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Entrevista. Sergio Morresi: “La derecha más radicalizada solía quebrar cualquier armado”

Hablamos con Sergio Morresi, doctor en Ciencia Política, docente de la Universidad Nacional del Litoral e investigador del CONICET. Los banderazos, la derecha y Juntos por el Cambio bajo su lupa.

Eduardo Castilla

Eduardo Castilla X: @castillaeduardo

Martes 1ro de septiembre de 2020 22:04

Foto: Enfoque Rojo

¿Cómo crees que se da el vínculo político entre quienes se movilizan en los banderazos y Juntos por el Cambio? ¿Hay una identificación política directa? ¿O es más bien una confluencia en función de una oposición común al peronismo?

  •  El vínculo político entre las protestas y Juntos por el Cambio es bastante claro, bastante directo. Hay un apoyo de parte de líderes de Juntos por el Cambio y hay también una identificación de parte de los manifestantes con esos liderazgos. Ahora, no es una relación total y no siempre es directa. Hay claramente una confluencia de distintos sectores, actores y grupos que protestan contra el Gobierno. No necesariamente todos contra el peronismo. Sí, diría, contra lo que ellos entienden como, o bien el peronismo o bien las izquierdas en general.

    Si hacemos un poco de historia, desde 2001 en adelante, hay un cierto salir a la calle de sectores que no estaban muy acostumbrados a ese uso del espacio público. Esa gimnasia que ellos van haciendo la ves, por ejemplo, en las marchas pidiendo mano dura de Blumberg. Se reactiva en año 2008 con el conflicto de la 125. Se va creando una gimnasia, una serie de rituales. Y confluyen dos sectores de la derecha que eran muy reacios a colaborar. Por un lado, los nacionalistas más reaccionarios, de una derecha en general reivindicadora de la dictadura militar y del orden, cercana a ciertos valores de la iglesia. Y por otro lado, una derecha más bien liberal conservadora. Incluso neoliberal. O libertariana. En la Argentina no solían confluir salvo en los golpes de Estado. En estas últimas dos décadas vienen manifestándose juntos.

    Sergio Morresi, coautor de Mundo PRO

    Claramente tienen una dinámica propia. El saludo final a Macri, una vez que está perdida la elección [en 2019, NdR], demuestra que es un fenómeno que, en algún punto, lo excede. Ese exceso lo vemos también en la presencia en estas marchas de grupos críticos de Macri, que no lo votaron pero por derecha.

    Lo que vimos en estas últimas movilizaciones es gente que se manifestaba claramente en contra de la cuarentena. Y gente que decía ‘tengo miedo de contagiarme pero tenía una obligación moral de venir’. En ese punto la mayoría obviamente son votantes de Cambiemos. Pero algunos otros nos decían ‘yo soy de Gómez Centurión, yo soy de Espert, soy liberal, soy peronista de Perón’. Esas cosas que se suelen encontrar en el mundo de las derechas más extremas.

    Las últimas marchas, al menos, fueron más heterogéneas. Hay una identificación con un ideario, con una forma de ver el país y el mundo. Con ciertas ideas que están presentes en Juntos por el Cambio. Pero también presentes por fuera de Juntos por el Cambio. Yo diría que claramente son manifestaciones que confluyen, que convergen.

    ¿Cómo construyen las distintas alas de Juntos por el Cambio su agenda en función de las movilizaciones? ¿Hasta dónde los reclamos de esas movilizaciones se estructuran desde arriba?

  •  De parte del conjunto de los dirigentes hay claramente alegría porque esto suceda. Pero no creo que haya una capacidad absoluta de dirigir estas movilizaciones desde arriba. En algún punto hay muchos grupos que son autónomos, que tiene reivindicaciones y agenda puntuales, que no entroncan con el tipo de agenda que a Juntos por el Cambio le interesa. Ahí tenés los que piden las pruebas con el dióxido de cloro funciona o quienes rechazan el derecho al aborto. Y, claramente, un montón de gente que rechaza al Gobierno por peronista, por izquierdista y por antiliberal.

    La capacidad de esos dirigentes para dirigir, en el sentido clásico de la palabra, no me parece tan directa. Más bien lo pondría en otros términos. Algunos dirigentes de Juntos por el Cambio efectivamente encarnan valores, ideas y demandas de estos diferentes grupos. Y por eso se van sumando a las manifestaciones. Estas movilizaciones no surgen espontáneamente, pero tampoco están meramente digitadas por estos sectores de dirigentes políticos.

    En las entrevistas que hicimos encontramos gente que milita y se siente parte de Juntos por el Cambio. Pero, como te decía, otra gente va por la suya, convocada o bien por un grupito de pertenencia con una agenda propia, o por los medios de comunicación. Hay algo que está excediendo esa idea de gente que va siguiendo a un liderazgo político o siendo manipulada por los medios.

    ¿Cómo ves hoy la relación entre Juntos por el Cambio o el PRO y sus mundos sociales originarios (empresas, ONGs, etc), tal como ustedes lo habían conceptualizado en diversos trabajos?

  •  Los mundos sociales tienen, casi por definición, autonomía del partido. Tienen su propia dinámica y, claramente, el resultado del Gobierno de Mauricio Macri tuvo un impacto en esos mundos, en la relación del partido con esos mundos. Lo que veo es una relación muy tirante con el PRO y Juntos por el Cambio, pero que no se quiebra. Muy tirante por los resultados del plan económico, por los resultados de la crisis social. Pero también muchas veces por lo que entienden como la tibieza de Macri. Ahora, esto no hace que se rompan amarras.

    He entrevistado a mucha gente que me dice ’el macrismo fue parecido al kirchnerismo al final. Pero igual antes de que vuelta Cristina o antes de que llegue el comunismo hay que apoyar a Macri’.

    ...Veo por parte de esos mismos empresarios la idea de que, por más que haya sido un fracaso, es necesario el espacio que formaron Juntos por el Cambio y PRO

    Hay como una relación tirante de parte de los grupos claramente más extremados a la derecha. Pero eso no los lleva a romper sus lazos. Eso me parece un fenómeno interesante. Para el campo de la derecha es bastante novedoso. La derecha en general, sobre todo la más radicalizada, solían quebrar cualquier armado. Y en este caso, más bien, por el contrario, lo que veo de esos mundos sociales es que si bien están el descontento, las exigencias, el pase de facturas. Hay una idea de que igual se tiene que mantener Juntos por el Cambio porque es lo que permite, en algún punto, que surja una derecha más poderosa. Y más claramente de derecha.

    ¿Cómo ves hoy y a futuro la relación entre Juntos por el Cambio y el poder económico? ¿Esa coalición puede "volver a enamorar" al gran empresariado?

  •  Hay muchos empresarios que quedaron realmente muy disconformes. Pero, al mismo tiempo, yo veo por parte de esos mismos empresarios la idea de que, por más que haya sido un fracaso, es necesario el espacio que formaron Juntos por el Cambio y PRO. Yo diría, al menos en los empresarios medianos, lo que se puede ver es esta visión: pase de facturas, tensión, pero de ningún modo quiebre. Si los volverá a enamorar...no creo que en la misma línea que sucedió hace unos años. Es decir, no imagino ya a CEOS o gerentes -siempre hablaban de la Ceocracia pero eran más bien gerentes- entrando a la política de un modo directo. No veo esa oleada. Sí veo un acompañamiento ideológico, político, de una determinada cantidad de valores que este mundo empresarial, este mundo económico ve mejor encarnados en Juntos por el Cambio que en el peronismo. Y no porque sean antiperonistas, sino porque entienden que el peronismo está y va a seguir dominado por lo que ellos ven como una facción de izquierda, que sería el kirchnerismo. Y no le terminan de confiar. Y hay una idea medio arraigada de que hasta que ese escollo no desaparezca del horizonte conviene seguir apostando por la construcción y reconstrucción de Juntos por el Cambio.

    Lo que yo veo en el mundo empresarial, en el mundo económico es la idea de que no es confiable este Gobierno de Alberto. Y que a pesar de que el Gobierno de Macri fue malo, fue pésimo para los intereses propios, hay algo en la alianza de Juntos por el Cambio por lo que vale la pena apostar.


  • Eduardo Castilla

    Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.

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