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Red Internacional
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Política. Tinelli y Macri: una pelea entre amigos millonarios

La guerra de tuits y la reunión de hoy dan cuenta de la gravitación que el conductor y su humor político continúan teniendo luego de los años de la denominada "batalla cultural" kirchnerista.

Juana Galarraga @Juana_Galarraga

Miércoles 27 de julio de 2016

La trayectoria de Marcelo Tinelli lo ha ubicado en un lugar privilegiado: desde su programa de televisión tiene la capacidad de impulsar o golpear a figuras políticas. Desde el año 1990 por la pantalla de Telefe con el Show de Video Match, supo hacer lo propio con ex presidentes como Carlos Menem o Fernando De La Rúa.

Con este capital conquistado por el conductor, Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa eligieron su programa para cerrar sus campañas electorales de 2015. La decisión implicaba la admisión de dos cuestiones. En primer lugar el estrepitoso fracaso de la llamada “batalla cultural”, reivindicada como bandera por el kirchnerismo por años. El más noventista de los conductores televisivos oficiaba, así, como una suerte de garante de los futuros resultados.

Además quedaba en evidencia la vacuidad política e ideológica de esas figuras políticas de las fuerzas que representaban los intereses del empresariado. Todos profesaban un programa de ajuste sobre las condiciones de vida de la clase trabajadora, más allá de sus matices. Esto hoy se expresa en el hecho de que tanto el Frente Renovador como amplios sectores del Frente para la Victoria son garantes de la gobernabilidad con ajuste de Macri y Cambiemos.

El humor según Tinelli

Desde 2005 el programa conducido por Tinelli pasó a llamarse Showmatch y empieza a ser emitido por Canal 9. Desde el 2006 el show se emite por la pantalla de El Trece del Grupo Clarín.

Lo distintivo de sus programas siempre fue el humor. Antes, con VideoMatch el humor de diversa índole condimentado con fuertes dosis de machismo, ocupaba un rol preponderante.

"Es una joda para Video Match", es una frase emblemática de los años noventa, que no puede quedar afuera si nos proponemos pensar la cultura de masas argentina. "El peor día de tu vida", "El peor viaje de tu vida", "La peor clase de tu vida" fueron algunos de los tópicos pensados para desarrollar ciclos de bromas que se repetían programa a programa con distintas víctimas.

El humor político, las imitaciones a personalidades encarnadas por talentos como el de Freddy Villarreal, constituían gran parte del espectáculo. Se destacaban otros personajes como El Insoportable, en segmentos que mezclaban el humor y la ficción en el marco de reportajes periodísticos a artistas, deportistas y cómo no, políticos.

Con la puesta en marcha de ShowMatch, la centralidad del programa pasó a ser ocupada por certámenes protagonizados por anónimos y famosos como "Bailando por un sueño", "Cantando por un sueño", "Patinando por un sueño".

El humor político tuvo su espacio, con la parodia del reality Gran Hermano, denominada "Gran Cuñado". Los habitantes de la casa de ShowMatch, como en la actualidad, eran políticos o personas relacionadas con la política. Para muchos televidentes de cierta edad, escenas como la de Néstor Kirchner haciendo la escalera mecánica o De La Rua hablando como un abuelo perdido en el confesionario, son postales de esa cultura masiva y que aunque parezca que no, ha contribuido a la forma de comprender o asimilar lo que pasa en el plano político.

Que Tinelli se haya fortalecido en el plano político y mediático a lo largo de toda la década kirchnerista con este esquema de programa que continúa repitiéndose, es expresión de los límites de la "batalla cultural K". Lo que hace y deshace desde su estudio sigue teniendo un peso que a nadie se le escapa y que todos los políticos quisieran poder capitalizar.

Dador de inestabilidad

La llegada de Cambiemos al poder encuentra a Tinelli con la suficiente capacidad de juego propio como para, en un programa central de La Corpo, ser un dador de inestabilidad para el gobierno que contradice la línea editorial del grupo Clarín completo. Para Macri, el Gran Cuñado es mucho más que una "jodita" ahora, en el marco de sus "ensayos y errores" y el malestar social que se expresa.

Las tensiones desatadas en las últimas semanas entre Macri y Tinelli dan cuenta de ese rechazo social que existe a gran escala contra el programa de ajuste económico del gobierno nacional. Las burlas del imitador del presidente, Freddy Villarreal, solo muestran la tremenda distancia que vive con el común de la población trabajadora.

Hasta el momento Macri intentaba mostrarse como alguien dispuesto a asumir las críticas y con un manejo diferente al de Cristina en la relación con los medios. Sin embargo, el embate desde el programa de Tinelli, le hizo mostrar la hilacha de manera bastante evidente. Se desató una batalla tuitera, fiel al estilo de Cambiemos y según parece, un ejército de trolls al servicio del oficialismo se dedicó a denostar al empresario y conductor.

Posiblemente hoy miércoles, cuando Macri reciba a Tinelli, se sellará una tregua inestable. Lo que alimenta el humor de Tinelli es reflejar, a su modo, el crecimiento del descontento social, que ningún humorista ni periodista que esté mínimamente interesado en sostener cierta credibilidad podría omitir. Tinelli no podría jugar el mismo rol que en los ’90 aunque quisiera. No puede mostrar a Macri como a Menem porque la situación, el sentir general y la relación de fuerzas entre el gobierno y las distintas fuerzas sociales, dista mucho de ser aquella que reinó en la década emblema del neoliberalismo en Argentina.

El descontento se cuela en el humor de Tinelli y no faltan quienes además, aducen que lo que se coló fue la frustración de El Cuervo por no haberse hecho de la conducción de la AFA. Sean cuales fueren las motivaciones de Tinelli, la realidad es que en esta trifulca Macri no es el único que vive una situación muy alejada de la que atraviesa el conjunto del pueblo pobre y la clase trabajadora. El empresario mediático hoy se juega en la relación con Macri sus propios intereses. Si Tinelli es atacado por Cambiemos, no es precisamente porque se haya convertido en un abanderado de la defensa de los intereses populares.

Una forma de medir la profundidad de esta disputa será a partir de esta reunión y los resultados del acercamiento entre el empresario y el presidente. Nadie puede saber a ciencia cierta que acordarán. Lo que sí se puede afirmar, es que los padecimientos de los que a diario pagan el ajuste económico, no desvelan a ninguno de los dos.