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Nunca pierden. Sequía histórica: las patronales del campo piden más beneficios para resguardar sus ganancias

Sin registro de una sequía como la que está viviendo la Argentina en los últimos 60 años, hay estudios que confirman que es el impacto del cambio climático el que está detrás no como causante de la sequía aunque sí como la principal razón de la severidad de las temperaturas que está atravesando la región. Sin embargo, a pesar de las pérdidas que se avisoran para este año, las patronales aprovechan esta coyuntura para establecer un nuevo reclamo patronal luego haber obtenido precios récord en los últimos tres años.

Jorge Galmes Aguzzi

Jorge Galmes Aguzzi @jorge_galmes

Martes 7 de marzo de 2023 13:41

Luego de haber obtenido más de U$S 10 mil millones de dólares con el Dólar Soja I y II, las patronales del agro están presionando por una nueva versión de un tipo de cambio diferencial usando como pretexto la sequía. Un fenómeno que sin dudas es real pero que ha afectado muy poco a los grandes exportadores del agropower.

Dadas las características de los grandes actores del mercado agropecuario argentino resulta poco trascendente algunos números que se presentan como pérdidas. Durante el año 2022 sólo cinco empresas concentraron el 60% de las exportaciones (Cargill, ADM, Cofco, Dreyfus y Bunge), por cierto intimadas además por la AFIP por evasión impositiva dado que subfacturaron sus exportaciones para pagar menos en concepto de derechos de exportación. En lo que respecta a las "ventas declaradas" al exterior (DJVE) por parte de estas cinco empresas en concepto de soja, maíz y trigo, las mismas superaron sólo en el año 2022, los U$S 7.2 mil millones de dólares.

Si en cambio el análisis lo extendemos un poco más allá en el tiempo, en los últimos 3 años el agropower ha obtenido ganancias verdaderamente extraordinarias, con precios internacionales en claro ascenso para la mayoría de las comodities, así podemos mencionar que para el período 2019 - 2022: la soja aumentó un 74% en promedio en dólares, el maíz un 81% y el trigo un 79%. Por lo que lejos se encuentran de un quebranto por la sequía.

Además cuentan con capacidad para especular y presionar al Gobierno a través de la retención de la producción no vendida. De acuerdo con estimaciones privadas, la cantidad de cereal que aún retienen los productores del sector agrícola sería de aproximadamente de unas 18 millones de toneladas lo que representaría unos U$S 11 mil millones. El dólar que - según diferentes fuentes - estarían dispuesto a aceptar desde el sector sería en torno a los $220 - $260.

Este panorama sumado a la proyección de caída en el total de la recaudación para el año 2023, ha motivado que las patronales agropecuarias ya comiencen a presionar por una nuevo lanzamiento del Programa de Incentivo Exportador, popularmente conocido como dólar soja. Según sostienen en el sector, la merma de retenciones en marzo y abril sólo para trigo y maíz (de siembra temprana) sería de aproximadamente U$S 5 mil millones.

Por otro lado, la presentación de un informe por parte de la Bolsa de Comercio de Rosario sobre el impacto de la sequía, no abre la posibilidad de una eventual recuperación del nivel de las lluvias para mediados del 2023, de no ser así, es muy probable que lo rindes se recuperen para fin de año revirtiendo la tendencia y generando nuevos réditos para el sector. Esta última situación es la que creen que pasará por parte de los especialistas, ya que de acuerdo con los pronósticos el fenómeno de La Niña perderá fuerza transcurrido el mes de marzo, por lo que el régimen de lluvias podría restablecerse.

Peor aún, el tipo de producción que hoy lleva adelante el agro en Argentina explica en gran parte la crisis climática que estamos atravesando. Tal como sostiene la investigadora del CONICET, Olga Penalba, el cambio climático es el principal responsable del aumento en la variabilidad, alternando entre lluvias extremas y estaciones secas de varios días. Esta situación genera que luego de varios días sin lluvias el suelo pierda capacidad de absorción, se desquebraja y cuando el agua vuelve a aparecer con intensidad se genera una escorrentía que erosiona la superficie quitándole nutrientes, entre otras consecuencias.

El verdadero impacto de la sequía

La imagen satelital debajo de la Zona Núcleo de la Región Pampena muestra el impacto que las actividades extractivas han generado sobre la Cuenca del Río Paraná, generando un daño socioambiental sin precedentes. Analizamos a continuación algunas de sus consecuencias.

Imagen satelital de la Cuenca del Río Paraná. Comparación año 2022 - 2023

Fuente: DG DEFIS

De acuerdo con el Informe de Sequía publicado por el Servicio Meteorológico Nacional en enero pasado, más de 170 millones de hectáreas se encuentran afectadas, y las regiones más severamente castigadas incluyen a casi la totalidad de la Provincia de Santa Fe, norte de Buenos Aires, sur de Entre Rios, Chaco y Corrientes. Sin embargo, las consecuencias de la sequía - de acuerdo con el mapa mostrado debajo - se hacen sentir en muchas más provincias.

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Las lluvias registradas durante el mes de febrero en la región núcleo apenas alcanzaron el 50% de los valores promedios registrados en el mejor de los casos, no superando en ninguna situación los 20 milímetros. Incluso peor, transcurrido un lapso de temperaturas muy altas y con valores récord se sucedieron días muy fríos, por lo que en menos de una semana se registraron los valores máximos más altos y los mínimos más bajos de febrero, en 60 años. La consecuencia directa de estos fenómenos más allá de la caída en el rinde de los principales cultivos del sector agropecuario, es el impacto que se genera sobre pequeños productores, quienes no tienen la capacidad de soportar pérdidas ya que viven del fruto de su propio trabajo.

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional

En la zona del norte de la Provincia de Buenos Aires donde el registro pluvial normal por año es de 1200 milímetros por año, durante el 2022 se registró apenas la mitad y concentrada en el primer trimestre del año. El régimen de alimentación que tiene la cuenca del río Paraná en la Región Pampeana ha sido condicionado no sólo por esta falta de lluvias sino además por la intensidad de las actividades extractivas que se vienen desarrollando en toda la región, caracterizada por el avance del cutivo de soja o maíz y por la creciente deforestación (sobre todo en el norte) junto con la ampliación de la frontera agrícola, entre otras.

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De acuerdo con otro Informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la sequía representaría en cuanto a la cosecha de soja y con una estimación hecha en 49 millones de toneladas para las campaña 2022/2023, una caída en torno a los 35.5 millones de toneladas; pero nada menciona sobre la soja retenida que permitiría sostener los niveles de actividad del sector evitando de esta manera un impacto negativo sobre el resto de la economía argentina.

En particular en Santa Fe, en la Subzona Nro. II que corresponde al extremo sudoeste de esta provincia, se sostiene que habrá "productores agropecuarios que no van a tener nada para cosechar". Pero hay que aclarar, que esto tendrá un mayor impacto en los pequeños y medianos productores, dado que tanto los grandes pool de siembra como los exportadores no sólo han obtenido ganancias de consideración en los últimos tres años tal como mencionamos sino que además cuentan con capacidad de acopio, por lo que en momentos como este especulan y presionan por nuevas concesiones por parte del Gobierno. Además la forma de presentar las "pérdidas" por la sequía que hace la Bolsa de Comercio de Rosario (ver Tabla debajo), identificando a todos los productores por igual invisibiliza las caracteristicas del sector del agro dominado por pocas empresas, en su mayoría extranjeras.

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Quienes pagan las consecuencias son los trabajadores y sus familias, ya que el impacto de la sequía sobre la oferta agropecuaria recae fundamentalmente (tarde o temprano) sobre el nivel de precios. Las restricciones en el resto de la cadena sojera - incluida la agroindustria - empuja el precio del aceite y de la harina (de los cuales Argentina concentra casi el 40% del comercio mundial) alcanzando un máximo registrado en 9 años, superando los U$S 1380 dólares americanos en el primer caso y los U$S 500 para el segundo.

Las exportaciones del complejo sojero, las que según la Bolsa de Comercio de Rosario, caerían en U$S 4.5 mil millones (poroto, harina, soja y biodiesel), tendrán seguramente un impacto en la inflación a futuro, sobre todo en lácteos y carne dado que la soja es un insumo clave en este sector productivo, reforzando la inercia en el nivel de precios que parecería no tener fin. Una vez más, no son los grandes exportadores los afectados con estos aumentos sino el conjunto de la población de menores ingresos.

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Situación similar en lo que respecta al impacto sobre la ganadería ya que según estimaciones de la Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías, las pérdidas se estiman en aproximadamente unas 20 millones de cabezas de ganado, lo que representaría aproximadamente (en valores promedios) más de U$S 45 millones o el 32% del stock ganadero en el país.

Problemas para el gobierno

Para una economía cada vez más primarizada como la argentina y dependiente del sector agropecuario, el aporte que hacen los complejos agropecuarios exportadores a las arcas públicas es de tal magnitud que casi la mitad del total de las exportaciones corresponden al sector oleaginoso cerealero, de los cuales los principales productos son: en 1º lugar la harina de soja, 2º el maíz y 3º el aceite de soja.

En lo que respecta a la caída en la recaudación tributaria que se aplica al sector agropecuario (retenciones más otros impuestos) y para los commodities mencionados (soja, maíz y trigo) las estimaciones la ubica en el orden de los U$S 3.5 mil millones, todos en valores estimados para el año 2023.

Sólo en los últimos dos meses ya se registró una merma en la liquidación de divisas al Banco Central de la República Argentina en concepto de "Cobros de Exportaciones de bienes del sector de Oleaginosas y Cereales, en comparación con el mismo período del año 2022. En lo que respecta a enero, es desplome fue del 66% y para el caso de febrero de un 74%, profundizando la dependencia de la gestión económica de alguna fuente alternativas de divisas, como los préstamos del FMI o el Banco Mundial.

Cobro de exportaciones de bienes del sector Oleaginosas y Cereales

Fuente: BCRA

El gráfico precedente representa ni más ni menos que las Declaraciones Juradas de Ventas Externas (DJVE) que definen posteriormente la obligaciones de liquidar el pago de las retenciones a las exportaciones agropecuarias. Es de esperar igualmente que esta situación vaya empeorando con el transcurso de los meses, ya que la liquidación de divisas de granos se realiza con una antelación de 30 días y la de subproductos puede alcanzar hasta los 90 días; por lo que de sostenerse esta tendencia la caída en la liquidación podría profundizarse.

Frente a una crisis climática sin precedentes es fundamental decir basta al modelo del agronegocio extractivista que junto con un nuevo acuerdo con el FMI atentan contra el bienestar de las mayorías, para fomentar en cambio una agricultura sustentable y diversificada, pero además evitando la suba del precio de los alimentos ya que son precisamente los sectores más desprotegidos de la población quienes pagan las peores consecuencias de la sequía. La solución al alza de precios comienza por ponerle un freno a las ganancias de un sector económicamente concentrado y de propiedad mayoritariamente extranjera como es el agropower.


                             

Jorge Galmes Aguzzi

@jorge_galmes

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