Transmitimos el testimonio de una trabajadora aeronáutica y militante de la CGT, sobre la cruel realidad de lo que debe vivir por el hecho de ser mujer, trabajadora y militante en un medio casi exclusivamente masculino y donde habrá despidos.
Leire Izargorri Bilbao
Lunes 26 de septiembre de 2016
Nos habla de cómo el sexismo está a la orden del día. Entre comentarios misóginos de los compañeros y de sus superiores, M describe en este texto el día a día de miles de mujeres.
“De pequeña, yo llevaba faldas, porque una niña pequeña debe llevar faldas. Yo no tengo derecho a montarme en la moto de mi tío, ¡yo llevo falda! Mi hermano lleva pantalones, él puede montar en la moto. Esto comienza así. Es la primera vez que siento desigualdad. Siendo así; ¡yo llevare pantalones!”
“Treinta años mas tarde sigo llevando pantalones, ¡pero sigo sin tener los mismos derechos que mis hermanos! Trabajo desde hace 12 años en una empresa privada, privada… ¿privada??? ¡Privada de mis derechos! Por el mismo nivel de estudios y la misma antigüedad, yo gano menos que mis hermanos. Por el mismo trabajo, yo tengo menos reconocimiento que mis hermanos. Por el mismo compromiso social, yo tengo menos peso que mis hermanos.”
Para que esta receta funcione, debemos mezclar los ingredientes necesarios:
Un compañero en la máquina de café: “Tu falda no es suficientemente corta!”
Un responsable de departamento: “Te hace venir a mi descapotable en la pausa de desayuno y hacer un poco de deporte?”
Un compañero X: “Rrrrrrrrrr… rrrrrrrrrrrr…. ¿Nos damos dos besos no?”
Mi superior: “Creo que, si te unes a la CGT, te equivocas de sindicato y es muy probable que no puedas ascender” Pues vale, de todas formas, ¡no asciendo nunca!
Convocatoria por los recursos humanos más los superiores: “Como es posible que seas tú quien se ocupa de tu hijo cuando está enfermo? Veo que has tomado 4 días por enfermedad de tu hijo en los últimos 6 meses. ¿Y porque vives tan lejos? (Vivo a 40km de la empresa y como muchos otros compañeros yo no tengo los recursos para vivir en una gran ciudad). Sentimos que estas en perdida de motivación y ¡nos inquietamos por ti!”
“Si dejamos todo cocer a fuego lento durante 6 años, ¡obtenemos una buena depresión! Tengo que ser trabajadora modelo y modesta. Tengo que ser la compañera amable y sonriente (pero no mucho). Tengo que ser eficaz y competente (pero menos que mis hermanos). Tengo que ser mujer y madre (yo soy madre soltera), tengo que ser dulce y tener el rol de padre. Tengo que tener lazos sociales y familiares.”
“No tengo que indignarme por este mundo y no tengo que hablar de los derechos del ser humano; mucho menos de los de la mujer (demasiado extremista). Entiendo que tengo que ser multi faceta, multi tarea y conformista.”
“Y por si fuera poco; el sistema me atrapa y anuncia un ERE en la empresa que trabajo. Despidos; deslocalizaciones; modificaciones de los contratos laborales, sobrecarga de los que se quedan… Presión, precariedad, fin de mes complicado. Yo que creía que lo pero estaba ya pasado. La máquina financiera tritura a todo el que se encuentra por su camino; nuestras hermanas las primeras. El gigante capitalista, el malvado financiero, señores ¿para cuándo un poco de humanidad?”
Me siento cansada de ser todo a la vez y nada a vuestros ojos.
Vuestro mundo, yo os lo dejo, es odioso.
Esta decidido, yo me pongo mi vestido y me voy en moto a reencontrar mis ideales.
Testimonio recogido y traducido por Leire Izargorri, en http://www.revolutionpermanente.fr/Temoignage-Je-dois-etre-femme-Femme-a-tout-faire