Conversamos con la compositora y música que con la poesía como bandera sigue la senda de artistas que trabajan la palabra de modo sonoro. Presenta su nuevo disco “Contraluz es un estado de ánimo”.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Martes 9 de mayo de 2023 22:00
Sofi Álvarez con su guitarra modelo Telecaster. Foto: Elefante Fotografía.
Una guitarra Telecaster y una voz limpia y profunda que combinan armónicamente como un todo, son armas suficientes para conmover. O al menos lo son para Sofi Álvarez, una joven artista (apenas está por traspasar el umbral de los 30) que ya cuenta con una profusa trayectoria: 3 discos en su haber (Indicio de 2018, Borde de 2020 y el flamante Contraluz es un estado de ánimo, cosecha 2022) y también una licenciatura en Letras que evidentemente le permite dar mayor vuelo e impulso a la poesía que protagoniza sus canciones. Aquella guitarra clásica que supo rasguear Joe Strummer (la voz de los Clash) para sus manifiestos urgentes, en el caso de Sofi Álvarez destila brillo y construye los cimientos de los paisajes emocionales que configuran sus temas.
Igualmente, Sofía recurre a otros instrumentos. Pueden ser trombones, cellos, ritmos electrónicos, algún contrabajo, pero siempre como condimentos subordinados a lo principal, que es la canción. Nunca hay elementos para “recargar” con algo que el tema no “pide”, pese a que también arriesga, apuesta, experimenta: “Una pequeña roedora que gira en su ruedita, dentro de un laboratorio musical”, se autodefine en sus redes sociales.
A pocos días de la presentación en vivo de Contraluz es un estado de ánimo, que será este viernes 12 de mayo en Nempla (espacio ubicado en Guevara 402, CABA; las entradas se pueden adquirir por sistema Passline), Sofi Álvarez conversó con La Izquierda Diario sobre su acercamiento a la música, sus inspiraciones y referencias artísticas y sobre su experiencia en el Festival Internacional de Segura en el Estado Español.
LID - ¿Cómo fue tu acercamiento a la música? ¿Tuviste algún incentivo durante tu infancia o vino por otro lado?
Creo que me acerqué a la música por ser cantante compulsiva. Cantaba cualquier cosa, me gustaba jugar a imitar otras cantantes y emulaba los distintos estilos, por ejemplo. En mi familia no había muchas influencias musicales, tampoco había instrumentos. Sin embargo, creo que en mi casa supieron escuchar mi deseo musical y darle cauce. Tuve mi primera guitarra a los doce y no la solté nunca más. Después estudié percusión y ahí entendí que la música era mucho más grande que aprender a tocar un instrumento.
En “Ventana al Otoño” de tu disco más reciente (Contraluz es un estado de ánimo) nos pareció encontrar un homenaje a artistas como Violeta Parra ¿Es así? ¿Cuáles considerás que son tus principales influencias musicales?
Me gustan mucho lxs artistas que trabajan la palabra en la canción de un modo sonoro, musical. Violeta es claramente una de esxs artistas. El juego con los versos es un juego totalmente rítmico, las palabras ya traen una música propia. Fernando Cabrera, el Príncipe Pena y Eduardo Mateo también tienen esa búsqueda. Ya fuera de América Latina, Joni Mitchell es otra que me deslumbra como compositora. Estxs artistas me influencian más por su manera de arriesgarse que por un aspecto "estilístico": lo más inspirador para mí es escuchar a alguien que busca en la canción un espacio de rebelión, de libertad.
Sos Licenciada en Letras y tenemos entendido que antes que nada te definís como poeta ¿Cómo se expresa esto en tus líricas? ¿Qué referentes tenés a este nivel?
No sé si podría definirme con un título en particular o de manera unívoca. Me gusta pensar que la literatura, la música y la poesía son lenguajes que quizás vengan de un mismo magma; creo que son rodeos, modos de aproximarse a algo que resulta indecible con el lenguaje automático de todos los días. Por eso siento que, así como en la palabra hay un aspecto que es súper musical, en la música también hay relato, tensión, historia. Cuando escribo letras de canciones me interesan mucho las imágenes y la repetición, las palabras tienen que ser como flechas que te atraviesan porque la canción no puede parar hasta que termina: no existe la posibilidad de la relectura, de detenerse cuando unx quiere, etc. La canción va a su propia velocidad. Mis poetas-arqueras favoritas del momento: Diana Bellessi, Claudia Masin, Alicia Genovese.
En una entrevista en Página 12 decías que “A veces hacer canciones puede volverse un trabajo solitario, ensimismado. (…) Pero la música siempre me devela su naturaleza conversada, compartida.” ¿Cómo se expresa esta paradoja a la hora de componer?
Suelo componer en soledad, pero a la vez siempre estoy escuchando más en mi cabeza que lo que efectivamente suena: voces, otros instrumentos, melodías alternativas. Hay conversación porque una se desdobla en esas voces. Pero también, por suerte, hay gente con la que una comparte todo eso, músicxs y oyentes que le dan vida a la canción.
El año pasado estuviste en España como parte el Festival Internacional Música en Segura con muy buena repercusión, incluso ganaste un certamen en homenaje a Gabo Ferro ¿Cómo fue esa experiencia?
Fue muy hermosa y muy fugaz (¡solo estuve 3 días y me volví!). Más allá del certamen -a mí me resulta bastante ajeno competir en algo como la música-, fue una gran oportunidad para conectar más profundo con la sabiduría de Gabo y para conocer gente muy increíble. Aprendí mucho sobre lo que significa estar en un escenario, sobre la potencia que puede tener ese momento del vivo.
Tu disco Contraluz es un estado de ánimo está en plataformas digitales, pero también editado en CD ¿por qué la apuesta por el formato físico?
Porque es una manera de expandir algo efímero hacia un terreno material, tangible, duradero. Yo creo que el disco propone una experiencia de escucha diferente: te conduce desde el principio hasta el final de esa secuencia de temas sin interrupciones, sin publicidad, sin ventanas emergentes, sin desvíos. También las letras cobran otro peso, se pueden leer en silencio o escuchando la canción. Yo siempre disfruté mucho de eso. Por último, se muestra la ficha técnica de un modo digno, se visibiliza toda la cadena de trabajadorxs que hacen falta para producir algo así.
Este viernes 12 presentás el disco y también algunas canciones inéditas en Nempla (en Guevara 402, Chacarita) ¿Qué nos podés adelantar del show?
Me gusta que los conciertos siempre tengan algo distinto a lo grabado, porque justamente pertenecen a otro tiempo, tienen el gusto y el valor de lo irrepetible. Esta vez compartimos la noche con Germán Roffler, y voy a estar acompañada por Fermín Suárez en contrabajo, en un formato que nunca antes probé. También voy a estrenar alguna canción en la que vengo trabajando hace un tiempo, y leeré poemas míos y ajenos que de algún modo misterioso entran en conversación con cada tema.
