El viernes 9 de febrero, Senegal fue escenario de grandes movilizaciones contra el decreto de Macky Sall que aplaza la fecha de las elecciones presidenciales. Un levantamiento que profundiza la crisis del imperialismo francés en la región.
Domingo 11 de febrero de 2024 15:26
Foto: Cuenta X (anteriormente Twitter) @thomasdietrich0
Senegal ya había sido escenario de importantes levantamientos el pasado mes de junio, contra la condena del régimen al principal oponente político de Macky Sall, Ousmane Sonko.
El decreto, que aplaza la fecha de las elecciones presidenciales al 25 de agosto de 2024 y fue votado casi por unanimidad en el parlamento senegalés -que de paso amplió el plazo hasta el 15 de diciembre-, ha vuelto a poner al país en crisis. Un gesto, calificado por algunos de "golpe de Estado constitucional", que ha reavivado el fuego en un país ya sacudido desde hace varios años por revueltas que denuncian la corrupción de las élites políticas al servicio del imperialismo francés.
Un golpe de Estado institucional que reaviva el fuego en un país ya en crisis
El 3 de febrero de 2024, pocas horas antes del inicio de la campaña electoral, Macky Sall promulgó un decreto posponiendo las elecciones presidenciales previstas para el 25 de febrero. Un acto sin precedentes desde 1962 que provocó la indignación general de la sociedad senegalesa.
Se organizaron manifestaciones multitudinarias en todo el país, convocadas por diferentes sectores de la oposición política, pero también de la "sociedad civil", que reunió a decenas de organizaciones sindicales, religiosas y estudiantiles, pero también a asociaciones y ONG. El colectivo “Aar Sunu Election” (protejamos nuestras elecciones), que reivindica una cuarentena de sindicatos y grupos ciudadanos y religiosos, ha convocado también una “reunión pacífica” a las 15.00 horas en Dakar y en todos los países donde viven miembros senegaleses. Diáspora que seguirá a múltiples manifestaciones que comenzaron a las 11 a.m. en todo el país.
Nos llegan imágenes de la violenta represión policial sufrida por los manifestantes a pesar de que el régimen cortó las redes sociales. Las movilizaciones de hoy también han sido fuertemente reprimidas por la policía, y algunos testimonios hablan incluso de disparos de munición real contra los manifestantes.
A nivel parlamentario, la fuerte represión de la protesta quedó ilustrada en particular por la detención de diputados de la oposición en el hemiciclo durante la votación, que deberían ser liberados el martes por la noche.
Además, a pesar de la cancelación de las elecciones y la prohibición de todas las manifestaciones, los partidarios de Sonko continúan su campaña electoral. En respuesta, el régimen arrestó a cinco de ellos el martes en un barrio de las afueras de Dakar. Los representantes religiosos del país también piden respeto al proceso electoral. Es el caso de la Liga de Imames y Ulemas y del Marco Unitario del Islam en Senegal, que piden el mantenimiento del proceso electoral tradicional, pero también del arzobispo de Dakar, que se pronunció a favor del respeto de la Constitución.
Por tanto, los musulmanes están llamados a acudir a la mezquita vestidos todos de blanco, luciendo los colores de la bandera nacional; Los cristianos están llamados a demostrar su compromiso de respetar la Constitución en la misa de este domingo.
Las exigencias de los distintos bloques opositores son simples, el restablecimiento del proceso electoral el 25 de febrero de 2024 y el fin de la presidencia de Macky Sall.
En este sentido, también está convocada una manifestación nacional el próximo martes. Algunas personalidades, como el periodista Babacar Fall, miembro de la iniciativa “Aar Sunu Election”, convocan incluso una huelga general, síntoma de la profunda crisis en la que está sumido Senegal.
Una crisis a la vez económica, en un país duramente golpeado por la crisis del covid y las repercusiones de la guerra de Ucrania, y política, con un fuerte rechazo a la corrupción de las élites, al servicio de la injerencia francesa en la región. De hecho, la desaceleración de la tasa de crecimiento del PIB real, que cayó al 4,2% en 2022, frente al 5,5% previsto, combinada con una inflación que alcanzará casi el 10 % en 2022 y el 15 % en los productos alimentarios, ha creado una situación de inseguridad económica en el país. Además, la tasa de desempleo seguirá rondando el 20% en 2023 y la tasa de pobreza se estima en casi el 40 %. Una situación explosiva por tanto, donde se señala ampliamente la responsabilidad de Macky Sall.
Un levantamiento que ilustra la crisis del imperialismo francés
En la continuidad de los golpes de Estado en Mali, Burkina Faso y Níger, que desestabilizaron la región del Sahel y provocaron la salida de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) de estos países, las movilizaciones en Senegal adquieren un fuerte tono antifrancés y, más ampliamente, una hostilidad. a la dominación extranjera de la región.
Así, si Washington se posiciona claramente sobre la condena de un proceso que “no puede considerarse legítimo”, París es mucho más tímido a la hora de pedir “el respeto de las reglas de la democracia senegalesa”. Un síntoma del impasse en el que se encuentra Francia, mientras Senegal, principal aliado del imperialismo francés y presentado como el país más estable y democrático de la región, está atravesado a su vez por intensas revueltas.
La CEDEAO, auténtico administrador del imperialismo francés en la región, pidió por su parte “tomar urgentemente las medidas necesarias para restablecer el calendario electoral”, postura apoyada por la Unión Europea.
Macky Sall encarna, para muchos senegaleses, la subyugación del país a los intereses franceses. El ejemplo más evidente es el franco CFA (moneda utilizada en África Occidental), que permite a Francia controlar la economía de sus antiguas colonias.
En el mismo sentido, Francia ganó la licitación para la creación del ferrocarril que unirá el aeropuerto con el corazón de Dakar, que beneficiará principalmente a las élites de la capital, a pesar de su "relación con el kilómetro más caro del mundo", según Nicolas Charbonneau, activista del colectivo anticolonial Survie. Un ejemplo entre otros que sirve para recordar cada día a la población senegalesa que, para el presidente saliente, enriquecer a Francia es más importante que seguir desarrollando el país. Lo prueba la interminable lista de infraestructuras senegalesas explotadas por empresas francesas y extranjeras, los peajes propiedad de Eiffage, el puerto autónomo de Dakar propiedad de Bolloré, sin olvidar que Francia posee el 88 % del stock de inversiones directas en el extranjero, y más de un centenar de empresas, que representan una cuarta parte del PIB de Senegal.
Los vínculos militares entre Francia y Senegal también son fundamentales para comprender el rechazo a la dominación imperialista en la región.
Los elementos franceses en Senegal (EFS) constituyen en Dakar un “centro de cooperación operativa” (POC) con vocación regional, según el Ministerio de Defensa. Además, cerca de 1.000 soldados franceses están actualmente desplegados en la mayor base francesa en Senegal. Una cifra que debería descender a 350 según la nueva ley de programación militar. Por último, también hay que tener en cuenta que Francia es uno de los principales formadores y proveedores del ejército senegalés. La sangrienta represión por parte del régimen senegalés de las manifestaciones del 1 y 2 de junio contra la detención de Ousmane Sonko, en las que murieron al menos 23 personas según Amnistía Internacional, fue orquestada con el apoyo financiero y militar del ejército francés.
¿Qué perspectivas tienen los trabajadores y los jóvenes senegaleses?
Senegal atraviesa así una crisis política sin precedentes, ilustrada por las múltiples dimisiones de los distintos líderes de la coalición presidencial, la última de las cuales la dimisión de la ministra de Estado y ex ministra de Sanidad, Eva Marie Coll Seck, que sucede a la de Abdou Latif Coulibaly, secretario general del gobierno.
En este contexto, Ousmane Sonko representa, para muchos jóvenes senegaleses, la única perspectiva para poner fin a la crisis económica y al robo de riqueza por parte del Estado francés. Sonko afirma querer renegociar los contratos de petróleo y gas con Francia, abandonar el franco CFA, poner fin a las exenciones fiscales para las grandes empresas y, en términos más generales, seguir un camino de desarrollo más nacionalista, y quiere desarrollar una fuerte burguesía industrial nacional.
Sin embargo, la perspectiva defendida por Sonko y su partido pequeñoburgués Pastef no representa de ninguna manera un resultado progresista para los trabajadores y jóvenes senegaleses en lucha . Las revueltas de 2021, tras su detención, fueron muy ilustrativas de esta lógica. Ousmane Sonko, tras su liberación, llamó a no luchar por la dimisión de Macky Sall y a esperar las elecciones de 2024 para cambiar de presidente. También había “anulado” las movilizaciones previstas para los días 9 y 10 de marzo de 2021.
Una voluntad de calmar las protestas en las calles en favor de una lógica parlamentaria, que se ha vuelto a expresar en los recientes acontecimientos en Senegal por parte del bando de Sonko, que pide al consejo constitucional, garante del decreto de Macky Sall, que anule este último.
Alioune Tine, experto independiente de las Naciones Unidas en derechos humanos y ferviente defensor de Ousmane Sonko, precisa que “el único camino de salvación para salvaguardar la República, el orden constitucional roto y relanzar el proceso electoral pasa hoy por el Consejo constitucional”. Si el Consejo Constitucional da una respuesta favorable y anula el decreto que pospone las elecciones presidenciales, creará las condiciones legales y constitucionales para poner fin a la crisis.
Por tanto, parece más que obvio que una perspectiva progresista no puede surgir de un presidente corrupto y totalmente sumiso a Francia como Macky Sall. Pero tampoco puede provenir de un bloque pequeñoburgués que busca canalizar la ira en un terreno institucional y parlamentario cuya única perspectiva es la llegada al poder de Ousmane Sonko. Como ya recordamos en nuestras columnas de 2021, la única perspectiva para responder a las aspiraciones de libertad, pero también de avance económico de los trabajadores y jóvenes senegaleses, se encuentra en la organización democrática de base, en total independencia de todos los sectores burgueses de el régimen.
Este artículo se publicó originalmente en Revolution Permanente, la edición francesa de la Red Internacional de la Izquierda Diario.
Traducción: La Izquierda Diario México