Miércoles 18 de marzo de 2015
Comentario sobre una obra dramática muy famosa de Bertolt Brecht: Madre Coraje y sus hijos. La pieza discute contra una idea de madre romántica: la protagonista es una mujer fuerte y decidida, buena comerciante que hace sus negocios prácticamente en el campo de batalla.
En la obra se representa la crueldad y salvajismo de la Guerra de los 30 años, que cumple funciones económicas al servicio de los poderosos. Protagonistas de este drama son Coraje, sus tres hijos y su posesión más preciada: el carromato.
Acerca de Madre Coraje y sus hijos
Me gustó esta obra, a pesar de que teatro no es lo que más prefiera leer. Luego, al ver la imagen de la mujer de Brecht, Helen Weigel como Anna Fierling –Madre Coraje en una puesta en 1967– me pareció que asistir a su representación debe ser una experiencia memorable para un espectador.
Madre Coraje, tal como se la ve en esa foto, es una mujer madura, casi una vieja, de arrugas profundas y rasgos acentuados por la flacura de su rostro pero su boca y sus ojos oscuros, la mirada de sus ojos, ese conjunto de boca y mirada firmes y algo “sobradores” (¿desdeñosos? ¿soberbios?) la pintan como uno la imagina al recorrer las páginas.
Creo que fue una gran idea de Brecht la de presentar como protagonista a una mujer del pueblo, sufrida y bien templada, para escenificar la miseria horrorosa de la guerra. No mostrarla desde el sufrimiento de los soldados, ni la de los hombres, mujeres y niños de los pueblos saqueados y carecientes sino tal cual debe haber sido toda guerra, los artilugios que las pobres gentes realizan para tramitar su vida en los intersticios disponibles y sobrevivir.
La acción transcurre durante la larga guerra de los 30 años. Madre Coraje es una ropavejera o mercachifle con un carro lleno de mercaderías de todo tipo para consumo cotidiano, que tiene a cargo tres hijos, dos varones y una chica muda, tal vez algo deficiente. Hay una expresión poco académica que a Madre Coraje le cae de maravillas: buscavidas. Eso es lo que ella encarna: una mujer que defiende con todo valor su vida y, en la medida de sus posibilidades, la de sus hijos. Hábil comerciante, por su boca se sabe que la guerra, lejos de estar sostenida por valores espirituales y religiosos, es generada por los intereses y poderes económicos, que la mantienen hasta el final.
No es el retrato del estereotipo de mujer de la burguesía el que aparece sobre las tablas. Ni objeto sexual, ni coquetería, ni fragilidad emocional que reclama la ayuda masculina, ni sentimientos tiernos, nada de eso. A través de Madre Coraje, Brecht le muestra al público una tesis marxista: que no son las ideas las que crean al mundo sino que las condiciones de vida son las que crean la conciencia, las ideas.