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Red Internacional
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ColBach. Solidaridad con la huelga del SINTCB y democracia directa en Bachilleres

El pasado recuento que ratificó la huelga en los Colegios de Bachilleres pasó la prueba de resistir el periodo vacacional. Este proceso abierto puede abrir nuevas reflexiones sobre cómo se conduce el quehacer educativo en las escuelas y por qué no, cuestionar el verticalismo en éstas.

Miércoles 3 de enero de 2024

Después del recuento de votos que se llevó a cabo el pasado 18 de diciembre en los más de 20 planteles del Colegio de Bachilleres (ColBach), la huelga se mantuvo activa durante el reciente periodo vacacional, lo cual muestra la disposición de lucha por parte de lxs trabajadorxs, que mantienen el reclamo principal de aumento salarial.

Otros procesos recientes de lucha, como el que llevaron a cabo lxs trabajadorxs de Notimex -que recientemente levantaron la huelga después de casi 4 años-, muestran cómo la solidaridad activa de otros sectores de trabajadorxs se va haciendo necesaria conforme pasan los días y cómo la ausencia de ésta puede hacer que quienes resisten se vayan desgastando, viéndose presionados por las necesidades económicas.

A más de un mes de resistir la negativa de aumento a las y los trabajadores del ColBach, son ellxs quienes llevan la batuta del justo reclamo de salario. Resistir una huelga en medio de las fiestas decembrinas no ha sido sencillo, pues la presión de las vacaciones ha hecho muy difícil poder poner en pie la solidaridad activa de otros sectores con lxs trabajadorxs en lucha.

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Sin embargo, esta posibilidad abriría la puerta para poder avanzar desde la solidaridad a la huelga hacia organizar en cada campamento de Bachilleres destacamentos de lucha, impulsados desde las organizaciones como la CNTE, los sindicatos universitarios, las centrales como la UNT o la Nueva Central de Trabajadores, que se apuesten a ir a más escuelas y proponer en cada una de ellas asambleas para definir el tipo de apoyo a la huelga, que de ganarse, nos beneficiaría a todxs.

De esta forma, en este nuevo periodo después de vacaciones, podemos generar mejores condiciones para la lucha por un mejor ingreso, que no dependa de “esperar las mesas de diálogo” sino que las autoridades se vean presionadas para darle salida al conflicto que ellos mismos iniciaron, además de que ahora tratan de golpear chantajeando con la presión del regreso a clases para poner en contra de lxs trabajadorxs a la comunidad del Colegio de Bachilleres.

¿Se puede pensar en un proyecto democrático para el ColBach?

Esta táctica de desgaste es clásica de la autoridad en el sector educativo, para confrontar a la comunidad escolar con la plantilla laboral; sin embargo, podríamos preguntarnos, si la huelga logró un gran apoyo entre lxs trabajadorxs al interior de los Colegios de Bachilleres, ¿no se tendría que dar una respuesta política a este chantaje?

La lucha abren la posibilidad de la reflexión sobre la importancia de nuestro trabajo, así como sobre qué modelo de educación y de escuela podemos impulsar desde abajo.

Si las huelgas nos llevan a mostrar la importancia del trabajo que se desempeña dentro y fuera de las aulas, además de que, como trabajadorxs ponemos a funcionar cada plantel, cada laboratorio, salón, cafetería, etc., ¿por qué no elegir a nuestro cuerpo directivo?

La huelga que hoy se lleva adelante podría poner sobre la mesa esta posibilidad: si las autoridades actuales no atienden los reclamos de sus comunidades educativas y solo están ahí para conveniencias personales, manteniéndose en un estado de privilegio, ¿por qué siguen ahí?, ¿se podría plantear la posibilidad de reanudar actividades después de que en la huelga surja un cuerpo directivo democrático?

Un proyecto de este calibre consideramos que tendría legitimidad si es elegido desde la base trabajadora, donde participen tanto trabajadores afiliados como no afiliados al SINTCB, así como el estudiantado; un cuerpo directivo electo que además sea rotativo, revocable en todo momento, que sea capaz de replantearse el modelo educativo y abrir la discusión en cada centro de trabajo, convocando también a especialistas y docentes de otros niveles educativos.

Desde nuestro punto de vista, un planteamiento de estas características nos pondría en mucho mejores condiciones para pelear por los salarios y otras demandas, como reducir la jornada laboral preservando el salario, contratar y basificar a más personal, reconstruir todo lo arrebatado tras décadas de neoliberalismo e inclusive esbozar un modelo de educación donde seamos las y los trabajadores, en alianza con las comunidades escolares, quienes tengamos la última palabra sobre cómo se educa a las nuevas generaciones.

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