Esta tormenta ha provocado deslaves en el centro y sureste de México durante el fin de semana. Hay miles de familias damnificadas y al menos 41 muertos.
Lunes 8 de agosto de 2016 12:50
De acuerdo con cifras oficiales, en Puebla hubo 29 fallecidos, entre ellos 15 niños y jóvenes, producto de que varias viviendas fueron sepultadas por deslaves en la sierra norte de Puebla. En Veracruz, se dio a conocer que hubo 11 muertos por eventos similares, mientras que en Hidalgo falleció una persona.
Según informa La Jornada, en el municipio de Huauchinango, Puebla, a casi 200 km de Ciudad de México, se registraron en 24 horas casi "la totalidad de precipitaciones de todo un mes" aunque Earl llegó a México el jueves por Tabasco (sur) ya como tormenta tropical.
La consecuencia fue el desgajamiento de un cerro sobre la comunidad de Xaltepec, con el saldo de 11 muertos, ocho eran niños. A su vez, en la cabecera municipal de Huauchinango también se produjeron deslaves en tres colonias que dejaron 13 muertos, entre ellos siete niños, y otra persona falleció en una carretera.
Un mar de lodo se produjo en el municipio de Tlaola. El saldo: tres muertos por deslaves sobre casas.
Desde el gobierno del estado de Puebla adelantaron que puede haber más fallecidos y se evacuaron a unas 500 familias para alojarlas en albergues. No hay cifras oficiales de desaparecidos.
La tormenta “Earl” provocó también derrumbes en distintas carreteras estatales, y el colapso de dos puentes sobre el río Necaxa, así como cortes intermitentes de energía eléctrica en algunas comunidades.
Desborde de ríos y deslaves en Veracruz
En este estado perdieron la vida 11 personas, entre ellos dos niños, por los deslaves de cerros en Coscomatepec, Tequila y Huayacocotla, en la zona serrana.
Cuatro personas murieron en Huayacocotla, tres en Coscomatepec y tres en Tequila, y un anciano que residía a orillas del río Jamapa falleció en el municipio de La Perla por el desborde del cauce, que arrastró su casa.
Según los primeros cálculos oficiales, hubo más de 11,000 personas afectadas por Earl y 2,262 casas dañadas en 32 municipios, con 18 poblados de la zona sur y centro de Veracruz incomunicados por causa del desborde de ríos y sus afluentes.
A su vez, fueron evacuadas 1,237 personas a 11 albergues de Veracruz por Earl.
Ese día, la tormenta Earl llegó a México debilitándose rápidamente a depresión tropical y luego a remanente.
Daños en otros estados
Se registraron también deslaves en carreteras de Oaxaca. En particular se afectó el cruce Santa María de Huatulco y el aeropuerto. También hubo deslaves en la carretera federal 200, en el tramo Huatulco-Pochutla y Pochutla-Salina Cruz, así como en la carretera federal 185, tramo Piedra Blanca-Matías Romero y en la carretera local Santa María Huatulco- Pluma Hidalgo.
En el estado de Hidalgo, el municipio de Acaxochitlán, ubicado a unos 10 kilómetros al este de Tulancingo y a unos 20 kilómetros de Huachinango, Puebla, sufrió graves afectaciones. Se inundaron diez casas y también presentaron derrumbes de techos y muros.
A su vez, hubo daños también en las localidades de Toxtla y Zotictla, mientras en la región Huasteca hubo cierres de caminos ante derrumbes de piedras y lodo.
Catástrofes evitables
La pobreza y la precariedad son las protagonistas ante la devastación que deja huracanes y tormentas a su paso, mientras los gobiernos estatales y el federal se congratulan de los sistemas de protección civil.
Las viviendas sepultadas bajo el lodo en su mayoría eran de cartón, de madera, de lámina, pisos de tierra. Las familias fallecidas vivían como podían, con el peligro inminente de la tragedia. Los deslaves son muy frecuentes durante la temporada de huracanes. No se puede construir en lugares donde ese peligro existe. No se puede, pero la miseria orilla a numerosas familias a vivir en esa zonas.
Falta de trabajo o trabajo en extremo precario, salarios muy bajos cuando los hay, actividades de subsistencia como cultivos para autoconsumo o elaboración de artesanías son algunas de las formas que adquiere la pobreza en el México profundo.
Si esas familias tuvieran trabajos dignos que les permitieran vivir en zonas que no fueran de riesgo, todas esas muertes se podrían haber evitado.
Apenas inicia la temporada de huracanes, que cada vez golpea más duro contra los sectores populares.