Unos treinta trabajadores de la cooperativa Clavial, en la comarca de Osona en Barcelona, deciden exigir sus derechos como cooperativistas, derechos que tampoco poseen como trabajadores.
Joe Molina Trabajador despedido de Panrico, Barcelona | @joemolina57
Miércoles 8 de marzo de 2017
Foto: Imagen campaña de solidaridad
Entre sus reivindicaciones exigen la documentación económica de los últimos cuatro años, que como parte de los 871 socios deberían tener.
La documentación hace referencia a balances económicos como: balance de situación, memorias explicativas de los cuatro últimos ejercicios, cambios de patrimonio, flujos de efectivo, en definitiva todo lo que conlleva poner las cartas sobre la mesa, basándose en el artículo 39 de la Ley de Coopeerativas, donde se reconoce el derecho a cualquier socio a examinar libremente los libros de la cooperativa y de ser informado de los acuerdos tomados en las asambleas generales. Como socios trabajadores tiene el derecho de asistir a los órganos de decisión.
Esta navaja de doble filo por un lado como socios trabajadores y por lo tanto copropietarios, les niega derechos laborales de cualquier trabajador como el derecho a huelga, afiliación sindical o conseguir un convenio que regule sus condiciones, y por el otro lado les son negados también sus derechos como socios cooperativistas.
La plataforma que defiende los intereses de estos trabajadores, Cárnicas en Lucha, señala a Clavial como una de las falsas cooperativas que operan para Le Porc Gourmet, con todo un entramado de acuerdos entre ellas y a su vez con las grandes cadenas de alimentación, con penalizaciones millonarias por una ruptura en el suministro, lo que condiciona los derechos de estos trabajadores.
Todo el importante sector cárnico de la comarca lleva movilizándose de un tiempo a esta parte. En 2016 ya sufrió paros generados por las duras condiciones de trabajo, con una gran mayoría de emigrantes.
