.
Las acusaciones constitucionales han sido la carta más utilizada por la oposición para desgastar al oficialismo vía parlamentaria y así poder posicionarse hacia las elecciones, pues para ellos también es aterradora idea de que las calles vuelvan a ser protagonistas en la escena nacional reponiendo la posibilidad de la caída del gobierno.
La posición del gobierno en esta pasada fue la de resignarse y aceptar que el segundo retiro de fondos sería aprobado, a pesar de su amenaza de llevar el proyecto al reaccionario Tribunal Constitucional, son conscientes de los famosos "costos políticos" que eso puede significar, esos que la UDI dijo que no está dispuesta a seguir "pagando".
La oposición, por su parte, trató de llevar la discusión hacia un mero problema de "empatía", con pocas alusiones a una demanda tan sentida como es NO+AFP, y sin posiciones claras respecto a la reforma al sistema de pensiones que el gobierno busca acelerar en el Senado y, ni desde el PC ni desde el Frente Amplio, hubo un llamado a terminar ya con este sistema de pensiones.
Lo que es concreto respecto a esta situación, es que las y los trabajadores vuelven a acudir a su propio dinero para pagar la crisis, mientras los grandes empresarios no han dejado de acumular, pues la fortuna de los supermillonarios en Chile pasó de US$ 21.000 millones a US$ 26.700 millones desde marzo de 2020.
Suena irónico que el gerente del gremio de las AFP critique el proyecto con este mismo argumento, cuando a Diciembre de 2019, el 50% de las 984.630 personas jubiladas que recibieron una pensión de vejez, obtuvieron menos de $202 mil ($145 mil si no se incluyera el Aporte Previsional Solidario del Estado), según señala un estudio de la Fundación Sol.
Sin embargo, la amenaza de Fernando Larraín es clara, mientras las AFP sigan existiendo, garantizarán que los fondos de pensiones sigan siendo utilizados como cajero automático de los empresarios a costa de las jubilaciones de los trabajadores.
Por otra parte, la sensación de "alivio" que le genera a miles de familias golpeadas por la crisis económico-sanitaria este segundo retiro del 10%, está siendo utilizada por la oposición para garantizar al gobierno el clima de "paz social" que tanto exige y por otro lado poder ganar más legitimidad como casta política sin tocar las ganancias de los grandes empresarios, pues esos fondos se traducirán en millones de dólares en ganancias para el retail, comercio, farmacias, etc.
El panorama que plantea la pandemia del coronavirus, requiere con urgencia que la crisis la paguen los empresarios, una medida tan mínima como un impuesto extraordinario serviría tanto para garantizar rentas de emergencia acordes a la canasta básica familiar, como también aumentar el presupuesto de salud pública.
Si bien, el proyecto propuesto por la oposición de un impuesto a los súper ricos salió al baile en la discusión del segundo retiro de fondos, nada se ha dicho respecto a cuáles serían las medidas para lograr imponer un impuesto a las grandes riquezas del país que desde el inicio están descargando la crisis sobre las familias trabajadoras, las suspensiones por la ley de "Protección al Empleo", aprobada con votos del PC y FA, y los despidos masivos son sólo una expresión de esto.
Los empresarios han procurado defender sus ganancias con uñas y dientes, por lo que sólo la movilización más amplia de las y los trabajadores, junto a los sectores populares con un plan concreto de lucha y paralización, puede proponerse conquistar un impuesto extraordinario a las grandes fortunas en medio de esta crisis, esto en la perspectiva de una huelga general para sacar a Piñera y conquistar el fin de las fábricas de miseria llamadas AFP.

Javier Ilabaca
Estudiante de Periodismo, Universidad Central de Chile