×
×
Red Internacional
lid bot

Artistas independientes. Tamara Orellana, cantar la lucha

Nos adentramos en su camino como música y docente.

Viernes 25 de junio de 2021 14:15

Encontrar las palabras justas para comunicar una idea no suele ser tarea fácil. Pero cuando unx necesita expresar esas ideas que son las que definen su camino, las palabras aparecen. En forma de charla, en forma de grito, en forma de cuento; o también en forma de canción, ese mundo donde el texto se une a la música para grabarse en nuestra memoria. ¿Quién no podría describir su vida a través de canciones?

Tamara no sólo descubrió ese mundo desde chiquita, sino que luego decidió mezclarlo con la docencia para enseñarle a los demás a usar ese lenguaje. Encontró en el folclore un estilo para enmarcar esas ideas y, hace varios años, las canta interpretando a otrxs autores y también con sus propias composiciones.
Desde Chascomús, su ciudad natal, nos comparte un poco más de su recorrido.

¿Cuándo comenzaste y qué te impulsó a ser intérprete y compositora?
Comencé a cantar cuando era muy chica, a los ocho años. Recuerdo tener una infancia rodeada de música, aunque mis padres no lo fueran. Aquí comencé un recorrido de variadas canciones y estilos. De mi madre, de origen guaraní, heredé las guaranías, polcas, chamamés, de mi padre el infinito folclore argentino. Con todo esto no solo aprendí a amar la música, sino también a hacerla parte de mí. Cada canción representa una parte de lo que soy, de mi sentir, un pedazo de mi ser.
En un momento de mi vida, me surgió la necesidad de sacar a la luz aquello que yo también tenía para decir, para comunicar. De a poco nacieron las primeras canciones propias, cada una con su identidad musical y lírica. En este nuevo camino compositivo aprendí a dimensionar el valor de las palabras, las luchas, las injusticias. Aprendí a ver la realidad tras los lentes de la sensibilidad. Este puñado de canciones también son parte de mi ser, o mejor aún, me completan. Si el universo conspira a favor, estas canciones estarán disponibles en un tiempo no muy lejano, para poderlas compartir y rodar.

¿Por qué elegiste el folclore como tu estilo y con qué criterio elegís el repertorio a interpretar?
El folclore es parte de mi identidad. Es un estilo que no da el brazo a torcer, ha logrado sobrevivir a los grandes desafíos de la cultura moderna, manteniendo su idiosincrasia. Podría hablar de mi larga lista de innumerables referentes del folclore: un crisol de intérpretes, compositores, recopiladores, que fueron moldeando mi propia musicalidad. El criterio para elegir las canciones va un poco de la mano con esta idea, recorrer estilos, paisajes, momentos, luchas, personas, recuerdos y poesías. No podría cantar aquello que de alguna forma no me interpele. Sería mentirme a mí misma.

¿Cómo nació y qué perspectivas tiene este proyecto en el que estás tocando y cantando junto a Horacio Dodds en el saxo?
Horacio Dodds además de ser mi dupla en este proyecto, es mi compañero de vida. Iniciamos el camino inverso, primero nos conocimos, nos juntamos, cada uno tocaba por separado en emprendimientos diferentes… hasta que un día dimensionamos la posibilidad de hacer folclore juntos. Empezamos a hacer arreglos, armonías, letras, y nos consolidamos como dúo. Claro, sí, con la ventaja de que con tan solo una mirada nos podemos comprender. Y con la desventaja de no ser un dúo tradicional de folclore con un saxo y una guitarra. Pero con mucho amor y respeto al estilo logramos trascender las barreras e inseguridades que fuimos sorteando. Nuestro panorama es siempre mirar hacia adelante, con estudio y dedicación para dar lo mejor que tenemos. Tanto aquí en nuestra ciudad natal Chascomús, como en cualquier lugar que se presente, nuestro primer objetivo es poder compartir arte.

Acá podés ver el tema que compartió en el programa “Mundo Obrerx” de La Izquierda Diario

¿Cómo atravesaste la pandemia como música y trabajadora de la educación y cómo imaginás que será la nueva “normalidad”?
Esta nueva normalidad implica una reorganización, una adaptación total del hasta ese entonces mi mundo. Veníamos con muchas fechas, muchos festivales, la grabación del primer cd, y la pandemia fue un freno abrupto. Teníamos dos caminos: adaptarnos o esperar. Las ganas fueron más grandes y gracias a esta virtualidad logramos tocar en festivales con grandes consignas de lucha, como por la desaparición de Facundo Castro, el desalojo en Guernica, el impuesto a las grandes fortunas, por las luchas feministas, fueron todos momentos de mucha emoción.

Algo similar me pasó como docente. Al principio me fue muy duro entender la idea de ver a mis alumnxs desde una pantalla. De a poco logré mirar más allá de las paredes, y comprendí que todo esto era una nueva realidad. Le tome el gusto a hacer videos, editarlos, las videollamadas, los zooms… al igual que nada reemplaza el contacto humano, la escuela, las risas, los juegos…nada reemplaza una peña, ver la gente bailar, encontrar amigxs. Hay cosas que no se pueden reemplazar, por eso nos resistimos a esta idea de acostumbrarnos. Y también nos hacemos eco de aquellos compañeros y compañeras que no pudieron trabajar durante la pandemia, una situación por demás urgente.

Las mujeres padecen innumerables dificultades de acceso en el mundo de la música como en la mayoría de las artes y oficios; además de la implementación del cupo femenino en los escenarios, ¿Qué otras medidas pensás que podrían mejorar las condiciones de las disidencias dentro del mundo del arte y la cultura?
La cuestión del cupo femenino es una lucha aún vigente. Involucra no solo a las folcloristas sino a variados estilos. Es una lucha colectiva, de músicxs, organizadores, funcionarios, que deben garantizar las oportunidades para todxs lxs artistas. Pienso que es un largo camino por recorrer, pero ya se recorrió gran parte de él. Una medida acertada sería poder acompañar a las mujeres y disidencias brindando asesoramiento, respaldando reclamos legítimamente, brindando espacios que garanticen igualdad de oportunidades.

La marea verde y la fuerza arrolladora de las mujeres en las calles logró que el aborto sea legal, ¿Cuáles crees que tendrían que ser los próximos objetivos y derechos a conquistar?
Las mujeres somos parte de una nueva revolución. Conquistamos territorios con valentía y determinación. Frente al juez, frente a los medios, frente a la opresión. Tejimos un nuevo retazo de historia, que quedará para la posteridad. Cómo dije anteriormente es una larga lucha, que depende de muchos agentes. Mirando hacia el futuro puedo soñar con un mundo en dónde las mujeres tengamos el mismo acceso a las oportunidades. En dónde la voz de la mujer sea escuchada antes de ser asesinada. Las voces de las niñas sean creídas antes de ser violadas. En la que el llanto de las madres por un techo y dignidad pueda más que la avaricia y conveniencia. Esa lucha está en las calles, en las movilizaciones, en las mujeres que se juntan para cambiar aquello a lo que no nos queremos acostumbrar. Es un objetivo a largo plazo tal vez, pero como bien dijo Galeano “somos un mar de fueguitos” el que pase y vea seguro; va a encenderse.