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Red Internacional
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Provincia de Buenos Aires. Simulacro de fusilamiento en tiempos de democracia

El pasado 2 de marzo, ante una inspección realizada por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) en la Unidad Penal 38 de Sierra Chica, se denunció a agentes del Servicio Penitenciario Bonaerense por someter a un simulacro de fusilamiento a un grupo de detenidos.

Miércoles 18 de marzo de 2015

Como venimos denunciando en este diario, no son ninguna novedad las condiciones de hacinamiento en las que vive la población carcelaria en los establecimientos dependientes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). A esto se suman las torturas como una práctica habitual y que día a día van en aumento.

En este caso la Comisión Provincial por la Memoria constató celdas sin agua, paredes rotas, comida escasa y en mal estado. Pero más grave aún, los detenidos denunciaron que fueron golpeados y sometidos a simulacros de fusilamientos por los penitenciarios la noche anterior. Ante este escenario se presentó una acción de Hábeas Corpus Colectivo "por la extrema violencia y las pésimas condiciones que padecen los detenidos".

Miles de denuncias llegan al Poder Judicial por malas condiciones de higiene, maltratos, torturas que sirven como medidas para establecer un control sobre la población carcelaria basado en la humillación constante y que profundizan la represión contra los privados de su libertad. Estas prácticas son naturalizadas por el entramado estatal de jueces, fiscales, defensores y el sistema penitenciario en su conjunto y dejan a la vista las sistemáticas violaciones a los derechos básicos de las personas.

En un comunicado, la Comisión detalló que la madrugada del 1 de marzo "un grupo de detenidos fue sacado de las celdas por personal penitenciario". Los agentes "los golpearon, les taparon el rostro, los pusieron de rodillas y les apoyaron la escopeta en la cabeza simulando cargar y disparar, mientras los amenazaban de muerte". Todo esto, como respuesta al pedido de las detenidos de traslado a unidades carcelarias cercanas a su núcleo familiar. "Algunos habían iniciado una huelga de hambre y otros habían tomado la decisión extrema de coserse la boca para hacer escuchar sus reclamos", agregó el organismo en su presentación.

Dictadura, represión y criminalización de la pobreza

La gravedad particular de este hecho es que demuestra cómo hoy en día siguen intactos métodos con los que se reprimía durante la última dictadura militar.

No es casualidad que por lo menos el 13 % de los integrantes de las fuerzas de seguridad hayan sido parte del genocidio y que hoy sigan activos y en puestos de jerarquía. Esto demuestra la impunidad de la que gozan para asesinar con el gatillo fácil en los barrios, para realizar detenciones arbitrarias por portación de cara y perseguir y culpar a los jóvenes y pobres por el delito que ellos mismos promueven y sostienen desde sus lugares de poder. Estos sectores atestan las cárceles argentinas reproduciendo la marginalidad a la que el mismo sistema los arroja.