Si bien se han interpuesto dos emplazamientos a huelga por parte del sindicato para forzar a la empresa a una mesa de negociación, la medida de la huelga se tiene que hacer efectiva para frenar de tajo los planes que Slim pretende implementar.
Jueves 16 de marzo de 2017
El caso de las telecomunicaciones y la resolución del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) se suma a la entrega y sumisión del gobierno de Enrique Peña Nieto, que busca favorecer a empresas como la estadounidense AT&T y Telefónica de España, quienes están al acecho de mejores rendimientos económicos en países como México.
Por este motivo, el gobierno prácticamente está entregando la red de Teléfonos de México para que sea usada a conveniencia de estas empresas, mientras aprovechan los bajos salarios que persisten en México y un gobierno servil que pretende entregar todo a empresas extranjeras. Estas imposiciones que implementa el IFT, son el pretexto perfecto para que Carlos Slim ponga en marcha un plan que ataque los derechos de las y los telefonistas.
El gobierno mexicano es un simple servidor de los intereses de las grandes empresas trasnacionales. Se perdió la soberanía sobre el petróleo, se aplicó una reforma laboral en el 2012 que abrió la puerta a una avance increíble de la precarización del trabajo que benefició a empresas nacionales y extranjeras para extraer más ganancias, aplastando el nivel de vida de millones de trabajadores en el país.
A principios de enero nos encontramos con la noticia de la intención de la administración de Telmex de separar nuestra empresa en planta interna y planta externa. Pero la realidad es que esto ya lo venía planeando desde hace años con la incorporación de personal de filiales, mucho antes de hacer el anuncio el IFT de la separación de Telmex.
¿Cuál es la razón de fondo en esta maniobra que pretende implementar la administración?
Es claro que la familia Slim desde hace años ha montado una ofensiva hacia las y los telefonistas, aún con la certeza de que Telmex es una empresa plenamente rentable. En 2009 obligó al sindicato a introducir una claúsula que afectó a las nuevas generaciones de telefonistas, aumentando los años de servicio hasta los 35 años para acceder a una jubilación. Pero no conforme con esto, Slim regresó sobre este punto en el 2015 y ahora aumentó la edad para poderse jubilar de 60 a 65 años.
Esto pudo ser posible porque la dirección sindical se negó a luchar en contra de estas medidas y permitió que pasen, lastimando los derechos de las y los telefonistas que ahora ya no gozan de los derechos en términos de jubilación que fueron arrancados mediante la lucha en décadas pasadas, bajo el argumento de la viabilidad de la empresa. Si la viabilidad de la empresa estuviera en riesgo, como nos quiere hacer creer el patrón, esta es plena responsabilidad de la pésima administración que existe en Telmex.
El objetivo de la familia Slim es claro, desarticular la unidad de todas y todos los telefonistas para así avanzar en mayores golpes a nuestros derechos. Esto es, dividir a la base para golpear por separado y concretar sus planes de precarizar nuestra fuente de trabajo.
Es de conocimiento de todos que el crecimiento de la ahora marca Infinitum tenía como objetivo desplazar a nuestros compañeros de planta exterior de su materia de trabajo, argumentando que necesitaba más empleados para cubrir las necesidades del servicio. Sin embargo, se opone a cubrir las numerosas jubilaciones con nuevas vacantes que gocen de las mismas prestaciones que establecen nuestro contrato colectivo. Vacantes que, dicho sea de paso, durante el comité anterior se trabajaron de manera muy oscura.
Ifetel ordena “reestructurar” TELMEX: ¿qué pasará con sus trabajadores?
Las y los telefonistas no tenemos aliados en el gobierno y sus instituciones, como la Secretaría del Trabajo, pero tampoco podemos considerar como aliados a los patrones que administran nuestra empresa. Si bien la privatización en 1990 le abrió las puertas a Slim para hacerse de la red telefónica de Telmex, debemos considerar que esa infraestructura pertenece históricamente a todo el pueblo de México, que con sus impuestos y trabajo costeó el desarrollo de esta empresa.
La privatización arrebató de las manos de los mexicanos algo que nos pertenece, pero además de esto Slim multiplicó sus ganancias mediante tarifas excesivas y el monopolio del servicio, lo cual le permitió conformar su imperio de Telecomunicaciones y crear empresas como Telcel.
Es de esta forma que la administración del magnate Slim sangró al pueblo de México, pero esto no es responsabilidad de las y los telefonistas ya que no gestionamos esta empresa. Por ello es incorrecto, como lo ha anunciado Francisco Hernández Juárez, buscar que la empresa vea como aliado al sindicato, ya que se ha demostrado que esta alianza sólo ha lesionado los derechos de las y los telefonistas.
Nuestros aliados no se encuentran en la clase política corrupta ni en los patrones que hoy nos atacan. Nuestros verdaderos aliados son el pueblo pobre de México, las organizaciones sindicales democráticas. Si conformamos una alianza verdadera y no sólo de palabra, podemos derrotar los planes de Slim y el gobierno y recuperar lo que le pertenece al pueblo de México.
Hacia una huelga general en defensa de nuestros derechos
Si bien se han interpuesto dos emplazamientos a huelga para forzar a la empresa a una mesa de negociación, la medida de la huelga se tiene que hacer efectiva para frenar de tajo los planes que Slim pretende implementar. Ahora la dirección sindical plantea amparos con lo que que pretende hacernos creer que puede existir justicia para los trabajadores, pero del otro lado se encuentran los defensores de la “libre competencia” que están de acuerdo en desmantelar a Telmex para regalárselo a empresas extranjeras, como en su momento lo hizo Salinas de Gortari al entregarle al magnate Slim nuestra empresa.
Por ello la posibilidad de huelga en Telmex debe ser considerada como un recurso vital para luchar por nuestros derechos y evitar la separación. Pero para ello, es necesaria la organización de base en asambleas democráticas para que seamos capaces de imponer nuestra voluntad de luchar a la dirección sindical, y que esta acate lo que la base mandate, con plenos derechos de libertad de crítica y sin sanciones por opinar y criticar a la dirección sindical y su accionar.
La separación de Telmex en planta interna y planta externa puede significar un golpe mortal a nuestra organización y a nuestro derecho a un trabajo digno, ya que dejaría en riesgo a nuestros compañeros de planta exterior pero también al conjunto de la base telefonista, por ello también nos oponemos a la separación a pesar de que la empresa nos prometa que respetará los derechos de los trabajadores. Esto no se puede permitir ya que nos debilita en la unidad de toda la base para defender nuestros derechos.
Vayamos a la huelga en defensa de nuestros derechos que Slim y el gobierno quieren aniquilar. Digamos NO a la separación de Telmex.