Shanghái extrema las medidas de su confinamiento en medio de un repunte de la cifra de fallecidos mientras Beijing comenzó hoy a hacer test masivos y a cerrar urbanizaciones para evitar la propagación de covid en la capital china.
Lunes 25 de abril de 2022 10:52
La metrópolis oriental anunció este lunes la muerte de otras 51 personas por covid, con lo que la ciudad suma un total de 138 fallecidos desde que decretó hace un mes un confinamiento masivo para atajar un abrupto aumento de casos.
El vicedirector de la comisión sanitaria de Shanghai, Zhao Dandan, enfatizó hoy en que la edad media de los decesos es de unos 81,1 años y que todos ellos tenían alguna enfermedad o patología previa a infectarse con el nuevo coronavirus.
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Zhao avisó de que la situación epidémica sigue siendo "grave y compleja" en Shanghái y destacó que la cifra diaria de contagios sigue siendo "alta" después de que se anunciasen 2.472 nuevos positivos y 16.983 casos asintomáticos detectados el domingo.
El funcionario agregó que la ciudad hará otra ronda de test a sus 25 millones de residentes con el objetivo de frenar la curva de contagios "lo más rápido posible".
Entretanto, la última polémica en Shanghái la ha protagonizado el levantamiento de unas enormes vallas verdes -de unos dos metros de altura- en algunas urbanizaciones para impedir que los residentes salgan de sus casas.
Las redes sociales recogieron este fin de semana imágenes de personas confinadas que criticaban desde el balcón a los trabajadores que, enfundados en trajes blancos de protección, erigían estas cercas y protestaban ante la hipótesis de un incendio dado que no podrían salir de sus hogares de ninguna manera.
Algunas de estas vallas se levantaron en complejos residenciales en los que se han detectado positivos y la razón, según las autoridades municipales, es que algunas zonas deben activar un "confinamiento duro" y evitar a toda costa que la gente salga y así evitar nuevos contagios.
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Pruebas masivas y confinamientos selectivos en Beijing
Entretanto, el resto del país continúa acumulando nuevos contagios, con casos de transmisión comunitaria en las provincias nororientales de Jilin (79) y Heilongjiang (26), en las surorientales Jiangxi y Zhejiang, ambas con 14, y la capital, Beijing, también con 14 positivos confirmados al margen de los asintomáticos.
Ahora, el número total de contagiados sintomáticos activos en la China continental asciende a 29.178 y la preocupación se ha extendido en Beijing, donde su mayor distrito, Chaoyang, que concentra desde embajadas a rascacielos de negocios, ha exigido a quienes vivan o trabajen en la zona que se sometan a tres pruebas de ácido nucleico durante esta semana.
En las calles del distrito se formaron hoy colas kilométricas para hacerse el test en las garitas designadas a tal efecto, y también se han cerrado ’de facto’ algunas urbanizaciones.
El miedo a que la capital china acabe de nuevo confinada o que llegue a los niveles de Shanghái ha provocado compras masivas en los supermercados -dejando algunos de ellos completamente vacíos- y consejos en las redes sociales sobre qué comprar en caso de cuarentena generalizada.
La ciudad también ha suspendido los grupos turísticos a partir de este lunes -a menos de una semana de cuatro días festivos por el puente del 1 de mayo- y exigido a las agencias de viajes que reembolsen el importe de los paquetes de viajes.
Pese a la alta transmisibilidad de la variante ómicron, China continúa aplicando su estricta política de "tolerancia cero" para atajar esta última oleada de casos, que está provocando cifras récord de contagios no vistas desde el inicio de la pandemia.
Con todo, los rebrotes están siendo muy diferentes al primer brote registrado en China en la ciudad de Wuhan, cuando la tasa de mortalidad sobrepasó el 5 por ciento, según explicó ayer en la televisión estatal el epidemiólogo chino Zhang Wenhong: "La tasa de mortalidad en Shanghái se mantiene en el 0,178 %", aseguró Zhang.
La prensa oficial reconoce que "China ha atestiguado un prominente incremento de rebrotes en todo el país", con más de 500.000 contagios desde marzo, pese a lo cual el país debe "insistir en la política de ’covid cero’ y garantizar la salud de la población en la mayor medida posible".
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Según opina hoy el diario Global Times, "hay que actuar" y "ser lo más rápidos en la medida de lo posible" para impedir la propagación del virus, algo que, destaca el periódico, lograron ciudades como Cantón tras detectar sus primeros casos.
"Un confinamiento total solo se puede poner en marcha cuando la propagación está en una fase avanzada o si se detecta temprano pero no se controla de forma decidida. Debemos ser incisivos e identificar a tiempo las fuentes de infección para evitar repuntes", acota el rotativo.
China a las puertas de una crisis sanitaria y social
El Gobierno ahora enfrenta una situación inédita de contagios desde el inicio de la pandemia, con un creciente malestar social que se puede convertir en una bomba de tiempo. Recientemente salieron a la luz las brutales condiciones laborales de los trabajadores chinos bajo el confinamiento. Un caso emblemático es el de Tesla y Foxxcon.
Según un informe del China Labour Bulletin mientras que millones están confinados en sus edificios y departamentos "Los trabajadores industriales viven en sus fábricas para seguir produciendo, los repartidores de alimentos duermen en la calle y trabajan todo el día y el personal médico muere por exceso de trabajo".
El mismo informe señala que en Shanghái, los trabajadores de la salud fueron llamados en medio de la noche y que trabajaron largas horas con equipo de protección insuficiente y sin descansos, administrando pruebas de PCR a la población.
Para los repartidores de entrega de alimentos la situación no fue diferente, se han enfrentado a decisiones difíciles: o encerrarse en sus casa y no tener ingresos o dormir en las calles para continuar trabajando. Se ha informado que estos trabajadores duermen en tiendas de campaña, debajo de puentes y en estaciones de autobuses, especialmente porque otras formas de refugio.
En otra localidad al sureste del país, Shenzhen, uno de los centros industriales más importantes del país y que había sido confinado el mes pasado, los trabajadores industriales han sido encerrados en su lugar de trabajo, viviendo y durmiendo allí para que la producción no se detenga. Los informes señalan que duermen en los terrenos de la fábrica, ya sea en carpas o en camas improvisadas hechas con elementos que tienen a mano, como cajas de cartón, en las instalaciones del gigante Foxconn, conocido por ser el mayor ensamblador mundial de los iPhone.
En las redes sociales chinas circularon algunos videos denunciando la situación que se vive. Tanto de los que se encuentran confinados bajo estricta vigilancia y sometidos a las arbitrariedades del Gobierno, como de los trabajadores esenciales, cada vez más, que trabajan y viven en condiciones denigrantes.
El confinamiento masivo de las estrégicas megaciudades chinas está generando enormes problemas al Gobierno chino que le teme más a un cataclismo económico y social que a la pandemia de coronavirus.