Mucho se dijo ya sobre el debate. Todos tienden a coincidir que el formato en cuestión tiene poco de debate. A pesar de todos sus límites hay algo que destaca. Es el pos debate y la pelea o interpretación del balance.
Martes 15 de octubre de 2019 00:00
Impacta en este terreno como la militancia troll del Frente de Todos repartió su caudal de espuma en red en haberle ganado la contienda a Macri (algo sumamente predecible) y en igual proporción desataron su furia contra el candidato del Frente de Izquierda-Unidad. El eje de ese ataque fue, para sorpresa de todo aquel que levante con orgullo la identidad latina, los segundos de silencio que dedicó Nico para homenajear a los muertos por la represión del gobierno ecuatoriano. El vendaval de los troll pejotistas fue coordinado. Nada de espontaneo.
Fue una operación. La misma excede (aunque no excluye) la pelea del voto propiamente dicha. Es un mensaje que encuentra su continuidad nítida con aquello que el albertismo tomo como marca registrada: “salir de la calle” y todos sus derivados concretos como el apriete a los pilotos para que levantaran su medida de lucha por el salario perdido. Es también un mensaje a los funcionarios del fondo que andan de juntas con Sergio Massa. La rabia desatada por los segundos de silencio en favor del pueblo ecuatoriano es también de reconversión ideológica. La nueva moderación albertista implica sacudir todo vestigio de solidaridad latina.
La militancia kirchnerista debería de saber que hay ciertos códigos solidarios que no corresponde olvidar: un latino no se ríe de otro latino que muere enfrentando al FMI. Aquello no es cosa de memes. Pero la furia contra los segundos de silencio de Nicolás Del Caño es también un programa de acción. Un mensaje arriba y abajo. Un “memorándum de entendimiento” para con los burócratas del FMI. Sucede que la “reestructuración” de la deuda no sería posible con el pueblo en las calles, tal cual sucede en Ecuador que viene de un enorme triunfo contra ese mismo FMI por salir a las calles. No es tan difícil la ecuación. No hay nada de espontaneo. Claramente no. Para peor venimos de un feriado colonizador (el festejo de los conquistadores). Ese momento en el año donde muchos gritamos fuerte la palabra genocidio y miramos a los ojos de la historia. Nuestra historia. La de los pueblos originarios. Claramente representada en nuestros hermanos campesinos del Ecuador. Así las cosas no hay nada que festejar; no hay memes. El conquistador sigue matando. Por favor entiendan de respeto. El debate fue distinto porque Nico es distinto. Muchos me dijeron que “Ecuador no era un tema para tocar, que nada tenía que ver con la cosa”. En cambio reconforta pensar que algún hermano ecuatoriano sabrá que en Argentina un candidato de la Izquierda los recordó y reivindico. Toda contienda tiene sus símbolos. Cuando Nicolás uso sus “segundos de silencio” previamente había requerido un silencio colectivo pero ninguno de los candidatos adhirió. Pareció algo “atolondrado” me dicen los obsecuentes de las balas asesinas. Pero cuando insistió y peleo. Cuando dio sus propios segundos de silencio es Cuando Nico se mostró distinto. Porque Nico es distinto. Tanto lo es que sus silencios son un grito. Un grito del pueblo latino contra los colonizadores del FMI.