Intimidación policial y discriminación si pareces "sospechoso" o por tu forma de vestir, se suman a la prisión inmediata por acusación de robo en tienda departamental.
Domingo 14 de octubre de 2018
El viernes 5 de octubre acudí a la tienda Suburbia Buenavista en la Ciudad de México cerca de las 20:00 horas, pues quería cambiar mis calcetines mojados por la lluvia, por unos nuevos. Portaba una gabardina conocida como rompevientos y debajo de ésta vestía chamarra de mezclilla gris, una blusa negra a la cadera, pantalón de mezclilla y tenis negros. La ropa común de una persona catalogada como de "clase media" o "media baja", como el 26.6% de la población en México.
Iba de entrada por salida y no llevaba ni 5 minutos dentro, cuando comencé a escuchar un llamado, en algún sonido alto sobre mi cabeza, que pedía seguridad inmediata en donde me encontraba. El tono era de intimidación o alerta y antes del tercer llamado llegó una policía que se colocó a mi lado, a menos de un metro de distancia, parada con las piernas abiertas y las manos al centro, en posición tipo militar de descanso.
Con la prisa que llevaba intenté ignorar la situación, pedí ayuda a una trabajadora con lo que buscaba e incluso realicé mi compra, lo cual fue un gran error. No comprendí hasta que salí de la tienda, la política de intimidación y acoso policial de Suburbia a sus clientes y el trato por parecen "sospechosa", por mi aspecto físico, por la forma de vestir u otra razón.
Podría pensarse que en un país donde la violencia y el abuso policial son comunes, un caso más, que "no llegó a mayores" no tiene relevancia, sin embargo me niego a aceptar que la violencia y la discriminación sean naturalizadas o impuestas por políticas de seguridad dictadas por particulares contra la población.
El trasfondo: la criminalización de la pobreza y una justicia para ricos
Según la Encuesta trimestral de Seguridad de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo, el robo a negocios en la ciudad representa una pérdida económica de 235 millones 643 mil pesos. Ante ello, tiendas y almacenes con apoyo del gobierno, endurecen la persecución y el castigo ante el llamado robo "hormiga". El origen de esto fue a partir de la contratación de Rudolph Giuliani en 2003, en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, como asesor de seguridad y su política de "cero tolerancia" en materia de seguridad.
Hoy es común que tiendas como Suburbia y muchas otras, implementen cámaras, policías, detectores, equipos de sonido, personal vestido de civil y áreas jurídicas específicas, que garanticen cárcel para las personas acusadas de robo. Incluso aplican estas medidas a sus trabajadores, cuyas pertenencias y ropa son revisadas cada que salen de la tienda. Situación que se suma a la explotación laboral.
En un país donde la impunidad alcanza el 98% ser acusado de robar dos manzanas y un refresco, puede llevarte a prisión en menos de 24 horas, como ocurrió a Javier Najar en abril de 2016, quien a pesar de su discapacidad intelectual fue recluido en el Centro Varonil de Rehabilitación Psicosocial, por el supuesto robo en una tienda Soriana de Coyoacán. Javier tomó un refresco del refrigerador y al no tener dónde poner las manzanas que traía en sus manos las metió en su mochila, al dirigirse a las cajas fue interceptado, golpeado por personal de seguridad, sacado por la puerta trasera y llevado al Ministerio Público, donde lo obligaron a firmar una declaración. El área jurídica de Soriana se negó a un acuerdo conciliatorio, a pesar que lo "robado" equivalía a 21 pesos, también se negó a proporcionar la grabación de su detención.
Para la "tolerancia cero" adoptada por la mayoría de estas empresas no hay delitos pequeños, ni distinción entre un robo por hambre o el robo hormiga, es robo porque genera una pérdida para la tienda y punto. Bajo esta lógica, qué más da intimidar y perseguir a un cliente "sospechoso" dentro de una tienda, en su lógica será parte de una política de prevención del delito.
Actualmente en la CDMX hay al menos 7 mil personas en prisión que robaron por hambre, la mayoría mujeres, a las que les fue negado el perdón legal por medio de reparación del daño, sin importar el monto.
El castigo que exige la patronal ante estos casos es llevar la denuncia "hasta las últimas consecuencias". En el 90% de los casos los denunciantes son los representantes legales de las tiendas afiliadas a la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales y sorprende la agilidad de los mecanismos legales y las presiones jurídicas para que las autoridades "resuelvan el problema", dictando sentencias y cobrando multas.
Así es como los robos en México por montos pequeños pueden llevar a la gente a prisión con más rapidez que un feminicidio, un asesinato o cualquier delito grave, fenómeno que involucra a los sectores más pobres de la sociedad.
El 27 de agosto de 2018, cinco personas armadas realizaron un robo en cinco minutos, en una sucursal Suburbia de Avenida Universidad, amagaron a los empleados y se llevaron 500 mil pesos en productos, como celulares y otros, horas más tarde el jefe de la policía capitalina, Raymundo Collins declaró: "los de la tienda no cooperaron con la policía, no permitieron el acceso ni permitieron que tuviéramos el real conocimiento de lo que había ocurrido, a pesar de que la policía llegó a minutos del llamado". Varios medios reportaron esta actitud por parte de encargados de la sucursal, así es como las decisiones de gerentes y empresarios además actúan por encima de todo criterio de seguridad local.
En 2017 Liverpool concretó la compra de Suburbia a Wal-Mart México, por 19 mil millones de pesos, equivalente a unos mil 60 millones de dólares. La transacción benefició a ambas partes y con ello Liverpool hoy es considerada como una de las inversiones favoritas de la Bolsa Mexicana de Valores, más rentable con la incorporación total de las operaciones de Suburbia.
Las 42 tiendas de Fábricas de Francia en México desaparecerán a partir del próximo año y sus sucursales cambiarán de nombre a Suburbia o Liverpool, por el mejor posicionamiento de estos nombres en el mercado. Con el anuncio de esta estrategia por parte de Liverpool, el 12 de septiembre, sus acciones tuvieron un alza del 3%.
Arriba, en el mundo de los mercados y patrones Suburbia habla en millones de pesos y grandes ganancias (ventas por 13,539 millones en 2016), mientras abajo, en el mundo de los trabajadores se habla de un salario que ronda los 4.000 pesos al mes para una cajera y casi 5.000 para un vendedor.
Mientras tanto, las cárceles son para los excluidos, los pobres y los rebeldes.