Grande-Marlaska nombra a José Antonio Togores Guisasola como nuevo Jefe Superior de la Policía Nacional en Catalunya. Un antidisturbio de carrera para controlar las calles catalanas a pocos días del aniversario del 1-O.
Jueves 13 de septiembre de 2018
’El "a por ellos" de uniforme es premiado casi un año después del 1-O’ o ’Grande-Marlaska premia la "labor" de las unidades antidisturbios en Catalunya’ o más específico ’El 155 sigue vigente desde la dirección de la Policía Nacional’; estos y otros muchos podrían haber sido fácilmente el titular de este artículo.
Y es que hace unas semanas Sebastián Trapote se jubilaba del "cuerpo" en la cúspide de su carrera como Jefe Superior de la Policía Nacional en Catalunya. El ministro de Interior se ponía entonces manos a la obra en busca de un digno sucesor. Y qué mejor que un candidato que mantuviera el espíritu de ese reaccionario lema del "A por ellos" contra las aspiraciones independentistas de millones de catalanes, alentado desde las propias fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. El elegido ha sido José Antonio Togores Guisasola, un comisario formado en las Unidades de Intervención Policial (UIP). Sí, un antidisturbio de carrera y "carreras".
Dicen que detrás de cada jurista "progre" venido a más y con cartera y sillón en el Consejo de Ministros, se esconde una alma reaccionaria. Igual que detrás de cada Gobierno socialista en el Estado español, hay un sinfín de gestos de cara a la galería aderezados y entrelazados con medidas reaccionarias contra las demandas, derechos y libertades del pueblo. Y más con un Gobierno de Pedro Sánchez valedor de la aplicación del 155 y amenazante de reactivarlo día sí/día no.
Y en esas estamos hoy. Fernando Grande-Marlaska, actual ministro de Interior con el Gobierno del PSOE, descartó hasta seis candidatos a ocupar la vacante de Jefe Superior de Policía en Catalunya, seguramente todos con una hoja de servicios "impoluta", porque la decisión del nombramiento de tan alta responsabilidad es po-lí-ti-ca.
Más teniendo en cuenta que el espíritu del golpe institucional contra Catalunya por parte del anterior Gobierno del PP y con el apoyo de todos los partidos del bloque unionista y la monarquía como principal aval reaccionario, es decir, el Régimen del 78 en su conjunto, sigue plenamente vigente con el Gobierno de Sánchez.
La brutal represión desatada desde septiembre de 2017 se mantiene plenamente en vigor. Los presos y exiliados siguen en la misma situación. Pedro Sánchez ni siquiera ha dado instrucciones a la Fiscalía para que retire el delito de rebelión de la causa. Además, sigue habiendo más de 1.000 procesados por distintas causas abiertas contra el "procés". El modelo de la escuela catalana y la televisión pública son blanco sistemático de los ataques de la derecha rancia de PP y Ciudadanos. La guerra contra el "amarillo" sigue dando pábulo al crecimiento de la extrema derecha y los CDR y la izquierda independentista en general son perseguidos y criminalizados por los medios adeptos y afectos al Régimen.
Por si fuera poco, el Gobierno "progre" de Sánchez decide destinar nuevamente un contingente de 600 antidisturbios de la Policía Nacional a Catalunya para el pasado 11S y el mes de octubre. Para dirigir todo ello, el comisario Togores Guisasola es "el hombre" de Grande-Marlaska.
Veamos entonces el perfil que caracteriza al nuevo Jefe Superior de la Policía Nacional en Catalunya. José Antonio Togores Guisasola ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía en 1979. Hizo carrera en la UIP, pasando también por diferentes unidades como Caballería o explosivos. En 1993 alcanza el rango de inspector jefe.
No obstante, cabe detenerse en la actividad de Togores Guisasola durante los inicios de la última década. Tras años de crisis económica y social, la emergencia del movimiento del 15M en 2011 supuso el despertar de miles de jóvenes en la lucha por sus derechos y libertades. Al otro lado de la barricada, sin embargo, nos encontramos a Togores Guisasola como principal responsable de la represión de todas aquellas movilizaciones. Posteriormente el Gobierno de Mariano Rajoy "le da la patada" y lo manda a Extremadura, hasta esta semana, fecha en la que Grande-Marlaska hace oficial su "recompensa".
Pero, ¿y que decir de Grande-Marlaska? La hoja de servicios del hoy ministro de Interior y que desde 2013 era parte del Consejo General del Poder Judicial a propuesta del PP, pasa ni más ni menos que por el encarcelamiento de presos políticos, la persecución de organizaciones políticas, la vista gorda ante las torturas policiales y la apertura de juicios y emisión de votos particulares contra la libertad de expresión.
Suya fue la decisión de reactivar la causa contra Batasuna, ilegalizada por la antidemocrática Ley de Partidos de 2002; y como tal, pieza clave en la doctrina del “todo es ETA”, que equiparaba al grupo armado con las diversas marcas políticas de la izquierda abertzale, pasando por organizaciones juveniles como SEGI o las asociaciones de familiares de presos.
Por si fuera poco, Grande-Marlaska, de la misma forma que Togores Guisasola, también fue parte activa de la cruzada contra la libertad de expresión y de manifestación de los últimos años. Uno desde la comisaria, otro desde la sala de lo penal. Como parte integrante del juicio contra los manifestantes del 15M que en junio de 2011 rodearon el Parlament català, y que quedaron finalmente absueltos, Marlaska emitió un voto particular en el que defendía que debían ser condenados. ¡Aaaay!, y es que Dios los cría y ellos se juntan. O lo que es lo mismo, ¡la falsa Transición los promociona y el 155 los rejunta!
Pero ¡ojo!, que nadie se lleve a error de que el antecesor de Togores Guisasola como responsable máximo de la Jefatura Superior de la Policía en Catalunya fue un "santo". El lector asiduo de este diario sabrá que Sebastián Trapote no es nada amigo de la libertad de expresión. Tanta es la alergia que tiene al libre derecho de información que decidió emprender una denuncia contra Izquierda Diario y nuestra compañera y periodista Verónica Landa por un artículo sobre casos de torturas, malos tratos o muertes bajo custodia policial que habían acabado en sobreseimiento, indulto o que no fueron juzgados, y en el que aparecía su nombre.
El caso es que en 1974 el joven subinspector mató a José Luís Herrero de un tiro por la espalda mientras tenía una mano esposada. Y eso no lo digo yo, ni lo dice mi compañera Verónica Landa. Lo dice una sentencia de 1983. Sin embargo, próximamente nuestra compañera está citada a declarar en el juzgado de Instrucción Nº32 de Barcelona por una denuncia interpuesta directamente por Sebastián Trapote por supuestas calumnias sobre el caso de 1974.
Como máximo responsable de la Policía Nacional en Catalunya, Trapote también fue parte integrante de la "Operación Copérnico" dirigida por el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos y destinada a evitar a toda costa la celebración del Referéndum del 1-O y postergada durante gran parte de la aplicación del 155. Una operación que solo para el 1 de octubre se destinaron 10.000 agentes de la Policía Nacional y Guardia Civil, y que tuvo un coste represivo de más de mil heridos de diferente consideración en más de 50 cargas policiales repartidas por toda Catalunya, además de las numerosas detenciones que se producirían días después.
Sin duda, este es el nivel policial que se requiere para neutralizar "el desafío catalán", el mayor problema que tiene el Régimen del Estado español desde la Transición. Queda claro que el recorte de derechos y libertades democráticas que viene intensificándose en los últimos tiempos en Catalunya y el resto del Estado seguirá en aumento.