Entrevistamos a otra campeona: a pesar de padecer diabetes, luchó por jugar y pudo consolidar una carrera como futbolista. Su ejemplo y su conflicto actual con Argentinos Juniors.
Leila Grayani @chinagrayani
Martes 16 de julio de 2019 00:26
Fotos: Marcelo Scoppa.
Juega con la pelota desde los cuatro años. A los catorce le diagnosticaron diabetes y pensó que su carrera terminaba para siempre. Estudia periodismo deportivo y escribió un cuento en el libro Pelota de Papel donde narra cómo hace para inyectarse insulina y competir normalmente. Ella quiere que todos conozcan su historia para que sepan que no hay barreras entre la realidad y los deseos.
Sofi Rodríguez Cuggia es una salteña que como muchas jugadoras se instaló en Buenos Aires y se atrevió a buscar su destino. Se fue de Platense, tras vestir la camiseta durante dos años, y está en la búsqueda de un nuevo club, ansiosa de demostrar, una vez más, de qué está hecha. La diabetes la quiso alejar de la redonda pero su fuerza pudo más y hoy afronta un nuevo desafío en la profesión.
LG - ¿Cómo arrancaste en el fútbol?
SRC - Comencé con mi viejo y mi tío que iban a un torneo. Al principio iba, los miraba y pasaba un rato con ellos. Después ya vi la pelota y la quise patear. Me di cuenta que me gustaba y mi papá empezó a apoyarme, él fue mi primer entrenador. Ahí empecé a jugar con mis amigos. Íbamos a los cumpleaños, yo con el vestidito todo perfecto, veía la pelota y mi mamá se quería morir porque ya sabía que iba a volver toda sucia con el cancán roto y llena de barro.
Ya sabemos, lamentablemente, hasta hace algunos años practicar este deporte siendo mujer era más complejo ¿pudiste jugar con normalidad?
Jugué un año y medio en escuelita y después pasé al club de mi barrio que ya era fútbol once. Hasta los 16 años siempre fui la única mujer en todos los equipos porque no encontraba exclusivo de mujeres, era imposible. Cuando pasé a la secundaria, los horarios de estudio coincidían con los de entrenamiento y pensé que no iba a poder seguir jugando. Y el primer año lo sufrí muchísimo. Estuve seis meses esperando feriados y paros docentes que caigan en los días de entrenamiento para poder ir a jugar con mis amigos.
Hasta entonces todo estaba encaminado: Sofía quería ser futbolista y contaba con el apoyo de su familia a pesar de vivir en una provincia tan conservadora como Salta. Pero un día su cuerpo empezó a mandarle señales, síntomas de que algo no estaba bien. Necesitaba consumir más agua de lo normal, tenía muchos cambios de humor y estaba siempre enojada “yo no era así”.
Según la Organización Mundial de la Salud, “la diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. La insulina es una hormona que regula el azúcar en la sangre. El efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre), que con el tiempo daña gravemente muchos órganos y sistemas, especialmente los nervios y los vasos sanguíneos”.
¿Recordás el momento en que te enteraste de tu afección?
En el festejo de mi cumpleaños número 14 comí mucho y después me empecé a sentir muy mal. Esa semana falté dos o tres veces al colegio y en una intenté ir al club a jugar al fútbol pero las piernas no me respondían: quería dar un pase y sentía una limitación de movimiento tremenda. Me llevaron al hospital pero me dijeron que era estrés. Mi vieja me llevó a tomar un helado para hablar y saber qué me pasaba y el helado me fue veneno. Esa madrugada no podía ni vomitar, estaba deshidratada y me sentía muy mal. Me acuerdo que estaba durmiendo en el living y me quería levantar y no me podía parar, no podía usar ni mis brazos ni mis piernas. Me arrastré como pude hasta donde estaba mi viejo, había escaleras de por medio, y como no podía hablar empecé a golpear las escaleras con la poca fuerza que me quedaba. Ahí me escuchó mi mamá, me vio tirada y me llevaron al hospital otra vez. Me atendió la misma doctora que me diagnosticó estrés y dijo que me iba a internar pero tenía que compartir habitación con un paciente con neumonía, entonces mi papá me llevó al Hospital del Niño y no me acuerdo nada más de esa noche, tengo pantallazos. Caí en coma diabético. Estuve cinco días internada. El médico le dijo a mi papá que gracias a la actividad física me recuperé más rápido. Por eso en el cuento digo que el fútbol me salvó la vida.
Ya se viene! Emocionada por formar parte de este hermoso proyecto ⚽️📖 ❤ https://t.co/6CgkFynrUI
— Sofi (@SofiiRodriguezC) February 23, 2019
“El coma diabético fue como esos choques entre dos rivales que te dejan tirada en el piso sin poder levantarte y que nunca esperás que te pasen. Pero duró solo una noche y no estuvo ni una semana en el hospital. No quedarse quieta como se espera de una chica, vivir corriendo detrás de una pelota, su desobediencia la sacaron rápido del pozo; su estado físico le permitió recuperarse”, relata Sofi en “Todo es lucha”, el cuento que redactó para Pelota de Papel 3, libro escrito por mujeres futbolistas.
Su tratamiento requiere la inyección de insulina, ella lo afronta con un microinfusor que evita los pinchazos en su cuerpo, esos que durante un tiempo le dejaron marcas en las piernas y la hicieron doler más de lo normal debido a que practica un deporte de contacto y está expuesta constantemente al roce. Se mide antes de jugar y si está todo bien, sale a la cancha.
¿Conocés deportistas con diabetes?
Cuando me diagnosticaron rompí el buscador de Google intentando encontrar algún deportista que tuviese diabetes y no lo encontré. Mi alivio lo encontré en Nick Jonas (integrante de Jonas Brothers), lo grababan para Disney y mostraban cómo se tomaba la glucosa antes de los conciertos. Cada vez que veía una foto de él yo buscaba el microinfusor. Me hacía pensar que no estaba sola. Al tiempo encontré deportistas: Cristian Lucchetti, Nacho Fernández (fútbol) y a Valentina Kogan (handball).
¿Te gustaría que te tomen de referente para hablar sobre este tema?
No quiero ser ídola de nadie ni quiero ser inalcanzable como era para mí Nick Jonas. Yo le mandaba mensajes y sabía que no me los iba a contestar. Por eso mi intención es juntar a todos los deportistas que tengan diabetes y hacer algo: charlas, eventos, lo que sea. La idea es que quienes estén pasando por el diagnóstico no se sientan solos.
Es increíble lo que me acaba de pasar: después de estar un mes en AAAJ y decirme que me querían me acaban de comunicar que no me van a fichar. Un mes perdiendo el tiempo. Y peor: me fui de un excelente club por ellos. No puedo más de la bronca e impotencia.
— Sofi (@SofiiRodriguezC) July 2, 2019
Sofi también es parte de la revolución feminista. Día a día pone el cuerpo en charlas y marchas donde milita la profesionalización del fútbol femenino y el rol de la mujer en el deporte. Admira a Macarena Sánchez y forma parte de la nueva camada de deportistas que exigen la igualdad de derechos.
¿Cómo te interpela el caso de Maca?
Cuando estalló todo me acuerdo que estaba en Salta, en mi casa, tirada en el sillón. Vi el tuit de ella exigiendo la profesionalización y empecé a dar vueltas por toda la casa. Dije ¡No, lo que acaba de hacer esta piba! Acaba de poner el cuerpo ella sola por una lucha en la que estamos todas. Y ahí vi que empezaron todas a alzar la voz contando los maltratos que recibían en los clubes. Eso me dio fuerza para denunciar que las pibas de Reserva de Platense estábamos entrenando hacía un año esperando que AFA nos habilite el torneo, algo que nunca pasó. Y cuando me fui del club, entrené durante un mes para Argentinos Juniors, donde me habían dicho que me querían, y al final me comunicaron que no iban a ficharme. Me tuvieron un mes perdiendo el tiempo. No sólo nos comemos destratos de AFA sino también de clubes, dirigentes y entrenadores. Queda mucho por hacer pero ahí estaremos para lograr lo que merecemos.