A medida que se profundiza la crisis, los grandes capitalistas quieren ganar todavía más. El Gobierno no toma ninguna medida para enfrentar la especulación y la inflación. La clase trabajadora tiene que discutir cómo responder con su propio programa ante la crisis. La Izquierda Diario publica este suplemento impreso que será repartido masivamente en lugares de trabajo, barrios populares y lugares de estudio. Es urgente en el debate de qué medidas son necesarias y cómo pelear por ellas.
Martes 26 de julio de 2022 20:30

La crisis nacional no hace más que agravarse. La renuncia de Martín Guzmán fue la confesión de un fracaso. Como anticipó la izquierda, acordar con el FMI implicaba profundizar la crisis y los ataques contra las grandes mayorías. Legitimaron la estafa de la deuda ilegal que dejó Macri y estamos pagando las consecuencias de someternos a los dictados del FMI y de los grandes capitalistas.
A Guzmán lo reemplazó la ministra Batakis. Sus primeras decisiones fueron anunciar un plan de ajuste aún más duro para cumplir con las exigencias del FMI. Recortes fiscales, aumento de tarifas, congelamiento de la planta del Estado y medidas recesivas son parte del paquete anunciado.
Pero los “mercados” le piden todavía más y por eso se desató una fuerte corrida cambiaria con el aumento de los dólares paralelos como el “blue”. Las grandes patronales del campo apuestan a que haya más devaluación para seguir amasando ganancias millonarias. Son los poderosos de siempre que se enriquecen con el hambre del pueblo.
Los empresarios no paran de remarcar los precios. La inflación de julio es la más alta del año y en los últimos 12 meses tuvimos los aumentos más altos en 30 años. Los precios van por el ascensor y los salarios, las jubilaciones y los planes sociales por la escalera.
El Gobierno está en crisis. Alberto Fernández se dedicó a administrar la herencia de Macri sin revertir nada. Dejó intactos los intereses de los poderosos y profundizó los ataques. El resultado está a la vista: un país con más de 17 millones de pobres. No cumplió ninguna de sus promesas. Cristina Kirchner fue quien eligió a Alberto Fernández sabiendo que era un amigo de las grandes corporaciones. Después quiso diferenciarse con discurso, pero dejando correr los ajustes y sin ningún plan alternativo para salir del desastre, además de que el kirchnerismo permanece con altos cargos ministeriales y gobierna la provincia de Buenos Aires.
La derecha de Macri, Milei, Bullrich y Larreta no son ninguna opción: piden aún más ataques. Quieren trabajadores sin derechos y que los empresarios puedan despedir como quieran. Milei también propone una dolarización que sería una megadevaluación que liquidaría los salarios.
La situación actual es responsabilidad de todos los gobiernos que nos trajeron hasta acá. Pero hay otro camino. Los trabajadores y las trabajadoras debemos tomar el control. Somos quienes hacemos funcionar la industria, el transporte, los comercios, los hospitales, las escuelas. Junto a la juventud y el movimiento de mujeres podemos ser una fuerza poderosa para dar vuelta la historia.
Contra este ajuste ya se desarrollan importantes luchas obreras y populares: peleas por el salario y las condiciones laborales como la de los trabajadores del neumático o los de salud y docentes en distintas provincias; las organizaciones sociales independientes del Gobierno, contra el hambre y la criminalización de la protesta.
Pero las centrales sindicales miran para otro lado. La CGT y la CTA kirchnerista nos toman el pelo: llaman a una marcha sin paro recién para el 17 de agosto. Lo hacen sin denunciar el rol del Gobierno en esta catástrofe. Hay que impulsar asambleas en todos los lugares de trabajo para imponer a los burócratas un paro nacional y plan de lucha, en la perspectiva de la huelga general, para derrotar el plan de ajuste.
Todas estas peleas tienen que ser parte de un plan de la clase trabajadora para que no nos hagan pagar la crisis. Aquí planteamos 6 medidas urgentes. Medidas que hay que imponer desplegando una gran fuerza en la lucha. Son ellos o nosotros. La tarea está en nuestras manos.
SEIS MEDIDAS URGENTES
1. AUMENTO DE EMERGENCIA de salarios, jubilaciones y programas sociales. Actualización automática: suben los precios, suben los ingresos.
Hay que defender el salario frente a la devaluación. Desde 2015, el poder de compra cayó, como mínimo, más del 20 %. Ahora, con la corrida cambiaria, la situación se pone peor.
Aumento de emergencia de salarios, jubilaciones y programas sociales. Nadie puede ganar menos de la canasta básica: $ 105.000 para junio. Eso es un piso. Los trabajadores del Indec calculaban en mayo que hacían falta $ 161.624 como mínimo para vivir dignamente, pagando alquiler. Hoy, es más. Por eso hay que imponer subas automáticas mes a mes: sube la inflación, suben los ingresos.
2. NACIONALIZAR EL COMERCIO EXTERIOR y las grandes empresas del AGRONEGOCIO bajo administración de los trabajadores
El comercio exterior está dominado por algunos grandes monopolios que regulan precios y ventas de acuerdo a sus ganancias. Usan los puertos privados para todo tipo de maniobras ilegales y se quedan con millones de dólares. También son unos pocos monopolios los que se quedan con la mayor parte de la producción y las ventas de alimentos. Esos sectores presionan por la devaluación y son responsables de la remarcación permanente de precios constantemente.
Hay que establecer el monopolio estatal del comercio exterior. Que sea un organismo del Estado el que regule qué se importa y qué se exporta, impidiendo las trampas empresarias. Que funcione bajo administración obrera para evitar la corrupción. Como parte de eso hay que estatizar los puertos.
Hay que enfrentar en serio la especulación capitalista. Las grandes empresas del agronegocio presionan por una devaluación y remarcan precios para garantizar sus ganancias, aun a costa del hambre popular. Hay que impulsar comités de trabajadores y consumidores para controlar la inflación. Expropiar a toda empresa que especule o haga maniobras para remarcar los precios.
3. TRABAJO GENUINO PARA TODOS Y TODAS: reducción de la jornada laboral: 6 horas, 5 días a la semana, sin afectar el salario. Plan nacional de obras públicas al servicio de las necesidades populares.
Hay que reducir la jornada laboral para crear puestos de trabajo genuinos. Aplicando esa medida solo en 12.000 grandes empresas se crearían 1.000.000 de empleos. Nadie puede ganar menos de lo que cuesta la canasta familiar. Este es un primer paso para repartir las horas de trabajo entre todas las personas en edad y condiciones para trabajar. Además, hay que imponer un plan nacional de obras públicas, que esté controlado por los trabajadores y al servicio de las necesidades populares.
4. Ningún tarifazo: NACIONALIZAR LOS SERVICIOS PÚBLICOS bajo control de sus trabajadores
Los servicios públicos tienen que ser derechos elementales de la población, no un negocio para unos pocos. Hay que terminar con las privatizaciones, nacionalizando los servicios públicos y la producción de hidrocarburos. Creando un sistema energético nacional integrado, bajo administración de sus trabajadores y control por usuarios de sectores populares y movimientos ambientalistas. Así se pueden garantizar tarifas accesibles para el pueblo trabajador y que mejore el servicio garantizando el cuidado del medioambiente.
5. FUERA EL FMI. Desconocimiento soberano de la deuda. Basta de saquear el país.
Hay que desconocer la deuda ilegal con el FMI. Es una estafa: solo sirvió para que Macri haga campaña electoral y para que los empresarios fuguen dólares. Desconocimiento soberano de la deuda con el Fondo.
6. NACIONALIZAR EL SISTEMA BANCARIO
En medio de la crisis y gracias a la especulación, los grandes bancos siguieron ganando fortunas. Ahora son parte de los que presionan por la devaluación y, además, organizan la evasión de impuestos y la fuga de capitales que beneficia a grandes empresarios. En manos privadas, el sistema bancario sirve para hundir más al pueblo trabajador. Hay que nacionalizar el sistema bancario y financiero, formando un banco público único, gestionado por sus trabajadoras y trabajadores. Esto permitiría controlar y regular muchas áreas que dependen de los banc os para funcionar. Este sistema garantizaría crédito barato para acceder a la vivienda, a microemprendimientos o para los pequeños comerciantes golpeados por la crisis. Esta nacionalización cuidaría los depósitos de pequeños y medianos ahorristas.
POR UN GRAN PARTIDO SOCIALISTA DE LA CLASE TRABAJADORA
Todas las fuerzas políticas que gobernaron en las últimas décadas nos trajeron a esta crisis que hunde al país en la decadencia. Todas defendieron y defienden los intereses de los grandes capitalistas. Por eso la clase trabajadora necesita su propio partido. Un partido que impulse la pelea por un programa para que la crisis la paguen los grandes empresarios.
En este suplemento proponemos algunas medidas que son urgentes y necesarias para evitar una mayor crisis social. Los empresarios van a rechazarlas y resistirlas. Y esa resistencia hará necesaria una lucha mucho más amplia y profunda del pueblo trabajador. Una lucha que deberá llevar a la conquista de un Gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre que socialice los medios de producción y que, planificando democráticamente la economía, empiece a desarrollar una transformación socialista que garantice la solución a las demandas de las grandes mayorías, como parte de una lucha internacional de los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo. Si te parecen bien estas ideas, te invitamos a organizarte junto al PTS en el FITU en nuestras asambleas abiertas.
Luchemos juntos ocupados y desocupados: que la CGT y la CTA convoquen un paro y un plan de lucha
Por Raúl Godoy
Obrero de Zanon, referente del Movimiento Agrupaciones Clasistas
Mientras las patronales vienen imponiendo sus demandas con diversas medidas de acción, las cúpulas sindicales siguen de brazos cruzados y son cómplices del ajuste. No apoyan a quienes salen a levantar sus reclamos y ningunean a los sectores más precarios e informales.
Hay que apoyar las luchas, rodearlas de solidaridad y tratar de coordinarlas para que tengan más fuerza. Las luchas de la clase trabajadora, las de la juventud estudiantil por condiciones de estudio y cursado, las del movimiento de mujeres, las peleas por el medio ambiente. Hay que tratar de que ninguna quede aislada. Además, hay que avanzar en la unidad de la clase trabajadora ocupada, precaria y desocupada. Es una necesidad estratégica. Si peleamos en común vamos a tener más fuerza para conseguir todos nuestros reclamos.
Tenemos que exigir a la CGT, la CTA y sus sindicatos que convoquen un plan de lucha, que comience con un paro general. ¿Cómo van a llamar una marcha para el 17 de agosto y “contra nadie”? Tienen que romper la subordinación al Gobierno. Que convoquen asambleas en cada gremio. Porque esto se frena en las calles y los lugares de trabajo. Si los que hacemos funcionar el país nos ponemos de pie, podemos derrotar el plan del FMI.
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