Frente a una crisis sin precedentes, las mujeres trabajadoras, las jóvenes, las inmigrantes están en la primera línea luchando contra el incremento de la precariedad, el paro y la pobreza. No hay plan de “igualdad” si no se derogan las leyes de extranjería y las reformas laborales.
Lunes 9 de noviembre de 2020
FOTO: Trabajadoras del Sindicato (SAD) de Cuidadoras Municipales de Barcelona-@SindicatoSad
“Ellas también siguen explotadas mientras que el Gobierno les ignora. ¡¡¡Esto es urgente, Sras. Ministras!!! ¿En qué mundo viven? Ohhh no sienten ni padecen, si no no harían lo que hacen”. Son las preguntas y exclamaciones de Las Kellys de Barcelona que develan el abandono a las empleadas del hogar, excluidas de la agenda de las ministras. Un sector laboral que se escribe en femenino, porque el 95% son mujeres. Y como el 50% son migrantes, siguen ahogadas por las leyes de extranjería y los chantajes patronales por “los papeles” que dan lugar a trabajos sin contrato, a la economía sumergida o a despidos sin prestación.
Las que limpian los hoteles también exigen sus objetivos de acabar con la precariedad de manera urgente, “No entendemos por qué aún, con todo lo que hablan y posan las Ministras, no se han llevado a término. Las Kellys exigimos más acción y menos parlamento”, sentencian en sus redes. Un colectivo que sufrió despidos fulminantes durante la pandemia y sin derecho al paro, ya que el 95% de las camareras de piso estaban subcontratadas. Sólo el 5% han estado bajo contrato fijo y plantilla no externalizada, con derecho a un ERTE de pobreza, si es que lo cobraron.
Te puede interesar: Las Kellys: “La vida es más que urgente. No vamos a esperar a la agenda ministra de 2.030”
Te puede interesar: Las Kellys: “La vida es más que urgente. No vamos a esperar a la agenda ministra de 2.030”
Según la última Encuesta de Población Activa (EPA) publicada la pasada semana, en los 12 últimos meses la tasa del paro ha aumentado 2,34 puntos y actualmente se sitúa en el 16,26%. Una cifra que está afectando duramente al conjunto de la clase trabajadora, aunque la tasa de paro femenina sube 1,67 puntos y se sitúa en el 18,39%, frente a la masculina que se incrementa 26 centésimas y queda en el 14,39%.
El aumento del paro se destaca en el empleo altamente feminizado, configurado por la histórica y duradera división sexual del trabajo o lo que hoy se denomina "segregación ocupacional" de las mujeres. Y se sitúa en sectores como el contable, administrativo y de oficina, el de servicios, hostelería y restauración o de venta; todos representados en un 80% por mujeres. Las mujeres también vienen ocupando las tareas laborales esenciales en los hospitales, de la limpieza, de supermercados, servicios sociales y de cuidados. Sin embargo es en estas tareas de “primera línea” donde más se ha recortado en derechos laborales y aumentado la precariedad, expuestas al contagio y a mayor explotación.
Te puede interesar: Trabajadoras en la primera línea: patriarcado y capitalismo en tiempos de coronavirus
Te puede interesar: Trabajadoras en la primera línea: patriarcado y capitalismo en tiempos de coronavirus
Esta desigualdad no es nueva ni su causa fundamental está en la crisis frente al coronavirus; aunque sus efectos actúan de manera exponencial. Sino en el modelo laboral español configurado desde décadas por los gobiernos del PP y del PSOE tras las perniciosas reformas laborales, especialmente para las mujeres y la juventud. Las brechas en la ocupación ya existían desde hace décadas, igual que la brecha salarial que supera el 23%. O el volumen de la tasa de temporalidad contractual representada en un 74% por mujeres y 3 de cada 4 empleos son a tiempo parcial. Esto condena a la pobreza a las mujeres de por vida, porque estas múltiples brechas sancionarán también a sus pensiones.
No hay Plan de “Igualdad” con leyes de extranjería y reformas laborales
En el mes de octubre nacía el SINTRAHOCU (Sindicato de Trabajadoras del Hogar y los Cuidados), el primer sindicato de este tipo a nivel estatal. Además de criticar que el subsidio extraordinario aprobado por el gobierno central es totalmente insuficiente, exigen la inclusión de las trabajadoras en el Estatuto de los Trabajadores y en la Ley de prevención de Riesgos Laborales. Pertenecer al régimen general de la Seguridad Social serviría para acceder a derechos tan básicos como una prestación por desempleo. Para ello la derogación de la Ley de Extranjería es crucial, otra reivindicación que durante la pandemia se expresó en las calles al grito de “Regularización YA”. Algo que no está incluido en los planes de las ministras del Gobierno del PSOE y Unidas Podemos.
La misma secretaria de Estado de Igualdad, Noelia Vera, ha reconocido que "no se ha avanzado" sobre derechos laborales de las empleadas del hogar, un colectivo que cuenta con más de 600.000 trabajadoras en el Estado español. Y prometió “dignificar el trabajo de cuidados”, para lo cual anunció que, en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021, incluirá una partida de 200 millones de euros para el Plan Corresponsables y un Sistema Estatal de Cuidados a más largo plazo. Seguro será tan a largo plazo que no llegará nunca, cuando la grave crisis que padecen las trabajadoras necesita de medidas de urgencia.
Entre la lista de promesas, está la creación de plazas públicas en el primer ciclo de la Educación Infantil (0-3), igualar los permisos de maternidad y paternidad a 16 semanas y remuneradas al 100%, un incremento en las partidas de Dependencia. Para todo ello, Igualdad contará con 451 millones de euros, unos 275 más que el presupuesto anterior. Sin embargo muy insuficientes siendo que se trata del tercer ministerio que menos fondos recibe, y muy por detrás de las ayudas que han recibido la banca y los grandes empresarios.
Pero además, para abrir plazas públicas en la educación infantil, se necesita acabar con la precariedad laboral que contrata mediante substituciones a las trabajadoras. E intervenir la educación privada y eliminar las externalizaciones en la educación de tiempo libre y comedores y apoyo escolar para el alumnado con NEE (Necesidades Educativas Especiales); algo que exigen las trabajadoras precarias de la educación y que tampoco está entre las promesas de las ministras.
Te puede interesar: Precariedad en la educación con rostro de mujer: una decisión política
Te puede interesar: Precariedad en la educación con rostro de mujer: una decisión política
"El outsourcing en el Servicio Público de Asistencia Domiciliaria, es el arte de tener trabajadoras pero no responsabilizarse. Se hace cediendo a empresas sin escrúpulos las vidas de las trabajadoras que cuidan a las personas dependientes", explican las trabajadoras del nuevo Sindicato de cuidadoras Municipales (SAD) de Barcelona en sus redes. Para cumplir otra gran promesa, la de aumentar los presupuestos en Dependencia, también habría que intervenir ese negocio siniestro que son las residencias privadas para personas mayores y dependientes, acabar con las empresas multiservicios que llenan los bolsillos de multimillonarios como Florentino Pérez, a costa de la precariedad de las trabajadoras que limpian y cuidan, o a costa también de un servicio de pésima calidad. Claro que, sin derogar las Reformas Laborales que permitieron esta contratación ultra precaria con el total apoyo de las direcciones de CCOO y UGT, no es posible hacer efectivas estas últimas medidas.
Las promesas de las ministras también están muy por detrás de las reivindicaciones de las cuidadoras organizadas que exigen: "Que Florentino Pérez saque sus sucias manos de nuestros servicios públicos. Vamos a recuperar el servicio de ayuda a domicilio para la gente más vulnerable, vamos a cuidar a las cuidadoras".
Las eternas promesas del gobierno actual, de planes de igualdad y aumentos de presupuestos, nunca llegan donde deberían llegar: acabar la precariedad, el paro y la pobreza. Ni derogación de la reforma laborales. Ni mucho menos de las reaccionarias y racistas Leyes de Extranjería. O acabar con la externalización, por la recuperación de los servicios públicos en manos de las empresas privadas. Ni impuestos a las grandes fortunas, expropiando a los expropiadores y no a los cuerpos y al tiempo de las trabajadoras. Serían las respuestas verdaderamente efectivas a una situación cada vez más grave para la mayoría de las mujeres, las trabajadoras y las inmigrantes.
Por ello, desde los suelos pegajosos, Las Kellys gritan hacia los techos de cristal: "¡Esto es urgente, Sras. Ministras! ¿En qué mundo viven?".