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Red Internacional
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CALL CENTERS. Teleperformance: ganancias millonarias y denuncias en más de 10 países

Cuánto gana en el mundo y en Argentina la empresa líder del rubro, que fue denunciada ante la OCDE hace algunas semanas por todo tipo de violaciones a los derechos humanos, laborales y sindicales.

Emiliano Trodler Economista

Miércoles 29 de abril de 2020 14:32

"He aquí el secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que hay obligación de hacer. Tal es el fin de todo acondicionamiento: hacer que cada uno ame el destino social, del que no podrá librarse". Un mundo feliz, Aldous Huxley

"Nuestra estrategia High-touch tiene como objetivo aumentar la felicidad de los empleados y ayudarnos a destacar como una empresa con visión de futuro". Teleperformance, en su página web.

Si hay algo de cierto en todo lo que dice esta empresa en su perfil público, por cierto plagado de imágenes de trabajadores festejando y sonriendo, es que “Teleperformance convierte a sus empleados en el foco de su negocio”. Y es que la fuente de sus ganancias, claramente, está en la explotación de la fuerza laboral que emplea.

Pero a diferencia de otras ramas de la producción, el aumento de la productividad del trabajo en los call centers no se apoya en la inversión en maquinarias e infraestructuras, en investigación y desarrollo. Estas empresas no tienen poderosos departamentos de I&D aplicados a los procesos productivos. La clave del negocio es la explotación extensiva de la fuerza de trabajo, la precarización salarial y una organización tal de los recursos humanos que garantice a sus clientes la disciplina del trabajo.

Teleperformance es una compañía multinacional de origen francés, con presencia en 80 países y 330.000 empleados en todo el mundo. Con una facturación anual de 5400 millones de euros y ganancias netas por 1140 millones de euros en 2019, es el segundo subcontratista de centros de contacto más grande del mundo en términos de ingresos. Sus negocios en América Latina (1360 millones de euros, el año pasado) representan el 25% de los ingresos totales de la compañía. Una tajada bastante importante.

En una entrevista para un medio colombiano, le preguntaron al CEO y fundador de la empresa, Daniel Julien, ¿cómo se maneja una empresa con más de 330 mil empleados?. La respuesta fue muy clara: “Con una visión y un sistema de valores que permite conducir la administración con la certeza de que la primera línea de manejo está muy bien alineada con la visión y las prioridades de la compañía”.

Es decir, disciplina total desde las oficinas de mando hasta la línea de atención. Esta se ejerce en espacios de trabajo saturados de supervisores que empujan la aniquilación de los “tiempos muertos” más allá de los límites físicos y psicológicos y cronometrado por un sistema de puntajes o métricas que comprometen directamente el salario de las y los trabajadores. No es “haciendo feliz” o generando "bienestar en el trabajo" para quienes están en la primera línea de atención que alcanzan sus objetivos, sino con la implacable disciplina del mercado laboral.

Pero, ¿cuáles son estos “valores” de los que habla el dueño de la compañía?. A principios de abril, Julien publicó un mensaje dirigido a la corporación y a la totalidad de los empleados en el que transmite las directivas de la empresa “en tiempos de coronavirus”, y donde marcó tres prioridades: “1. Proteger a la gente de teleperformance, 2. Mantener el negocio fuerte y a flote; 3. Estar muy cerca de nuestros clientes y accionistas”.

No hace falta aclarar que el primer punto es un saludo a la bandera. Los que realmente importan son los otros dos puntos. Como toda gran empresa multinacional, Teleperformance tiene una lluvia de denuncias por abusos laborales de todo tipo, a lo largo y ancho de todo el planeta.

Denunciada ante la OCDE

Hace apenas unos días la empresa fue denunciada ante la OCDE por una coalición de sindicatos con representación en diez países, entre ellos Francia, Filipinas, Colombia, Reino Unido, Portugal y Grecia. En la denuncia se alegan violaciones a los derechos laborales como consecuencia de la crisis provocada por la Covid-19 y documenta condiciones insalubres indignantes.

El diario Financial Times publicó un artículo en el que se documenta las prácticas de explotación laboral de esta empresa en Filipinas, donde encerraron a los trabajadores y los hicieron dormir en el suelo de los centros de atención.

Teleperformance también acumula denuncias por prácticas antisindicales y represalias contra trabajadores que se organizaron para exigir protección personal básica.

Hace poco más de una semana, UNI Global Union, una federación internacional de sindicatos de servicios que nuclea a más de 20 millones de trabajadores, presentó una queja ante la sede central de la empresa junto a sindicatos franceses en la que piden “una serie de soluciones, como que los trabajadores dejen de dormir en el lugar de trabajo, la readmisión de dirigentes sindicales y activistas en pro de la seguridad despedidos por la empresa, una política global sobre el permiso por enfermedad y la formación de comisiones independientes de salud y seguridad para vigilar los progresos realizados por la empresa para hacer frente a la crisis”.

Sosteniendo al capital

En Argentina Teleperformance opera desde 1994 a través de Citytech SA. En pocos años se convertió en la empresa líder del rubro. Con 9000 empleados, reportaron ingresos por 3374 millones de pesos en 2019.

Aquí también llovieron denuncias similares a las de otros países por exponer a los trabajadores a la pandemia y por condiciones de trabajo infrahumanos, como por ejemplo, negar a sus empleados el permiso para ir al baño.

Pero ahora además, la Cámara Argentina de Centros de Contactos que nuclea a las grandes empresas de call centers del país, acaba de cerrar un acuerdo con el Sindicato de Comercio (SEOC) para rebajar un 20% los salarios del personal que no pudo realizar el home office por no contar con las herramientas que la empresa debía proveer.

Y es que el decreto de Alberto Fernández habilita las suspensiones incluso para grandes multinacionales que pueden tranquilamente afrontar el pago completo de los salarios del personal suspendido. Si hablamos de “coronavivos” o “miserables”, las empresas de call center están en la primera fila.

Mientras tanto la bronca corre por los canales subterráneos de las redes sociales de una nueva generación de trabajadores precarizados que no acepta su destino social y empieza a organizarse para cambiar el rumbo de las cosas.

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