En medio de múltiples movilizaciones organizadas por estudiantes secundarios, se confirmo la suspensión de la PSU en todos los establecimientos de la ciudad.
Lunes 6 de enero de 2020
Con múltiples manifestaciones se sintió el despertar en Arica esta mañana, donde cientos de manifestantes se apostaban a las afueras de las sedes de rendición, cansados de una prueba que solo busca segregar aún más a ciento de miles y estudiantes a lo largo de todo el país.
Las manifestaciones comenzarón a primera hora en el Liceo Domingo Santa María, Colegio San Marcos, Liceo A-1, Liceo Comercial y Liceo B-4, en donde tuvieron que cancelar el proceso. Otra sede que se estableció como provisoria en la Escuela D-4, tuvo que también suspender la prueba. Sin duda son parte de los colegios y liceos que acogerían a miles de estudiantes durante estos dos días.
Al finalizar la mañana, el DEMRE de la ciudad, tuvo que suspender el proceso de PSU por "falta de garantías a los estudiantes".
Una dura represión también se vio durante toda la jornada, donde la policía no dudo en llegar a los lugares donde habían manifestaciones y dejaron caer su pesada represión contra estos cientos de estudiantes, como lo han hecho los ultimos años, apoyados en los proyectos de ley que ha impulsado el Gobierno de Sebastián Piñera como aula segura.
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El mensaje es claro, luego de 78 días de movilización desde que Chile despertó, los estudiantes no pueden ser indiferentes frente a la aplicación de una de las pruebas estandarizadas que deja el descubierto nuevamente la enorme grieta que muestra la gran brecha social, consecuencias de la educación de mercado, una educación para ricos y otra para los pobres.
Estos mismos miles de jóvenes que hoy cuestionan esta prueba que termina siendo un filtro de clase, son los mismo que fueron la chispa que incendió el estallido social que hizo que Chile despertara. Son quienes dan cuenta de que son cientos de miles de estudiantes que todos los años quedan sin poder estudiar. Donde el año pasado 86.838 personas obtuvieron menos de 450 puntos, que es lo que se requiere de mínima para ingresar a las 41 universidades del Sistema Único de Educación. Que equivale a un tercio de quienes rinden la prueba.
Todos aquellos que quedan rezagados por la Prueba de Selección Universitaria, terminan trabajando para ayudar en la necesidad material de las familias que están tras ellos. Teniendo que dejar atrás todos los sueños de estudiar, en solo eso, sueños que quedan sin cumplir. Relegándose a ser mano de obra barata.
Para derribar esta prueba que segrega a la mayoría de los estudiantes en Chile, en donde un 75% no alcanza un puntaje mínimo, tanto la CONES como la ACES, debierón preparar en base a asambleas en cada lugar de estudio, y votando de forma democrática, un paro y toma de establecimientos, de forma coordinada y organizada, exigiendo el fin a la PSU y el acceso irrestricto a la universidad para los miles de jovenes de familias trabajadoras que ven un obstáculo en esta prueba. Y financiar todo esto con el impuesto a las grandes fortunas empresariales del país.
Para poder lograr esto debemos tomar las lecciones que nos deja la revuelta en Chile, impulsar espacios de autoorganización para articular los distintos sectores que hoy se movilizan, como por ejemplo para el día jueves a las 18.00 hrs en la CUT, se llevara adelante una asamblea contra los despidos, en donde varios profesores vienen peleando la reincorporación de los 9 docentes despedidos posterior al estallido social en el Colegio Juan Pablo II, y que se ha encontrado con decenas de despidos en otros establecimientos educacionales.