La semana pasada escuchamos hablar de lo “justo del reclamo” salarial de los policías, por las mismas voces que tildan de delincuentes a las familias que pelean por el derechoa a la vivienda. ¿Son equiparables los reclamos salariales de la policía a las de los trabajadores y trabajadoras? ¿Se puede considerar trabajadores a los policías?
La protesta policial de la semana pasada abrió variados debates. Se puso el eje en el aumento salarial, donde la mayoría de las voces que escuchamos hablaron de lo “justo del reclamo”. Las mismas voces que tildan de delincuentes a las familias que están peleando por el derecho a un techo y no tener que vivir en la calle.
Los reclamos policiales siempre empalman con los sectores de derecha que piden mano dura y hablan de la “inseguridad” para militarizar los barrios. A estos sectores no les importa que la mayor presencia policial sea igual a criminalizar la pobreza e incrementar el gatillo fácil, la violencia y abusos. Esta vez hasta el propio gobierno de Alberto Fernandez y Axel Kicillof cedieron a la extorsión policial, consideraron justo el reclamo de esta banda armada de la bonaerense, a la vez que siguen hablando de la ilegalidad de las tomas de tierras mientras no dan ninguna solución a un problema estructural de falta de vivienda.
Como la mayoría de las voces se focalizaron en el reclamo salarial de la policía también se reavivaron debates: ¿son equiparables los reclamos salariales de la policía a las de los trabajadores y trabajadoras? ¿Se puede considerar trabajadores a los policías?
La respuesta es NO. Veamos 4 motivos.
1- Para empezar porque la policía está armada por el propio estado, tiene el monopolio legal para ejercer la violencia.
2- Pero no la ejerce contra todos por igual: es sabido que la policía persigue y reprime al pueblo trabajador si corta una ruta, si hace una huelga, o se moviliza. Y defiende a la minoría que es dueña de todo.
3- Fue claro al día siguiente del anuncio de aumento salarial para la policía: se fueron a desalojar familias sin vivienda en San Fernando y después en Ciudad Evita.
4- La propia historia de clase trabajadora también lo demuestra: el 1º de Mayo es el día internacional de las y los trabajadores por los “Mártires de Chicago” que se originó por la represión de la policía a una protesta pacífica que pedía por la jornada de 8 horas en 1886. En la represión estalló una bomba donde mueren y son heridos algunos policías y por ese hecho condenaron sin pruebas a 8 trabajadores que eran los referentes de la huelga, a 5 los condenaron a muerte.
La extracción social de los uniformados de azul no los define como parte de la clase trabajadora, por la sencilla razón de su función social en un estado que defiende la propiedad privada de una minoría.
Pero surgió otro debate: ¿tiene que sindicalizarse la policía? El argumento que usan algunos es que la sindicalización ayudaría a darle un “canal institucional” a sus reclamos y tener un interlocutor para evitar motines policiales. La pregunta es ¿qué reclamaría un sindicato de policía? ¿qué intereses defendería? El caso de EEUU, donde existe y es legal la sindicalización de la policía nos muestra cuáles son esos reclamos principales y las consecuencias que trajo.
EEUU: origen de la policía e historia de sindicalización
El origen de las primeras fuerzas policiales del tipo que existen hoy se formaron entre 1825 y 1855 en Inglaterra y EEUU, como respuesta a tres fenómenos: 1-Para reprimir y evitar fuertes huelgas de trabajadores (Inglaterra) 2- En el sur de EEUU por temor a insurrecciones de esclavos, se crea una policía con fondos públicos para perseguir esclavos fugitivos 3-En el norte de EEUU para controlar y reprimir rebeliones en ciudades contra las pésimas condiciones de trabajo y de vida de los sectores populares y contra levantamientos de los negros neoyorkinos.
Después de la Primera Guerra Mundial, en EEUU millones de trabajadores comenzaron a protestar porque sus salarios estaban muy por detrás de la inflación, y en ese entonces surgen en EEUU algunos intentos de sindicalizarse que se vieron frustrados por despidos masivos a los policías que habían hecho huelga. Durante algunas décadas este antecedente actuó como disuasión para que no vuelvan a intentarlo. Pero, entre los 50 y
60 la policía norteamericana retomó este reclamo, y en los ´60 los sindicatos policiales se convirtieron en sindicatos tradicionales y ganaron el derecho a negociar colectivamente.
Los hitos de la sindicalización policial en Estados Unidos
Hay más de 140 sindicatos y varias federaciones que representan a cerca de 800.000 policías de todo el país. La Orden Fraternal de Policía es el sindicato más importante con más de 340.000 miembros. La Unión Internacional de Asociaciones de Policía representa a más de 100.000 policías, está afiliada a la AFL-CIO (la central sindical más importante), donde también se encuentra el “Consejo Nacional de Patrulla Fronteriza”.
La tasa de sindicalización nacional en EEUU es en promedio de 12%. Pero desde principios de 1980 mientras la tasa de sindicalización general se redujo a la mitad, en el caso de la policía aumentó. Tienen una tasa de sindicalización más alta que la de los maestros. La policía representa el 33% de los sectores organizados en el sector público. Esto tiene una explicación: sindicalizarse para la policía es una especie de “póliza de seguro” que los protege y les da impunidad.
1-Según una investigación académica de la Universidad de Chicago (2018-2019) que tomó el caso del estado de Florida concluyó que la sindicalización policial trajo como consecuencia el aumento en un 40% de la violencia institucional.
2-Reuters elaboró un informe en 2017 donde estudió 82 de los convenios colectivos de la policía, y encontró varios patrones comunes que explican cómo funciona esa “póliza de seguro” para la policía:
Otros ejemplos:
Poder de lobby para la impunidad policial
El NY Times publicó recientemente una nota donde cuenta que en los últimos 5 años, a medida que creció el reclamo de muchos sectores de desfinanciar la policía o hacer cambios, los sindicatos de policía fueron el obstáculo más grande. Presionan legisladores, ponen abogados para limitar la capacidad de investigación sobre la policía, y hasta arman campañas publicitarias millonarias.
Dos ejemplos de las consecuencias de impunidad:
1) CASO GEORGE FLOYD: Derek Chauvin, el ex oficial de policía de Minneapolis que puso su rodilla en el cuello de George Floyd, tenía 18 denuncias de abusos ante el Departamento de Policía de Minneapolis. Por las regulaciones de “privacidad” que tienen los convenios policiales, no se pueden conocer los detalles de estos historiales. El otro policía Tou Thao que se ve en el video donde asfixian a Floyd, tenía 6 denuncias en asuntos internos, una de las cuales aún estaba abierta. A pesar de esas denuncias, continuaban en funciones.
2) SAN ANTONIO, TEXAS: A fines de 2013 un policía fue acusado de esposar a una mujer y violarla en el patrullero. El policía ya contaba con denuncias previas de acoso sexual. Desde el municipio de San Antonio a partir de este caso buscaron cambiar el convenio del sindicato para que deje de borrarse el historial de denuncias de la policía. La respuesta del sindicato de policía fue invertir un millón de dólares para hacer una campaña publicitaria contra la titular del municipio que impulsaba estos cambios, culpándola del aumento de la tasa de criminalidad en la ciudad, entre otros ataques. Finalmente no se cambió nada sobre el convenio colectivo y siguió la impunidad policial.
La capacidad de la policía de negociar colectivamente con sindicatos en EEUU llevó a aumentar el abuso policial y el gatillo fácil, especialmente contra los negros, gracias a la impunidad que les dan sus convenios colectivos de los sindicatos.
El caso argentino
Hubo reiterados intentos de sindicalizar a la policía, pero la Corte Suprema de la Justicia se pronunció en contra, ratificándolo en un fallo de abril 2017. Sin embargo existen algunas organizaciones que intentan cumplir ese rol aunque no estén legalizadas como sindicatos.
En el diario Ambito, el 29/06/2020 informaron que se reabrió el trámite de pedido de sindicalización que en 2017 había sido presentado ante la OEA. Está interviniendo la secretaria ejecutiva de la comisión interamericana de derechos humanos:
Estas organizaciones intentan nuclear a policías en actividad y sus familias, elevan petitorios a las autoridades con sus reclamos, y sobre todo aportan abogados para defender a ultranza a policías acusados de abusos policiales.
En EEUU parte del reclamo de las movilizaciones de Black Lives Matter fue exigir “fuera la policía de nuestros sindicatos”, con protestas de algunos trabajadores como los del transporte que se negaron a trasladar a la policía.
En Argentina ya se cuela ese pedido de impunidad. La policía bonaerense asesinó a 1549 personas desde 1983, y sólo 46 fueron durante los 10 meses de Sergio Berni como ministro de Seguridad de la provincia (datos de CORREPI). Imagínense esto con sindicatos de policía con más poder para la impunidad. Imagínense el encubrimiento que existe hoy en el caso de Facundo Castro multiplicado. Darles el poder de negociar colectivamente con un sindicato no hará más reforzar el aumento de la violencia policial y el gatillo fácil, porque van a tener esa “póliza de seguro”.
¿Qué más pedirían con sus sindicatos? ¿Mejores “herramientas de trabajo”? Es decir más armas y más patrulleros para reprimir mejor y perseguir a los pibes en los barrios. Todo reclamo de la policía en un estado que defiende la propiedad privada de una minoría, no hará más que fortalecer esa represión y persecución contra el pueblo trabajador.
Cuando la mayoría de la población está despojada de todo, y hasta despojados de la posibilidad de trabajar porque son arrojados a la pobreza y desocupación, se necesita un grupo armado que mantenga esta desigualdad estructural.
Entonces la pregunta no debería ser cómo “darle un canal democrático o institucional” a los reclamos policiales. La pregunta es para qué está la policía y contra quiénes usa la violencia.