Una reseña del último EP de Black Milk & Nat Turner editado en el mes de abril.
Miércoles 28 de septiembre de 2016
Jazz y Hip Hop
El jazz siempre se ha caracterizado por dos elementos. El más conocido es la improvisación, que puede rastrearse desde los solos más restringidos de los años ‘20 a la libertad absoluta del jazz de los’60. También existe un importante elemento rítmico, que le da a la música sus características fundamentales. La relación entre esta característica y el Hip Hop se hizo evidente en los principios mismos de este último género, pero alcanzó su mayor expresión a principios de los ‘90, cuando A Tribe Called Quest y De la Soul establecieron al Jazz Rap como un estilo en sí mismo.
Esta tradición continuó en el siglo siguiente con artistas como J Dilla, Madlib o Kendrick Lamar. O más del lado del jazz, con músicos como Kamasi Washington, Thundercat y Robert Glasper, que suelen incluir varias obras del estilo en su repertorio.
¿Cambiar todo para que nada cambie?
The Rebellion Sessions es, en cierto sentido, una parte del estilo desarrollado en los últimos treinta años, pero con un énfasis particular en la sala de ensayo como lugar del hecho artístico. Grabado en una semana, de tan sólo 26 minutos de duración, el EP contiene breves instrumentales, en los cuales el dúo de batería y bajo genera una dinámica cerrada.
Los músicos encaran un diálogo con mucha improvisación rítmica, dejando de lado casi siempre los solos de teclado. En ciertos temas, el acompañamiento vocal juega un rol clave a la hora de establecer una cadencia hipnótica, creando climas abstractos y pulsantes.
La dirección del productor Black Milk, que cuenta entre sus credenciales su trabajo con GZA, Danny Brown y Bilal, se caracteriza por su efectividad en transmitir pequeños momentos de fuerte intensidad, lo que deriva en que se resalten las partes sin perder de vista la unidad del ritmo.
Los temas generalmente se pueden clasificar dentro del funk, aunque hay varios momentos en los cuales la influencia afroamericana y latina da un color particular y distintivo a la música.
Sin embargo, en cierta forma lo más interesante del disco termina siendo su carácter fragmentario (que también es representado en la tapa del EP). Si para algunos ésto sería un defecto dado que los temas parecen incompletos, lo que logra más bien transmitir el disco es la experiencia de estar escuchando un ensayo pre-grabación.
La potencia y espontaneidad de la música en vivo son representadas de una forma particularmente fiel, con una lenta transición del caos al orden. Esto es un raro logro, posible solamente por un trabajo de producción perfecto, que recuerda al clásico disco de The Roots, Dilla Joints, cuya calidad de sonido es aún hoy incomparable dentro del Hip Hop.
You need this light
En menos de 30 minutos, Black Milk y su banda, Nat Turner, consiguen expresar una identidad particular, y se suben al tren que está llevando a la música popular norteamericana (en particular la afroamericana) a nuevos niveles. Esto no es un logro menor para el músico, que lleva largos años de carrera pero que recién ahora empieza a mostrar todo su potencial, en una escena cultural que cada día deja más lugar a las expresiones experimentales.
Nicolás Torino
Nació en Chubut en 1988. Estudiante de Ciencias Políticas, investiga y escribe sobre la historia del marxismo en China.