Sylvia Saítta es investigadora del CONICET, docente universitaria (UBA) y autora de numerosas publicaciones. Es directora del Archivo Histórico de Revistas Argentinas (Ahira) que reúne colecciones digitalizadas de revistas y publicaciones periódicas de todo el país. Conversamos sobre los orígenes del proyecto, incorporaciones y algunas recomendaciones de lectura.
Liliana O. Calo @LilianaOgCa
Viernes 21 de julio de 2023 00:05
Contanos brevemente, ¿cómo surge el proyecto?
Sylvia Saítta: El proyecto surgió en 2015, en el marco de un proyecto de investigación de la Universidad de Buenos Aires titulado “Discusiones estéticas e ideológicas en las revistas de izquierda”. Desde hacía años, varios de quienes hoy integramos Ahira. Archivo Histórico de Revistas Argentinas veníamos trabajando en proyectos sobre revistas culturales, historia de la prensa y las relaciones entre literatura argentina y periodismo. En ese momento, decidimos armar un archivo virtual de revistas con las revistas que ya teníamos digitalizadas en nuestras computadoras, y que habían sido objeto de nuestros propios trabajos de investigación, con la idea de ponerlas a disposición de investigadores que estuviesen estudiando temas similares a los nuestros. En esos comienzos, entonces, la idea fue comenzar ese archivo con revistas de izquierda y con revistas literarias y culturales que, o bien habían sido estudiadas por nosotros, o que circulaban en CD-ROM. En ese 2015 lanzamos la primera versión del Archivo Histórico de Revistas Argentinas, que contaba con ocho publicaciones y la sección de “Estudios críticos”. Algunas de esas revistas ya habían circulado en CD-ROM y pedimos los permisos para subirlas a Ahira: Punto de Vista, la Revista Multicolor de los Sábados, y las tres revistas de Abelardo Castillo, El Grillo de Papel, El Escarabajo de Oro y El Ornitorrinco, que habían sido publicadas por Elisa Calabrese y Aymará en una versión en CD digitalizada por la Universidad de Mar del Plata; y digitalizamos Los Libros, las dos épocas de la revista Proa y Martín Fierro.
Nos propusimos que cada revista tuviera su índice completo, una presentación a cargo de un investigador o del director de la revista, y los estudios críticos ya existentes. En los años que siguieron a ese 2015 continuamos subiendo las revistas que ya teníamos en nuestras computadoras o las que comenzamos a comprar o pedir prestadas y así se fueron sumando las tres revistas de Leónidas Barletta —Conducta, Metrópolis y Propósitos—, la revista anarquista Nervio, algunas revistas de ciencia ficción (Hora Cero y Péndulo), historietas (Patoruzú y Locuras de Isidoro) y varias revistas culturales que teníamos completas en nuestras bibliotecas: Crisis, Fin de Siglo, Babel. Revista de Libros, V de Vian, Magazine Literario. Poco después de la salida de Ahira, el portal Américalee comenzó a publicar sus revistas, un proyecto que Horacio Tarcus, desde el CeDInCi venía anunciando, pero que todavía no se había concretado. En ese momento, le escribí a Tarcus para comunicarle que no tenía sentido que digitalizáramos las mismas revistas y reformulamos nuestro proyecto, ampliando el universo de revistas que integrarían Ahira.
El impacto que tuvo la incorporación de revistas sobre cultura, política, cine, humor, teatro, ciencia ficción, fue inmediato y realmente nos tomó por sorpresa. Por lo tanto, decidimos pensar todo de nuevo: ese archivo, muy artesanal, que habíamos imaginado para la comunidad académica muy pronto se convirtió en ámbito de consulta para investigadores, docentes, periodistas, estudiantes, documentalistas, público en general. Por lo tanto, hacia 2018, gracias a subsidios obtenidos de la Universidad de Buenos, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, y más recientemente, Mecenazgo, realizamos un cambio de plataforma que nos permitió delinear la noción de un archivo que funcionara como el viejo kiosco de revistas, pero en Internet, con tres grandes diferencias —y ventajas— en relación a lo que eran los kioscos de revistas en el siglo veinte: en primer lugar, el de ser un espacio en el que conviven, en feliz armonía, o en franca disidencia, revistas provenientes de universos culturales diferentes: revistas culturales y literarias; semanarios masivos; revistas dedicadas al cine, al deporte, a la música, al teatro; historietas; publicaciones políticas, religiosas, gremiales, estudiantiles; revistas de folklore, rock y ciencia ficción, entre tantas otras. En segundo lugar, el de la coexistencia de revistas y publicaciones periódicas que circularon en diferentes momentos de la historia argentina, en un arco temporal que se abre en el siglo diecinueve y llega hasta el presente. Por último, la incorporación de revistas publicadas en diferentes ciudades del país, y no sólo en la Ciudad de Buenos Aires.
¿Existen otras experiencias similares en habla española?
Sylvia Saítta: En Argentina, existen diferentes grupos de trabajo que realizan tareas similares. Los grupos de trabajo más importantes son: el equipo de investigación del Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI) dirigido por Horacio Tarcus, que sostiene la plataforma digital de publicaciones latinoamericanas de izquierda Americalee; las investigaciones del Centro de Estudios Histórico de los Trabajadores y la Izquierda (CEHTI), dirigido por Hernán Camarero, que inició, recientemente, la digitalización de fuentes imprescindibles como el diario La Vanguardia; y los sitios de revistas políticas, como El Topo Blindado. Centro de Documentación de las organizaciones político-militares argentinas. Se puede acceder también a gran cantidad de revistas digitalizadas en la plataforma de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, sistematizadas, durante la gestión de Horacio González, en el sitio Trapalanda, que ahora pueden ser consultadas por fuera del sitio; y en el portal de la Biblioteca de la Academia Argentina de Letras, donde prevalecen ediciones del último tercio del siglo diecinueve.
En el ámbito de publicaciones en lengua española, prevalecen, por su importancia y su interés específico, portales y reservorios que disponen de fondos de ambos lados del Atlántico: la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España; la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica de España; la Colección Digital de Publicaciones Periódicas de la Biblioteca Nacional de Uruguay; las Colecciones Digitales del Instituto Ibero-Americano de Berlín y el sitio Revistas Culturales 2.0 de la UNA, Universität Ausburg. En el ámbito internacional, sobresalen Gallica, la British Library, The Public Domain Review y los repositorios digitales de numerosas universidades europeas y norteamericanas.
¿Qué períodos abarca la digitalización del Archivo? ¿Son todas publicaciones nacionales?
Sylvia Saítta: El arco temporal de publicaciones de Ahira se abre con revistas publicadas en el siglo diecinueve —La Aljaba (1830), La Argentina (1830), La Moda (1837)—, y se cierra en el presente —La Ballena Azul (2015) o Pulsión. Revista de Cine (2015). Se trata de publicaciones cerradas —que no continúan publicándose en la actualidad— y, salvo algunas pocas excepciones, de colecciones completas. Como el nombre de la página indica, son publicaciones nacionales y tiene como uno de sus principales objetivos ampliar el mapa de las revistas más transitadas por los estudios históricos y culturales a través de la incorporación de revistas editadas en todas las ciudades del país, y no sólo en la Ciudad de Buenos Aires. Por lo tanto, hemos realizado importantes intercambios con investigadores de todo el país, que han sumado revistas publicadas en La Plata, Mar del Plata, Santiago del Estero, Tucumán, Córdoba, Santa Fe, Quilmes, Mendoza, Santa Cruz, Salta, y principalmente Rosario, gracias a un convenio con el Instituto de Estudios Críticos en Humanidades (IECH, UNR-CONICET) que permitió la digitalización e indexación de veinticinco revistas rosarinas.
El mapa que construye Ahira se complementa con el apartado “Otras colecciones digitales”, que está pensado desde la organización del archivo para reunir y sistematizar otros repositorios y otros sitios en donde a veces hay una sola colección de revista y en otros casos son repositorios de otros lugares del mundo, la inmensidad del Iberoamericano o el caso de la Biblioteca del Brasil. Creo que algo que también tiene Ahira como archivo es este gesto de reunir, de recuperar, de sistematizar, de organizar lo que muchas veces no encontramos en la inmensidad de archivos que pueblan el mundo digital, y que, por eso, es tal vez una plataforma no sólo amable en el acceso a la información, sino abierta a la recepción de revistas que muy generosamente nos ofrecen quienes consultan la página o quienes han realizado enormes esfuerzos por digitalizar revistas que no encuentran un lugar que las albergue. Cuenta además con la sección “Estudios críticos”, en la que se compilan los trabajos existentes sobre revistas argentinas.
¿Qué aportes, debates o qué panorama y registros culturales y políticos se pueden reconocer en el registro del archivo? ¿Cuáles destacarías?
Sylvia Saítta: Creo que, en su misma heterogeneidad y amplitud de criterios, uno de los principales aportes del Archivo es poner en cuestión muchos de los presupuestos con los cuales fueron estudiadas las revistas durante el siglo veinte. En primer lugar, el presupuesto de que las revistas pueden ser estudiadas en sí mismas, como si fueran un objeto cerrado, más parecido al libro que a lo que realmente son: publicaciones que se pensaron para intervenir en su presente en diálogo y en discusión con otras publicaciones. Porque existió Centro, después hubo un Contorno; porque existió Punto de Vista, se eligieron El Ojo Mocho o La Bizca como títulos de revistas que, desde el vamos, se pensaron en diálogo o discusión con la revista dirigida por Beatriz Sarlo; porque El Amante decía todo sobre cine, apareció La Vereda de Enfrente, título que remite obviamente a Borges, pero también se coloca enfrente de lo que ya estaba. En segundo lugar, la idea de que las revistas literarias o culturales sólo pueden ser pensadas en relación a otras revistas literarias o culturales. Mi lectura de los semanarios de los años sesenta, por ejemplo, me indica que, con la irrupción de los semanarios, las revistas literarias tienen una pregunta que es nueva: qué hacer ante la intensa presencia de escritores y críticos en publicaciones que no son estrictamente literarias. Esta hipótesis, de ser cierta, es crucial, porque abre, me parece, preguntas que para las revistas literarias son nuevas: cómo competir con los semanarios que, no sólo tienen miles de lectores y gran publicidad, sino que, además, pagan las colaboraciones de escritores y críticos; como mantener a la revista literaria como el escenario de publicación de un cuento, un poema, un adelanto de novela, si estos cuentos, estos poemas, estos adelantos de novelas se están publicando en los semanarios, en los que, como si esto fuera poco, se dedican páginas y páginas a reseñar libros, y muchos de quienes escribían en las revistas literarias pasan a trabajar en los semanarios.
Por último, el presupuesto de que todo sucede en la ciudad de Buenos Aires, o que se puede hablar de la cultura argentina a partir del estudio de revistas que se publicaron sólo en la ciudad de Buenos Aires. Por ejemplo, el ingreso a Ahira de las revistas de vanguardia Clarín (1926-1927) de Córdoba, La Brasa (1927-1928) de Santiago del Estero, a las que habría que sumar las que todavía nos faltan como Azul o Sagitario y Valoraciones, de La Plata, entre muchas otras, abren un mapa diferente para pensar los circuitos de circulación de las vanguardias de los años veinte. Si esto sucede en un momento tan temprano del siglo veinte, es fácil imaginar que el resultado de investigaciones en otros períodos históricos sería diferente en sus conclusiones si se incorporaran fuentes provenientes de otras ciudades del país.
¿Qué colecciones o selección de publicaciones de Ahira, recomendarías particularmente a los estudiantes o historiadores?
Sylvia Saítta: Mi primera sugerencia para los estudiantes es la de navegar por la página y sumergirse en el maravilloso mundo de revistas y publicaciones periódicas, en ese entramado de tapas y diseños tan diversos, en sus diferentes modos de titular y presentar la información, en los nombres de quienes dirigieron revistas y escribieron en revistas, en los temas que predominaron según los años y las épocas. Ahira permite ver lo que hay en el archivo a través de tres entradas: la del orden de incorporación, el alfabético, y el que para mí es fundamental desde una perspectiva histórica, que es el del orden cronológico. Sea cual sea el tema que investiguemos o que nos interese, me parece que el sólo hecho de asomarse al mapa de revistas publicadas en un momento determinado amplía las preguntas e ilumina las respuestas. Estoy convencida de que, por ejemplo, estudiar los modos de funcionamiento de la política en cualquier momento histórico del país no puede circunscribirse solamente a las revistas políticas, sino que pueden encontrarse modos más oblicuos y, por lo tanto, más interesantes de entender ese momento histórico si leemos también los debates sobre la literatura, el cine o el teatro que dialogan o cuestionan o ratifican lo que puede leerse en el periodismo político. En un país como es la Argentina, en el que la política atraviesa tan fuertemente todos los debates, aun los del mundo del espectáculo, me parece imprescindible poner en diálogo discursos que provienen de distintas zonas del pensamiento y del quehacer cultural.
En términos más disciplinarios, en Ahira hay también revistas más especializadas para historiadores y estudiantes de historia: Entrepasados (1991-2012) una revista de historia independiente dirigida por Juan Suriano, o las fundamentales revistas que fueron sede de los grandes debates intelectuales del siglo veinte, como los Cuadernos de FORJA (1936-1942), Sol y Luna (1938 y 1943), las dos etapas de Hechos e Ideas, la radical (1935-1941) y la peronista (1947-1955), Revista de Problemas del Tercer Mundo (1968), las tres etapas de Crisis (1973-1976, 1986-1987, 1987-1990), Punto de Vista (1978-2008), El Ojo Mocho (1991-2008), El Diario del Juicio (1985-1986), el suplemento cultural Grandes Líneas, del diario El Ciudadano & La Región (1998-2000).
Acerca de la entrevistada
Sylvia Saítta es Investigadora Principal de CONICET y Profesora Titular de “Literatura Argentina II” en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Dirige Ahira. Archivo Histórico de Revistas Argentinas y proyectos de investigación sobre literatura argentina, revistas culturales y prensa en el Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”. Es integrante titular del Directorio de EUDEBA, editorial en la que dirige, junto con José Luis de Diego, la colección Serie de los dos siglos. Escribió Regueros de tinta y El escritor en el bosque de ladrillos. Una biografía de Roberto Arlt; dirigió El oficio se afirma, tomo 9 de la Historia crítica de la literatura argentina; editó numerosas compilaciones de Roberto Arlt; Hacia la revolución. Viajeros argentinos de izquierda; Escritos sobre literatura argentina y Clases de literatura argentina de Beatriz Sarlo.
Liliana O. Calo
Nació en la ciudad de Bs. As. Historiadora.