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Red Internacional
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CORONAVIRUS Y CLASE OBRERA. Teleoperadora de 36 años muere por coronavirus, pero algunos call center siguen abiertos

CGT denuncia que se siga forzando a algunas plantillas a ir al puesto de trabajo sin medidas de seguridad, poniendo en riesgo sus vidas.

Roi López

Roi López @RoiLopez16

Martes 31 de marzo de 2020

En la mañana del martes el sindicato CGT anunciaba la muerte por COVID-19 de una teleoperadora de 36 años en Madrid. La noticia ha conmocionado a decenas de trabajadores y trabajadoras tanto fuera como dentro del sector, refiriéndose a ella como una “pérdida irreparable” y denunciando que la actividad del telemarketing no esté cerrada.

Se trataba de una trabajadora que, como es común en este sector, trabajaba a tiempo parcial con contrato temporal desde el año 2017. Además, era parte de la plantilla de una de las empresas de la Patronal Asociación CEX, en las que se encuentran Unísono, Bosch o Konecta, entre muchas otras.

CGT lamenta que la actividad en los contact center no esté cerrada mientras haya una pandemia activa. Hace varios días hablábamos de las condiciones de trabajo en unos de los locales de Unísono en Vigo, o sobre el ERTE a de la empresa BOSCH. Pero no son los únicos que ponen en riesgo o despiden a su plantilla, muchos otros centros de telemarketing siguen obligando a sus trabajadores a acudir a su puesto de trabajo, rechazando deliberadamente cualquier medida sensata ante esta crisis

“La empresa KONECTA informó ayer que se pasa por el forro a la prohibición de trabajar y permanece obligando a 800 personas al menos a ir al trabajo”, alega también CGT en su comunicado, añadiendo que muchas personas se están jugando la vida y que es una “canallada” entender el telemarketing como una actividad esencial.

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No podemos permitir que esta crisis sea pagada con nuestras vidas mientras las grandes fortunas siguen amasando su gran cúmulo de capital. Frente a la patronal y las burocracias sindicales como CCOO o UGT que piden un “esfuerzo” a la clase trabajadora, debemos ponernos en frente y exigir que el esfuerzo lo hagan los capitalistas. ¿O acaso la muerte de una joven compañera no les es suficiente? ¿Cuántos más deben fallecer para proteger sus intereses económicos?

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