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Red Internacional
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HUELGA 30E. Si algo nos han enseñado nuestros abuelos y abuelas es que sin huelga no hay derechos

El día de hoy ha sido una gran jornada de lucha en toda Euskal Herria. Una huelga general que ha sido un ejemplo para el resto del Estado y así lo han demostrado las numerosas concentraciones y manifestaciones que ha habido en solidaridad.

Jueves 30 de enero de 2020

Yo también he decidido sumarme a las acciones convocadas para dar apoyo a los compañeros y compañeras del norte que durante todo el día han organizado piquetes, vaciado los centros de trabajo y educativos y llenado las calles. ¿Por qué? Porque lo que está en juego es nuestro futuro, y no solo hablo de las pensiones, sino de nuestra vida.

Hemos crecido siendo criados por nuestros abuelos y abuelas y ahora vemos cómo, después de toda una vida trabajando, les quedan pensiones de miseria. Nacido en el 2000, soy parte de una generación marcada por la crisis del 2008, la misma que motivó precisamente los recortes en las pensiones para pagar la deuda y satisfacer los intereses de la banca.

Los y las estudiantes nos vemos obligados a pagar unas tasas universitarias tremendamente abusivas que hacen que la universidad sea cada vez menos accesible para la clase trabajadora y tan solo alcanzable para unos pocos. Sin embargo, sabemos que el gran problema no está en la universidad, sino en el sistema al que sirve. Un sistema que somete a la mayoría de la juventud a la precariedad laboral; impone precios impagables a la vivienda o destruye el planeta en el que vivimos.

Ahora, cuando me dicen que el nuevo gobierno va a ser quien lo arregle todo, sencillamente no me lo creo. Si con la crisis del 2008 aprendí que la pérdida de beneficio de los capitalistas la paga la clase trabajadora, también aprendí que los gobiernos actuaron como sus cómplices. El cántico de “PSOE y PP la misma mierda es” no era marketing, significaba y significa su complicidad a la hora de llevar a cabo las reformas laborales, profundizar en la precariedad, gestionar los CIEs…

Además, he sido testigo de cómo quienes supuestamente venían a cambiar las cosas se han convertido en los nuevos socios de aquellos a los que querían echar. Para muestra de ello, su posicionamiento ante la huelga. Unidas Podemos no la ha apoyado por su carácter “político y social”. O sea, que mientras la clase trabajadora, las mujeres y la juventud nos manifestamos por nuestros derechos, ellos deciden mirar a otro lado y ser parte del gobierno que mantiene el sistema de precariedad contra el que luchamos.

Formo parte de esa juventud que hoy ha salido a las calles porque no tiene ninguna esperanza en que este gobierno solucione nada. Porque si algo nos han enseñado nuestros abuelos es que la cosas se cambian aquí, a través de la lucha de la clase trabajadora y la unidad obrero-estudiantil.

He crecido escuchando las historias que mi madre me explicaba sobre mi abuelo: las manifestaciones, las huelgas y la represión sufridas por oponerse a un sistema que beneficia a una minoría de ricos mientras jode al resto condenándonos a la miseria.

Así que ahora, cuando veo el futuro (y presente) de precariedad y retroceso de derechos que nos espera, solo me queda una cosa por hacer: seguir el ejemplo de nuestros abuelos y abuelas. Precisamente por eso, la juventud debe unirse a huelgas como las de hoy. Porque la unidad de obrero-estudiantil no es una palabra rimbombante y abstracta, se trata del vínculo entre quienes viven explotados por este sistema económico y aquellos cuya vida de precariedad acaba tan solo de comenzar, pues ambos comprendemos que dentro de los límites del capitalismo no hay futuro para ninguno.