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Red Internacional
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PRECARIZACIÓN DEL TRABAJO. Subcontratación (Outsurcing) en México en tiempos de la 4T

La entrada de la subcontratación (outsourcing) en el país no es nueva. Las autoridades e investigaciones académicas hablan de la subcontratación desde la década de los 70’s. En general, en Chihuahua la ubicamos en el impulso de la industria maquiladora de los años noventa en el estado.

Martes 4 de febrero de 2020

Derivado de las presiones internacionales el estado mexicano no solo permitió la instalación de la industria manufacturera, sino que lo tomó como uno de sus principales objetivos generando una política de impulso al sector maquilador.

De la mano de las maquiladoras, surgieron las empresas de servicio de comida en los comedores de la industria manufacturera, al igual, que una vasta gama de empresas de servicios como fueron las de limpieza, servicios de asesorías, recursos humanos y transporte, entre muchos más, que quedaron en una relación laboral de subcontratación.

La subcontratación o tercerización, como también se le conoce, es una realidad no solo en el estado de Chihuahua, sino en la toda la república, y más allá de resultar una solución para el mitigo del desempleo e impulso del desarrollo económico del país, ha resultado una verdadera carga para las clases trabajadoras, herencia de las políticas Neoliberales.

Dejado de lado las variaciones entre países y particularidades regionales, el impulso y promoción de tercerización surgió de parte de empresarias y empresarios, así como gobiernos afines, cuyo principal objetivo era la búsqueda del abaratamiento del costo de la mano de obra para aumentar la tasa de ganancia del capital.

En la actual administración de López Obrador, se emprende una gran batalla para hablar de una subcontratación “genuina” (legal, como dijo en sus mañaneras); que genere trabajo y verdaderas oportunidades de crecimiento, cuyo resultado sean espacios con trabajos de calidad, frente a una descarada e “ilegal” subcontratación abusiva.

Se pretende realizar una diferencia, ficticia, por cierto, entre un servicio especializado que permita que los negocios se dediquen a su actividad principal sin distraerse en actividades “menores” o “no propias” de la empresa. En contra parte, la subcontratación “ilegal” que traslada gran parte de su plantilla laboral a negocios intermediarios para encubrir la relación laboral e incumplir con las obligaciones laborales y/o de seguridad social.

“Se estima que cerca de cinco millones de trabajadores se encuentran bajo la figura de subcontratación ilegal, según expuso la Secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, explicó que la legislación contempla dos tipos de subcontratación, la legal y la ilegal o abusiva; la reciente reforma laboral –hecha a medida del T-MEC a pedido del gobierno estadounidense- preservó la subcontratación, presentada por el gobierno como legal, avalando así esta forma de trabajo precario. Se calcula que cerca de seis mil empresas practican la subcontratación abusiva, lo que significa una evasión de obligaciones por alrededor de 21 mil millones de pesos anuales.”

Cada vez queda más claro que al hablar de Outsourcing, subcontratación, resulta equivalente a lo que también se le conoce como deslaborización. Lo que nos recuerda aquella idea de que un capitalismo amigable y amistoso resulta insostenible.

“Se trata de un proceso de restructuración de las relaciones de producción y de las prácticas empresariales donde se externalizan los trabajos que no son parte de las actividades principales. En este conjunto de cambios, primero se delegan en manos de terceros los servicios que antes eran realizados por personal contratado directamente por la empresa. Entre ellos están los servicios de limpieza, seguridad, cafetería y transporte”.

Las consecuencias de la subcontratación legal y/o ilegal para las clases trabajadoras ha sido la precarización del mercado laboral, negándoseles el derecho a la estabilidad laboral, por medio de la reducción o negación del reparto de utilidades, ingresos por prima de antigüedad, vacaciones, aguinaldo y/o el derecho de adquirir un crédito para vivienda.

“El problema fundamental, en cualquier manifestación contemporánea en donde el trabajo se reubica, externaliza o subcontrata, tiene que ver, en muchas ocasiones, con la falta de claridad sobre la manera como quedan resguardados y protegidos los derechos de los trabajadores involucrados, y frente a lo cual, al menos en el caso mexicano, el marco jurídico vigente muestra sus limitaciones”.

Es práctica común de la patronal en México que bajo la subcontratación o no, se registre con el salario mínimo y/o menor al real a sus empleados, lo que afecta drásticamente a las y los trabajadores en sus incapacidades, licencias por maternidad, el ahorro para el retiro y las pensiones; también se les da de baja en varios periodos del año, por lo que pierden asistencia médica, uso de guarderías, entre otros.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha retomado el discurso del “buen patrón”, queriendo conciliar los irreconciliables intereses entre patrones y trabajadores, como el mismo pregona, “gobernar para ricos y pobres”, para ello, hace “necesario”, diferenciar entre la subcontratación legal e ilegal.

Es importante que la clase trabajadora no deposite su confianza en esta falsa conciliación con la patronal que pregona la 4T, los trabajadores solo podrán ganar sus derechos y su emancipación retomando los métodos de lucha que le han abierto camino: aquellos que ponen en jaque el modo de producción capitalista.

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