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Red Internacional
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La izquierda debate. Sindicalismo independiente del SINTTIA y SNITIS: Avances, potencialidad y límites

En pasadas elecciones, el sindicato independiente ganó la titularidad del contrato colectivo en la planta de Panasonic, mientras que en General Motors, su organización recientemente expulsó a la CTM de la planta de Silao.

Jueves 28 de abril de 2022

Desde hace menos de una semana había comenzado la jornada de elecciones dentro de la planta de Panasonic ubicada en Reynosa; días previos a esta, la representación del Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores Industriales y Servicios (SNITIS) había denunciado la introducción por la fuerza del sindicato oficial adherido a la CTM que ya cobraba cuotas sindicales sin haber ganado la titularidad del contrato colectivo de trabajo (CCT) previo a la elección del pasado 21 y 22 de abril.

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La participación en la elección fue de más del 74% del padrón electoral, que se compone de un total de 2150 trabajadores, ante el triunfo del SNITIS y con la entrega de su constancia de mayoría, la nueva representación sindical aseguró que emplazaría próximamente a huelga a la empresa autopartista por la revisión del nuevo CCT, lo que incluye el aumento salarial.

La representación opositora del Sindicato Industrial Autónomo de Operarios en General de Maquiladoras de la República Mexicana (SIAMARM) aseguró estar “en rebeldía” contra la CTM y el gobierno, tratando de emular el perfil de su contraparte del SNITIS, además de asegurar que mantendrán su presencia en la planta, lo cual podría ser un potencial obstáculo para el desarrollo de una posible huelga o acciones de fuerza por parte de los trabajadores.

El SNITIS es un sindicato que proviene de la importante lucha que dieron decenas de miles de maquiladorxs en el Movimiento 20/32, el cual fue capitalizado por la abogada Susana Prieto, quien ahora es diputada federal por Morena. Este es un claro ejemplo de subordinación política y confianza en los partidos del régimen y de atomización de la fuerza de los trabajadores que separó a lxs obrerxs más decididxs del conjunto de la clase.

Otro ejemplo de este avance del llamado sindicalismo independiente sin duda es el Sindicato Independiente Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Industria Automotriz (SINTTIA) quienes ganaron la titularidad del CCT en la planta más grande de General Motors, ubicada en el municipio de Silao, donde ahora están impulsando una propuesta de aumento salarial del 19.2% que toma en cuenta la galopante inflación que se ha registrado de más de 7% en este año; ante la propuesta, la empresa realizó una contraoferta del 3.5% lo cual ni siquiera es la mitad de la inflación.

Cabe señalar que la expulsión de la CTM fue consecuencia del descontento producido dentro de la base trabajadora, que, frente a la odiada figura del priista Tereso Medina, eligió al SINTTIA; no obstante, la dirección del sindicato independiente no abrió al conjunto de la base trabajadora la convocatoria de conformación del Comité Ejecutivo y hasta el momento también busca imponer delegados en las plantas, tampoco ha puesto a discusión desde la base el proyecto del nuevo CCT, salvo dar algunas premisas del mismo, como el aumento salarial.

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La representación sindical que logró la titularidad del contrato colectivo emplazo desde antes del 12 de abril a una huelga prevista para el 31 de mayo como fecha límite, aunque la empresa se ha negado a establecer una mesa de diálogo con los representantes que entre todas las modificaciones al contrato colectivo exigen un aumento salarial que “trate de empatar con las percepciones con las plantas en EEUU, dónde el sueldo es aproximadamente de 17 dólares la hora, cuando el salario promedio de los trabajadores automotrices en nuestro país es de 3.81 dólares por hora” asegura el SINTTIA.

Este sindicato está relacionado, aunque todavía no afiliado formalmente, a la Federación de Sindicatos Independientes de las Industrias Automotriz, Autopartes, Aeroespacial y del Neumático (FESIAAAN), federación de Sindicatos que se asumen “independientes”, aunque sus dirigentes y abogados, como Arturo Alcalde (padre de la actual Secretaria del Trabajo, Luisa Alcalde), son quienes sostienen una política de conciliación de clases y confianza en las instituciones y acuerdos comerciales como el T-MEC.

Sindicalismo “independiente” e independencia política

Las recientes experiencias con ambos sindicatos industriales son un hito en el cuestionamiento a la hegemonía del charrismo sindical que durante décadas había sido casi impenetrable, el descontento creciente y el avance de la precarización laboral dentro de las industrias ha contribuido a la tendencia a que surjan estas organizaciones “independientes”, que si bien es progresiva su expresión política por el reánimo de la clase trabajadora expresada en éstos, todavía cuentan con una conciencia reformista, es decir, de confianza en las instituciones y sus reglas; el gran límite que se encuentra de no tener una política independiente es que esto desgasta cualquier lucha, la encorseta en las cadenas legales del Estado y no ve la necesidad de la unidad con otras organizaciones obreras, producto de esa misma confianza.

¿Y esto cómo se materializaría en un programa político sindical? Desde el Movimiento de las y los trabajadores Socialistas podríamos aportar algunos elementos que contribuyan en avanzar en una experiencia de independencia política, partiendo del hecho de que los sindicatos y las organizaciones de trabajadores no deben confiar en las falsas salidas institucionales y/o patronales. En las experiencias históricas de la lucha obrera los gobiernos siempre actúan del lado de los empresarios, si queremos hacer realidad nuestras demandas debemos imponerlas por la fuerza de la movilización, la huelga, el paro y la unidad con otros sectores.

Otro punto de debate es la subordinación política de estos sindicatos a las reglas que impone el T-MEC, sin partir del hecho de que es un acuerdo de sometimiento que esencialmente favorece al imperialismo estadounidense; no obstante, en la tradición histórica los Socialistas no nos negamos a la participación en los campos de batalla del enemigo (como el parlamento o el uso de resquicios de la ley para avanzar en luchas cotidianas) pero no entregamos nuestra confianza ni la de lxs trabajadorxs a estos mecanismos, contrario a lo que sí hacen estas direcciones gremiales del SNITIS y el SINTTIA, por lo tanto esto no los hace independientes en realidad, mientras no hagan avanzar la conciencia de los trabajadores, se corre el riesgo de que su fuerza sea usada como moneda de cambio para ajustes cosméticos a la ley o como trampolín político de sus dirigentes.

Desde nuestro punto de vista, luchar por aumento salarial que cubra la canasta familiar pasa por exigir que este aumento sea superior a la inflación, como ya lo expresaron en GM, pero además fomentar la libertad de tendencias y agrupaciones que contribuyan al enriquecimiento político de la base y que sean estos quienes dirijan el destino de sus organizaciones y las demandas concretas en cada centro de trabajo.

Todavía falta expulsar al charrismo de los sindicatos y recuperarlos. Aunque técnicamente el SNITIS y el SNITTIA son una recuperación sindical, es parcial y atomizada: las grandes federaciones charras de la CROC, la CTM, la CATEM, la FSTSE, etc., son poderosos sindicatos y tienen un poder casi intacto que controla a millones de trabajadores.