Se cumplen tres décadas donde su ausencia hizo que este planeta deje de ver en vivo al guitarrista que un día llego para renovar y fortalecer al Blues.
Daniel Lencina @dani.lenci
Jueves 27 de agosto de 2020
Nacido en Texas, el sur de EEUU, el 3 de Octubre de 1954. En su familia la música sonaba siempre y desde pequeño Stevie asistía a conciertos de Rock junto a sus padres. A los 8 años le regalaron su primer guitarra y desde entonces se iría forjando bajo la influencia de leyendas de la talla de Otis Rush, Jimmy Hendrix, o Albert y Freddie King, en el infinito mundo de la seis cuerdas. Tan así fue que ya para su inicio en la era de músico profesional, abandono la escuela secundaria para dedicarse de lleno a la música.
Discografía
En la intensa y corta vida de Steve Ray Vaughan hay que buscar en sus discos Blues y Rock, muy bien hecho y tocado. Acompañado de músicos excelentes que dan una base llena de matices y climas, que van desde la suavidad de un Blues en tono menor, hasta la explosión de un Rock and roll bien arriba. Canciones como Texas Flood, con un slow blues clásico, o Cold shot en clave de shuffle, ritmo clásico de la música sureña norteamericana interpretada por Pappo´s Blues, por mencionar solo una influencia en la música local, abundan en toda su discografía.
Las violas
Fueron varias las violas Stratocaster con que se lo vio tocar en vivo. Aquí hacemos un breve repaso por las más importantes para él. Hacia 1974, obtuvo a muy bajo precio una Fender Stratocaster año 1958. Pronto la llamaría la “Number One” y es la que lo acompaño por el resto de su carrera, es la Strato de color sunburst pero despintada, como si fuera que alguien la usó como patineta o quedo así de estropeado el esmalte debido a que alguien la ató al paragolpes del auto. Lo que hoy que se conoce como el estilo “reliqueado” de la pintura. En fin una hermosa pieza.
La otra guitarra importante es la “Lenny” que la llamó así gracias que fue un regalo de su esposa cuando Vaughan cumplió los 26 años. También se trata de una Fender Stratocaster de 1969 que compró a muy bajo costo porque tenía el mango podrido y el circuito eléctrico averiado. Lenora Vaughan la hizo restaurar y nada más ni nada menos que el señor Billy Gibbons, cantante y guitarrista de ZZ TOP, que le instalo un mástil nuevo. Lo cierto que es que Vaughan quedó tan feliz por el regalo que esta guitarra se convirtió en un ícono en sus conciertos. Como sea, el regalo especial que Stevie recibió de su compañera merece el nombre de: “amor”.
Los colores
Muchas veces se escucha hablar de que tal guitarrista tiene tal “color” cuando toca, o algún solo en particular. Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de los colores de la guitarra? Tal vez la mejor respuesta se da escuchando a la versión de “Little Wing” de Jimi Hendrix en versión instrumental. Si prestamos atención a los matices que genera, bajando y subiendo el volumen de la canción cuando esta se acerca al desenlace de la melodía tal vez el lector se de una idea de los colores. Y hay que decirlo, aquí Vaughan se luce. Tanto se luce que usa todos los colores del arco iris en una pieza inigualable.
Otro ejemplo es el tema “Riviera Paradise”. Ahí la acaricia a la “Lenny”, como siempre acompañado por una buena banda como los Double Trouble.
SRV y amigos
Tal vez ese fue el disco que no pudo sacar en vida pero del que fueron dándose distintos encuentros, en vivo o en estudio, con otras grandes estrellas del mundo de la música como los Rolling Stones, Buddy Guy, Joe Satriani y hasta el mismísimo David Bowie. Sobre este último vale decir que luego de que Vaughan hiciera una contribución para el disco de Bowie en “Let´s Dance”, el Camaleon quedo mas que contento y lo invito a sumarse a su gira como guitarrista pero Stevie dijo que no. No. Hay que decirle que no a Bowie, pero el texano tomó la mejor ruta posible para lanzarse de lleno a lo que fue su primer y exitoso disco llamado “Texas Flood”.
Afortunadamente llego esa sesión en vivo en estudio junto a su ídolo de todos los tiempos, el señor Blues, Albert King. Al fin unidas esas guitarras Gibson y Fender en un mismo disco. El material es realmente imperdible, con temas intercalados de los artistas que logran tocarlo como si lo hubieran hecho durante toda su vida juntos.
Pero incluso habría más invitaciones para la zapada en vivo. La última canción que toco fue el clásico “Sweet home Chicago” invitado por Eric Clapton. Toco junto a Buddy Guy, Robert Cray y su hermano Jimmie Vaughan. Se dio una de esas noches increíbles donde la leyenda invita a la otra leyenda para tocar Blues.
Al finalizar el concierto, en la madrugada del 27 de agosto de 1990 Vaughan y otros músicos y asistentes abordaron un helicóptero. Fue su último y fugaz vuelo, cuando instantes después se estrellaba muriendo todos los tripulantes al instante. En el mejor momento de la carrera de Vaughan, a los 35 años se apagaba ese ardiente corazón dejando un legado único para el mundo de la música.
Vaughan dejó una montaña de canciones y temas instrumentales que llegaron para encender eso que todo blusero busca transmitir; la pasión.
Daniel Lencina
Nacido en Buenos Aires en 1980, vive en la Zona Norte del GBA. Integrante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 1997, es coeditor de Diez días que estremecieron el mundo de John Reed (Ed. IPS, 2017) y autor de diversos artículos de historia y cultura.