Una ola de indignación generó la noticia de que la policía de Miami utiliza fotografías de afroamericanos para sus prácticas de tiro al blanco.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Viernes 23 de enero de 2015
Fotografía : Twitter
En medio del descontento y las movilizaciones que atravesaron el país durante los últimos meses por la muerte de afroamericanos a manos de policías blancos, la noticia conocida la semana pasada reavivó las polémicas sobre el racismo en Estados Unidos.
La cadena televisiva NBC reveló que la policía de North Miami Beach utiliza fotos de seis jóvenes afroamericanos para sus entrenamientos de tiro al blanco. A pesar del escándalo que generó la noticia, el jefe de la policía local descartó cualquier tipo de sanción y por el contrario justificó el uso de las fotografías para un mejor “reconocimiento facial” durante el entrenamiento de los oficiales.
Según NBC estos hechos fueron revelados cuando un oficial de la Guardia Nacional de Florida llegó para entrenarse al campo de tiro del Departamento y pudo comprobar que uno de los blancos era la foto de su propio hermano, Woody Deant, que había sido condenado en el año 2000 a cuatro años de prisión cuando aún era adolescente y cuya imagen es una de las seis usadas por la policía de North Miami Beach. El resto de los retratos corresponden a hombres sospechosos de haber cometido crímenes.
Los organismos de derechos humanos y de la comunidad afroamericana manifestaron su rechazo a esta práctica y condenaron el uso de imágenes de personas que los policías pueden encontrar en la calle cualquier día.
A pesar de estas denuncias el jefe de la policía de North Miami Beach, Scott Dennis, dijo que solo dejará de usar las fotografías de personas condenadas, pero seguirán usando las otras. Y cínicamente afirmó que esta práctica no tiene ninguna connotación racista, algo difícil de creer cuando las seis fotografías corresponden a jóvenes afroamericanos, el sector más castigado por la violencia y el racismo policial.
Un aparato policial profundamente racista
No es la primera vez que salen a la luz este tipo de revelaciones que demuestran el carácter racista de la Policía. Los asesinatos de Michael Brown en Ferguson y de Eric Garner en Nueva York, ambos afroamericanos, a manos de policías blancos que terminaron siendo absueltos por la justicia, desataron una ola de protestas en todos los Estados Unidos.
Las movilizaciones en torno a estos casos emblemáticos dejaron al descubierto que el racismo está presente en todo el sistema, y que la relación entre la justicia, los fiscales y la policía es tan estrecha que hace prácticamente imposible que los asesinatos de afroamericanos no queden impunes.
En el caso de Ferguson esto quedó demostrado tanto dentro como fuera de la comisión que investigaba al policía blanco Darren Wilson. Al interior del jurado de investigación la proporción de sus integrantes, 9 blancos y 3 afroamericanos, no representaba en lo más mínimo la realidad de Ferguson, donde dos tercios de la población son afroamericanos. Por otra parte fuera de los tribunales los principales defensores de Darren Wilson resultaron ser los miembros del Ku Klux Klan, que no solo se movilizaba por las calles de la ciudad encapuchados y con antorchas, amenazando y provocando a los manifestantes que pedían justicia para Michael Brown, sino que realizaron una colecta que llegó a juntar más de 200.000 dólares para Darren Wilson.
Otro escándalo de racismo se conoció a fines del año pasado cuando un video filmado en una fiesta de jubilación de un policía Los Angeles se filtró y empezó a circular por las redes. En el video se veía a un grupo de policías cantando una canción que decía que “Michael Brown aprendió la lección de meterse con un policía” o “que su cerebro quedó esparcido en el suelo".
No se trata de casos aislados sino de una práctica recurrente. Las muertes de Brown y Garner no hicieron más que sacar a la luz el profundo racismo inscripto en estas instituciones.
La corporación policíal, De Blasio y Obama
Frente a la ola de críticas, la corporación policial no perdió la oportunidad de expresarse. En lo que se convirtió en una verdadera “demostración de fuerzas” cerca de 40.000 policías participaron a fin de diciembre del funeral de uno de los dos agentes asesinados en Nueva York por un civil que decía estar vengando a Brown y Garner. La movilización de policías, que incluyó a miembros de las fuerzas de otros estados que fueron trasladados en avión, tuvo el objetivo de “poner en caja” el alcalde demócrata de Nueva York, Bill De Blasio, que tratando de demostrar un perfil “progresista” había insinuado tibiamente apoyar las movilizaciones de repudio a la impunidad del asesino de Eric Garner. El mensaje, no iba solo dirigido a De Blasio, sino a toda la clase política.
Obama parece haber tomado nota del asunto porque durante su discurso anual ante el congreso sobre el estado de la Unión, solo deslizó al pasar un comentario sobre uno de los temas que ha devenido candente en el país, como el del racismo. Al referirse a Ferguson y Nueva York, y el resto de los casos de asesinatos de afroamericanos, Obama tomó una de las frases que utilizan los manifestantes “Black Lives Matter” (la vida de los negros importa), para convertirla en “your life matters” (tu vida importa), poniendo al mismo nivel la violencia institucional contra los afroamericanos y el caso aislado de los dos policías asesinados en Nueva York.
A pesar de los intentos de Obama para demostrar que los avances en temas raciales estarían dando lugar a una sociedad posracial, la realidad demuestra todo lo contrario.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario