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Red Internacional
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Especial. Tornarolli: “El cambio en la composición del empleo se va a trasladar a mayor pobreza”

La Izquierda Diario entrevistó a los especialistas Leopoldo Tornarolli y Agustín Arakaki en relación a las consecuencias de las políticas del gobierno de Milei sobre la crisis social, su incidencia en la pobreza y la indigencia. Argumentan que las perspectivas no son positivas y analizaron las causas del deterioro en las condiciones de vida de las grandes mayorías.

Sábado 4 de mayo de 2024 12:08

La Izquierda Diario consultó a los especialistas Leopoldo Tornarolli y Agustín Arakaki, sobre la relación entre las políticas gubernamentales y la situación social, sobre el impacto de las medidas de Milei y las crisis provocadas por los partidos que lo antecedieron en el poder.

Leopoldo Tornarolli es Investigador Senior del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) en Argentina. Tornarolli es Magister en Economía de la UNLP. Es profesor de Política Económica I en la UNLP. Ha publicado artículos sobre pobreza, distribución del ingreso y aspectos del mercado laboral.

Agustín Arakaki es Magíster en Economía (UBA) y licenciado en Economía de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente es investigador visitante en el Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo (CEPED) del Instituto de Investigaciones Económicas de la UBA. Se especializa en temas vinculados a la estructura productiva, el mercado de trabajo y la pobreza.

Entrevista a Leopoldo Tornarolli

¿Cómo impactan las medidas del plan de Milei en la tasa de pobreza?

Leopoldo Tornarolli (LP): No sé si te referís a alguna política en particular, pero creo que son políticas del gobierno más que del FMI. Quiero decir, no pienso que las magnitudes de reducción de déficit, de niveles del tipo de cambio y demás, y el sendero de tiempo para lograrlos hayan sido decididos por el FMI, sino por el gobierno. Menos aún las políticas para lograrlo y las políticas que acompañan para suavizar los impactos sociales.
Sobre las políticas del gobierno entonces, los impactos de corto plazo sobre la pobreza vienen por 2 lados: la reducción del poder adquisitivo y el nivel de empleo. Sobre lo primero más o menos ya vamos viendo evidencia: se acelera y profundiza una tendencia que ya venía desde más o menos 1 año y medio atrás, los ingresos de casi todas las fuentes (asalariados registrados o no, cuentapropistas, transferencias del Estado) tienden a perder con la inflación y con ello se erosiona el poder adquisitivo de los ingresos y se incrementan la indigencia y la pobreza.

Es posible que ese impacto mencionado en el párrafo anterior no sea igual de fuerte en todos los hogares. En los hogares más vulnerables con menores la duplicación de AUH y Alimentar que se dio en diciembre puede que haya aminorado algo el impacto, pero de cualquier modo es un sector con elevados niveles de pobreza y eso no va a cambiar demasiado. Los ingresos del empleo informal es posible que hayan recibido un impacto muy fuerte en los primeros meses del año, y que no muestren una mejora hasta que se reactive la economía. Los ingresos formales, por su parte, van a mostrar mucha heterogeneidad, dependiendo del sector y de las paritarias que hayan alcanzado. Jubilados y pensionados, un grupo con relativamente bajo nivel de pobreza, sufrieron una caída fuerte de poder adquisitivo. Aunque van a seguir siendo el grupo con menos pobreza, espero que sean el grupo donde aumente más la pobreza en la próxima medición.

En relación con el nivel de empleo, por ahora no tenemos un panorama completo, hasta la próxima publicación de INDEC, pero es probable que caiga la tasa de empleo y aumente el desempleo. Sin embargo, no espero que sea un salto muy brusco. Creo que el principal efecto por acá va a ser un cambio en la composición del empleo, en la medida que aquellos que pierdan el empleo en el sector formal van a estar como informales asalariados o cuentapropistas, haciendo trabajos/changas de baja productividad, pero que necesitan para al menos afrontar la situación de estos meses. Obviamente, esto también se va a trasladar a menores ingresos laborales y mayor pobreza.

En relación con los efectos a mediano plazo, van a depender de si la estrategia macro del gobierno es exitosa o no. Si logran bajar sostenidamente la inflación, la caída de la actividad va a encontrar un piso y se va a comenzar a reactivar luego de un par de meses de alcanzado ese punto (si es exitoso, debería comenzar a verse creo antes de finales de año). No veo una recuperación muy acelerada, pero aún así podría rendir frutos en términos de pobreza si la inflación mantiene un sendero decreciente, en la medida que eso permitiría recuperar parcialmente el poder adquisitivo que fue disminuyendo desde fines de 2022 y, particularmente, a comienzos de 2024.
Lógicamente si la estrategia no es exitosa, la actividad va a seguir cayendo o permaneciendo en un piso muy bajo y la pobreza se va a mantener en niveles elevados.

¿Crees que luego de las últimas crisis de deuda, la salida de estas incluye un empeoramiento de los indicadores sociales?

LP: En general las crisis macroeconómicas, sean de deuda o no, dejan un piso de pobreza más elevado, lo que termina manifestándose en mayores niveles de pobreza que los que existían antes de la crisis aun si se recupera el nivel de producto per cápita anterior a la crisis. Eso ha sucedido varias veces en nuestro país.
La explicación a esto tiene que ver en gran parte con los efectos microeconómicos de las crisis macro. Por ejemplo, vas a tener más chicos que se crían en peores condiciones (comen peor, reciben menor atención de salud, faltan más a las escuelas, reciben menos atención de los padres, etc.) lo que redunda en peores posibilidades de inserción futura en el mercado laboral. También en el presente, para enfrentar la crisis muchos hogares se desprenden de activos productivos (venden un horno con el que hacían empanadas para vender, herramientas que usaban para trabajar, etc.) y cuando la economía se recupera están en peores condiciones para aprovechar esa recuperación.
De cualquier modo, no es una ley de hierro que una crisis macro deje siempre un piso de pobreza que ya no se puede perforar. Lo que ocurre es que luego de la recuperación de la crisis es necesario sostener un sendero de crecimiento por varios años y en eso Argentina no ha sido para nada exitoso.

Entrevista a Agustín Arakaki

-¿Cómo ves la evolución de la pobreza en los últimos 10 años?

Agustín Arakaki (AA): En la última década, el desempeño fue negativo, más allá de alguna mejora relativa que se pudo observar en algún momento, como en el 2017 o en el 2021. Las causas más inmediatas de este desempeño negativo son conocidas: una economía que no crece (esto significa que decrece en términos per cápita), que no genera empleo de calidad, y con una inflación elevada y creciente.

-Hay un piso de pobreza estructural que solía ubicarse en torno al 25 %, ¿crees que el piso ahora es más alto? De ser así, ¿culés fueron las causas y cuál sería el nuevo piso?

AA: Es difícil definir la pobreza "estructural". O, mejor dicho, es difícil captarla. Básicamente porque remite a la idea de persistencia en el tiempo -es decir, de una población que no logra salir de la situación de pobreza-, pero no hay fuente de información que permita hacer ese seguimiento en el tiempo. Con la información que tenemos, vemos que hace 5 años que no se rompe el piso del 35% y eso nos lleva a pensar que también ha aumentado el conjunto de personas que persistentemente se encuentran en esa situación. Como decía antes, lo difícil es definir qué porción de ese 35% es estructural.

Por otro lado, se podría argumentar que a la definición de "pobreza estructural" hay que agregarle una segunda condición que es que esas personas no logren escapar de la pobreza en un "contexto positivo", que, de mínima, requiere que la economía crezca. Ahora bien, si bien el crecimiento económico es una condición necesaria, no es suficiente. Dependerá de cuáles sean los motores de ese crecimiento. Las medidas adoptadas hasta ahora por el gobierno no sugieren que estén pensando en un crecimiento que favorezca a los/as trabajadores/as, a los/as jubilados/as y a los/as beneficiarios/as de programas sociales.