El entramado de responsabilidades empresarial y sindical que se cobraron la vida de tres trabajadores tercerizados en el barrio de Barracas de la Ciudad de Buenos Aires
Martes 23 de agosto de 2016 13:39
Hace dos semanas murieron tres trabajadores del sector energético realizando tareas que la empresa Metrogas terceriza y aún no hubo un esclarecimiento de los hechos. Desde el lado de los trabajadores salieron a luz denuncias sobre las pésimas condiciones laborales en que se hacen estos trabajos. Mientras tanto la empresa se desentiende del asunto y el sindicato pasa por alto el verdadero problema de fondo, aunque trate de no reconocerlo y tergiversar, los mató la precarización, de la cual es cómplice y promotor.
Para contextualizar correctamente esta tragedia es necesario remontarnos a lo que fue la época dorada de los sectores parasitarios de la sociedad, la década del 90, donde amparados en un discurso “modernizador”, privatización de las empresas públicas mediante, se vendieron la “joyas de la abuela” y se avanzó en conquistas históricas de la clase obrera argentina. Recurriendo a un sentido común pro-empresario que favoreció las tendencias a la concentración y centralización del capital, y con el asiduo aval de los medios masivos de comunicación, se impuso la necesidad empresarial de un uso más flexible de la fuerza de trabajo, desestimulándose las acciones colectivas de los trabajadores, obviamente con salarios a la baja y por medio del desplazamiento de importantes contingentes de trabajadores hacia el desempleo y disminuyendo el riesgo empresario mediante la tercerización, la descentralización productiva, polivalencia y flexibilidad laboral.
Desde el lado de los trabajadores se produjo el desplazamiento de un importante volumen de los “registrados”, y las tareas que se hacían bajo condiciones laborales “formales”, fueron signadas por la precarización e informalidad laboral, dejando de depender de las empresas “madre”, donde en el mejor de los casos se encontraron enrolados en actividades con menores conquistas laborales y mayor desprotección.
No puede soslayarse el rol que han cumplido los sindicatos, particularmente en los servicios públicos y empresas energéticas, que ajustándose al discurso neoliberal privatizador negociaron conquistas históricas que los trabajadores supieron conseguir a fuerza de lucha y organización. En algunos casos como YPF, a cambio de su participación en la empresa de propiedad participada donde se convirtieron en acreedores de una acción de oro que los facultaba para vetar decisiones del directorio y con participación en las ganancias de un negocio redondo que socavo las condiciones de trabajo de los que hacen rodar la maquinaria y que a todas luces fue un gran negociado como se evidenció con el desmantelamiento de servicios esenciales para la población como el transporte público, los servicios y las empresas energéticas.
En el caso particular de la empresa Metrogas es vox populi que el mismo sindicato de trabajadores de la industria del gas (STIGAS) que negoció la entrega en los ’90 hoy administra empresas contratistas donde trabajadores considerados de segunda hacen las tareas que la empresa delega en las contratistas, y como se evidenció en el accidente, no solo realizan las tareas más pesadas como es el cavado de zanjas, también efectúan reparaciones esenciales en la vía pública. Estos trabajadores se desenvuelven en peores condiciones de trabajo, con menores salarios y beneficios que los trabajadores de planta permanente, trabajando a destajo, por producción.
El mismo gremio que es cómplice de la precarización y tercerización no sólo se constituye en garante de este ataque haciendo la vista gorda ante la fragmentación que implica derivar parte de las tareas que antes de las privatizaciones de los 90 llevaban a cabo los trabajadores de planta, sino que maneja empresas contratistas que ganan las licitaciones y tras la vigencia del convenio con Metrogas administra a los “trabajadores de segunda”, vencido el contrato esos trabajadores son despedidos y la contratista cambia de razón social. La contratista que gana la licitación tiene que tomar a ese personal despedido. Un juego perverso donde los trabajadores debieran “agradecerle” al propio sindicato, que en vez de oponerse a este tipo de fraudes laborales actúa en connivencia con el Estado y la empresa, posando como defensores de sus derechos por el hecho de mantener la antigüedad tras los cambios de razón social. Una burocracia que administra el negocio y que por otro lado promueve la sindicalización de los precarizados triplicando la cantidad de afiliados, lo que se dice un negocio redondo. Mientras tanto el mantenimiento de la tercerización, que engorda los bolsillos de empresas y sindicato, se lleva la vida de 3 trabajadores.
Mientras todos apuestan a que estos hechos queden en el olvido no han faltado voces de trabajadores que han salido a denunciar este entramado tramposo
Cuando el pase a planta permanente se transforma en cuestión de vida
El verdadero trasfondo de estas muertes es la tercerización laboral y la desigualdad en las condiciones laborales y salariales entre los trabajadores de un mismo sector, situación que poco se ha mencionado y que es básico y necesario profundizar en cuanto expresa la gran contradicción que se plantea entre “trabajo seguro” y “productividad”.
Si los tercerizados trabajan a destajo, por productividad, con “premios”, inestabilidad laboral y apurados por supervisores y jefes, el cumplimiento de las normas de seguridad, el “trabajo seguro” entra en flagrante contradicción con la finalización de los trabajos necesarios para llegar a un sueldo mínimo. El sistema de contratación es el que da lugar a los mal llamados “accidentes” que se llevan vidas obreras y ponen en riesgo a la población. Es sabido que es imposible realizar la cantidad de tareas que les reclaman, en los tiempos apremiantes que estipulan, y aun así, mantener una conducta “segura” en el trabajo, de manera que esos ritmos de trabajo inseguros son premiados por las empresas. Esas tareas las realizaban antes personal propio de Metrogas, la tercerización viene de la época de la privatización, donde si no te gustaba lo que te mandaban a hacer te echaban.
La organización sindical que debiera velar por la defensa de los trabajadores se constituye en mediador pacífico entre los empleados tercerizados y las empresas, custodiando los intereses de estas últimas.
En diálogo con trabajadores tercerizados y de planta del sector, al indagar sobre el vínculo entre la empresa Inarteco y el sindicato STIGAS, si bien hoy no se puede desprender el vínculo directo puede inferirse que este último vela por los intereses de la empresa.
Trabajadores que dan cuenta de sus condiciones relatan ”…el trabajo que hago en estos momentos no tiene muchos elementos de seguridad más que un móvil que no está en condiciones, son pésimas las condiciones de los móviles que hay, son de terror”…”El sindicato como en todas las empresas: se hacen los luchadores pero son iguales de burócratas como en todos lados, y en el último tiempo están muy echados para atrás, muy entregados a la patronal, porque tienen acciones, tienen una o dos empresas tercerizadas que son del sindicato”. Respecto a las herramientas de protección … ”no son las mismas, por ejemplo los zapatos de seguridad son de 3ra. o de 5ta, duran un par de semanas, lo mismo las herramientas, no son las adecuadas, como pasa en todas las empresas tercerizadas, obviamente los sueldos, obra social, todo es diferente, y encima la presión de trabajar por productividad, por eso el apuro”. ..”Los cursos de capacitación no son los mismos, en algunos casos hay carencia de capacitación, hay tareas para las cuales el personal de planta se capacita permanentemente, a nosotros un par de meses y a la calle y los laburos son mucho más precarios, a la intemperie, con agua, con muchos factores de riesgo”.
"De parte de la empresa y de los muchachos es posible que no se hayan hecho las cosas como se tenían que hacer teniendo en cuenta las normas de seguridad, de hecho hay un supervisor que tiene que estar controlando y no estuvo. Al tener que trabajar por producción y al tener que estar acá y allá se apuran, había dos muchachos jóvenes que no creo que tuvieran vasta experiencia en esto, había un solo hombre creo que de 51 años que el sí tenía experiencia y se confió”. Nadie mejor que los propios trabajadores para dar cuenta de sus padecimientos".
A igual tarea igual salario, solo el pase a planta permanente de absolutamente todos los trabajadores del sector, los que desempeñan sus tareas a través de empresas tercerizadas –entre los que se encuentra el personal de mantenimiento- y los precarizados de las distintas áreas internas y de atención al público que están dentro de metrogas, con salarios que respeten el convenio colectivo, mejorarán las condiciones de profunda indefensión en que se encuentran hoy los trabajadores frente a la patronal.