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Red Internacional
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Debates en la CNTE. ¿Sindicato independiente o democratización del SNTE?

Rumbo al Congreso Nacional Extraordinario de la CNTE, a realizarse del 26 al 28 de abril, el sábado pasado se realizaron asambleas de la Coordinadora en las secciones 9 y 10 de la Ciudad de México.

Miércoles 24 de abril

Entre los principales puntos de discusión planteados en dichas asambleas, destacamos lo referente a la relación de la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación) con el SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación).

Tanto en la Sección 9 Democrática como en la Asamblea de Coordinación de la Sección 10, hubo participaciones de dirigentes que plantearon la perspectiva de conformar un sindicato independiente del SNTE, en oposición a una de las consignas fundacionales de la CNTE: la lucha por la democratización del SNTE.

Como parte de los argumentos para sustentar esta propuesta se planteó que, a 44 años de existencia de la CNTE, no se había logrado avanzar en el objetivo de democratizar al sindicato.

En esta discusión abierta, nos parece que hay que considerar –entre otros elementos- que la consigna de democratización está ligada, desde su origen, no sólo a la necesidad de transformar al SNTE –uno de los sindicatos más grande de América Latina- en una herramienta efectiva de lucha del magisterio, con independencia política respecto al Estado, sino también a preservar la unidad organizativa de las filas magisteriales.

El papel del charrismo y la lucha histórica de la CNTE

Durante las primeras décadas posteriores a la Revolución mexicana, distintos sectores combativos del magisterio luchaban por la conformación de un sindicato nacional. En respuesta, para contener estas tendencias y en el marco de un proceso de estatización de los sindicatos, el gobierno de Manuel Ávila Camacho impulsó la creación del SNTE en 1943.

A partir de entonces se empezó a formar una burocracia sindical –el charrismo- que, mediante distintos recambios, se ha mantenido hasta la actualidad, actuando como agente del Estado –la SEP, el patrón- al interior de nuestro sindicato, fungiendo como de correa de transmisión de las políticas oficiales, procurando siempre mantener controlado al magisterio, sea por acción u omisión, pues además de la represión directa o la complicidad, la nula vida sindical en la gran mayoría de las escuelas contribuye a que no haya espacios para la discusión y la organización democrática, desde las bases, dejando desarmado políticamente al magisterio.

La actual candidatura del secretario general del SNTE, Alfonso Cepeda Salas, a una senaduría plurinominal por el Morena, es el ejemplo más reciente de la relación ente la dirigencia sindical charra y el partido de gobierno.

Pero es precisamente ante esta contradicción entre la unidad organizativa del magisterio en un sindicato nacional, por un lado, y la formación de una burocracia sindical subordinada al Estado capitalista, por otro, lo que lleva a que la CNTE se proponga, desde su fundación en 1979, la lucha por la democratización del SNTE.

Con esa perspectiva, de hecho, la CNTE ha logrado arrancarle a los charros la dirección de la Sección 22 de Oaxaca y de la Sección 7 de Chiapas; posiciones conquistadas por la lucha del magisterio democrático, mediante las cuales la organización combativa de las trabajadoras y trabajadores de la educación de esas secciones ha sido fundamental en luchas como la de la APPO en 2006, contra la reforma educativa en el sexenio de Peña Nieto o en el reciente paro nacional del 15 de abril.

¿Hacia una nueva división en el magisterio?

La fundación de numerosos sindicatos con presencia local, paralelos al SNTE, no ha solucionado la falta de democracia sindical, pero si ha logrado obstaculizar la unidad magisterial, como lo muestra la situación en Veracruz, en donde la afiliación diferenciada impide, por ejemplo, que en una misma escuela se puedan realizar asambleas sindicales de toda la plantilla. Eso no quiere decir que la organización y la lucha de las bases no pueda superar los obstáculos de los charros, como lo mostró en ese mismo estado la emergencia del Movimiento Magisterial Popular Veracruzano en 2013, pero se trató de una fuerza coyuntural.

Así, uno de los elementos críticos de la propuesta de sindicato independiente es que implica una nueva división sindical del magisterio, pero además, proviniendo de sectores de la CNTE, apunta a separar a la vanguardia de lucha del resto de las compañeras y compañeros, que seguirían bajo el control del charrismo. Esto, mientras que la experiencia en Oaxaca y Chiapas muestra el enorme potencial que tendría la democratización del SNTE, lo cual plantea la necesidad de conquistar a la mayoría de las bases para la lucha por ese objetivo.

Por eso, como planteamos aquí, consideramos que el movimiento magisterial, que se viene reactivando mediante los paros de noviembre, diciembre y enero en la CDMX y el paro nacional del 15 de abril, debe convertirse también en una lucha por la democratización y la independencia política del SNTE respecto al Estado, utilizando las posiciones sindicales conquistadas en Oaxaca, Chiapas y las carteras ganadas por la Planilla Roja en el Comité Ejecutivo de la Sección 10 en CDMX, además de la fortaleza de la CNTE en la Sección 9 y en estados como Guerrero y Michoacán, no sólo para denunciar incansablemente el papel del charrismo, sino también para exigirles –pues viven de nuestras cuotas- que garanticen asambleas por escuela, que convoquen a los nuevos paros que se definan y que pongan todos los recursos sindicales para defendernos frente a la represión y el autoritarismo, y para que más compañeras y compañeros se sumen a la lucha por nuestros derechos y por una transformación profunda de la educación pública.

Se trata de enfocar la atención del magisterio, para alentar y concentrar ahí la crítica, aprovechando el profundo rechazo al charrismo que, en el caso de la CDMX, se manifestó en las últimas elecciones sindicales de junio del 2023, con los miles de docentes que optaron por la CNTE en la Sección 10 y salieron en defensa de ella en la Sección 9 ante la proscripción impuesta por el SNTE.

En años previos, en distintas secciones los charros se han visto obligados, por la presión de las bases, a encabezar paros, por ejemplo en Tamaulipas, Durango, Nayarit y Zacatecas, tras lo cual se han apostado a controlar al movimiento e incluso han llegado a acuerdos con el gobierno a espaldas de la base, sin que se resuelvan plenamente las demandas. Sin embargo, eso muestra el potencial de la exigencia a las direcciones sindicales y pone de relieve que, incluso en caso de que respondan favorablemente, una dinámica de lucha por la democratización del sindicato puede terminar con su dominio.

El debate está abierto y consideramos necesario que todas y todos los docentes y trabajadores de la educación participemos de él, dado que la Coordinadora ha sido y sigue siendo un importante referente de lucha en nuestro sector, incluso más allá de lo que defina su Congreso Nacional Extraordinario de los próximos días.