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Red Internacional
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ENTRE RÍOS. Sergio Massa, el candidato de la ultraderecha católica

En Paraná el massismo tiene una alianza con el carapintada Partido Popular de la Reconstrucción. En la lista de concejales hay un miembro de “Martillo de Herejes”, fuerza de choque de la derecha católica local. Bendición del Arzobispado, amenazas a feministas y escraches a médicos.

Sábado 1ro de agosto de 2015

Interrupciones de abortos terapéuticos, escraches a médicos, amenazas a colectivos de feministas, exaltación de la Inquisición, de Franco y del Papa Pío X y defensa del carapintada Mohamed Alí Seineldin. Este inquietante compendio confluye en la lista que en Paraná lidera el massista César Pazo, cuya precandidatura a intendente se encadena con la de la fórmula provincial compuesta por Adrián Fuertes y el exgobernador Jorge Busti.

A fines del año pasado irrumpió en la capital entrerriana “Martillo de Herejes”, fuerza de choque que se encuentra al abrigo del cardiólogo Pazo. En sus primeras apariciones, los jóvenes que se reunen en la capilla de la UCA local, marcaron sus objetivos, los cuales fueron publicados en la página de igual nombre en la red social Facebook: “Les presentamos la nueva obra maestra de Martillo de Herejes. Esto si que es arte y no esa inmundicia que pintan los rojos, que mas que arte es suciedad! ¡¡¡Viva Cristo Rey!!! ¡¡¡Aborto = Asesinato!!! (sic)”, escribieron junto a una imagen en la que mostraban cómo habían borrado el mural de la “Campaña por el aborto legal, seguro y gratito”.

Este año intensificaron sus intervenciones. Primero, organizaron novenas frente al Hospital San Roque, desplegando la imagen de un niño con la inscripción “sí a la vida. No al aborto”, a la vez que pintaron paredes con los nombres de los médicos, a los que calificaron de “asesinos”. Pero ya había precedentes, puesto que el propio Pazo, en 2011, había intervenido en el quirófano del Hospital San Martín donde se estaba realizando un aborto terapéutico a una paciente.

Justamente en una de esas jornadas de rezos fue identificado Álvaro Miquere, integrante de “Martillo de Herejes” y parte de la lista de concejales que lleva a Pazo como precandidato a intendente. En 2012 Miquere motorizó la campaña "Yo también me opongo a la reforma", por medio de la cual rechazaban los métodos de fertilización asistida, a raíz de que los consideran un “atropello a la vida y a la identidad”. En las redes sociales, se jacta de responder a las ideas del cismático Marcel Lefebvre, creador de la Fraternidad San Pío X, y de Seineldín. Este último aspecto no es menor si se tiene en cuenta que en Paraná se mantiene activo el Partido Popular de la Reconstrucción, organización creada en 1996 por Francisco Miguel Bosch y Enrique Graci Susini, y que otrora llevó como candidatos al excarapintada, inicialmente, y a su hija María Marta, después.

Una de las claves sobre porqué el PPR permanece vivo en Paraná, es que cuenta con la bendición del actual arzobispo de esa diócesis, Juan Alberto Puíggari, quien en 2013, cuando se oficializó la alianza y conformación del Frente Renovador Unión por Entre Ríos, recibió a Busti y a María Cristina Cremer, diputada nacional y esposa del exgobernador. En esa ocasión, el encuentro fue organizado por Raúl Vergara, expresidente del PPR local. Puíggari, actualmente complicado por el caso de abusos de seminaristas, que tiene como procesado al cura Justo José Ilarraz, representa la continuidad de la línea que desarrolló Adolfo Servando Tortolo. Algo que se palpó no bien asumió e hilvanó una serie de elogios, lo que generó la inmediata reacción de los organismos de derechos humanos.

Lo cierto es que Paraná no es cualquier lugar para el conservadurismo católico. Desde allí, Tortolo, que aparte de arzobispo fue vicario general castrense y presidente del Episcopado, dio una dura pelea contra quienes reclamaban ajustarse al Concilio Vaticano II. Durante el juicio Área Paraná, fueron numerosos los testimonios de víctimas que relataron las excusas que daba Tortolo ante las torturas en centros clandestinos de detención. Pero fue el propio Tortolo, quien, cuando comenzaba la dictadura, dejó impresa su opinión en el artículo “Crisis y purificación”, publicado en Mikael -la revista del Arzobispado de Paraná-: “La ley del dolor es una ley universal. Todo hombre debe ser sometido a prueba. Debe ser purificado. Debe pasar por la acción transformante de las horas de crisis”.

Justamente esta corriente registra visos de continuidad silenciosos, pero perceptibles. Por caso, en 2014, a la par que en varios puntos del país se homenajeaba a Jordán Bruno Genta, el gran adoctrinador del integrismo católico vernáculo, en Paraná se realizó una serie de conferencias, que tuvieron como protagonistas al director de la revista procesista Cabildo, Antonio Caponetto, y a uno de los fundadores del Instituto del Verbo Encarnado, Ramiro Sáenz. El organizador no fue otro que José María Pincemin, popular por haber exorcizado a quienes, en 2010, participaron del XXV Encuentro de Mujeres. El año pasado, el lugar de reunión fue una sede social vecina al colegio privado confesional El Madero, dirigido por Pincemin.

El periodista Jorge Riani precisó que “El Madero es una escuela creada con los sectores más radicalizados de otras escuelas en la que supieron mimetizarse y sentirse a gusto: los colegios Don Bosco y Santa Teresita. Estas dos escuelas congregaban peronistas tradicionales, derechistas, católicos de diversas tendencias, cursillistas y algunos fascistas. El ala más radicalizada es la que se fue a crear El Madero”. No casualmente, Miquere es egresado del Don Bosco.

“Martillo de Herejes” representa fielmente a la ultraderecha católica en auge durante los 60 y los 70, desperdigada en la actualidad aunque con fortaleza en algunas provincias, como Mendoza.

Cuando surgieron, tras anunciar que ya “está listo el quemadero para los enemigos de la Fe Católica”, enviaron un contundente mensaje intimidatorio a los colectivos feministas: “¿Sabía usted que sí vimos sus infantiladas (sic) frente a la Catedral?, las vimos muy de cerca, tan cerca que no solamente estuvimos en la misma Catedral, sino que caminamos incluso en sus propias filas. (…) Martillo de Herejes no es una persona, ni diez, veinte, ni mucho menos autores de hechos que ustedes desconozcan. Somos los colectivos que nunca partieron a la provincia de Salta, las vallas en las puertas de las Iglesias, somos los que impedimos el paso de la escoria al Templo Santo, somos los que dimos voto negativo en el matrimonio igualitario, somos los profesores que negamos la enseñanza marxista en escuelas primarias, secundarias y universidades, somos los que denunciamos a las mujeres que abortan para que sufran la condena social y penal, los que destruimos las obras de León Ferrari, los que entramos a rescatar a las mujeres provida a la escuela Sarmiento, ¿se acuerdan?, seguro también recuerdan la Catedral de La Plata, ¡qué pena que los sodomitas no pudieron entrar!, bueh, otra vez será. También somos los médicos que nos negamos a practicar abortos, y a realizar ligamientos de trompas, sí, por supuesto ¿creían que solo era ‘objeción de conciencia’?, es mucho (sic) más que eso (…) ¿Son las nietas de las brujas que no pudimos quemar? Algunos de nosotros somos los nietos de los valientes soldados que impidieron que el marxismo entrara a Argentina en los 70. Recuerden que si alguna asesina más muere por aborto clandestino, es porque la paga del pecado sin arrepentimiento es la muerte (sic)”.