Los empresarios de la planta de Zárate vuelven al ruedo con un plan para aumentar la producción, achicando las horas de descanso, avanzando de hecho sobre derechos laborales. Todo con la complicidad del SMATA.
Miércoles 29 de septiembre de 2021 22:17
En estos días, nuevamente la patronal de Toyota vuelve a ser nombrada públicamente en diarios y medios de comunicación. Hace algunas semanas, por medio del gerente Herrero, había sido punta de lanza contra la juventud diciendo que no había jóvenes con títulos secundarios para trabajar en la planta, viniendo de una de las empresas que te rompe el cuerpo en pocos años por sus altos ritmos de producción.
Esta vez, los empresarios de la planta de Zárate vuelven al ruedo, pero ahora con un plan para intensificar la producción, aumentando la explotación a los trabajadores y achicando de este modo las horas de descanso los fines de semana.
La empresa se propone en algunos meses elevar la producción de 140 mil unidades a 160 mil, y lograr llegar a 200 mil hacia el año 2024, promesas que nadie sabe su realidad. Para esto, con el aval del sindicato SMATA, la empresa quiere imponer que los sábados se trabajen de forma obligatoria (antes era opcional, y eran horas extras), “compensándolo” con un franco semanal y rotativo. Esos días en los que los trabajadores estén de franco, serán cubiertos por los “franqueros”, que sería como un turno más en la empresa.
Con este plan, la patronal prácticamente no para la producción en toda la semana, e impone los sábados como obligatorios, un avance muy importante contra los derechos de los trabajadores.
La tecnología para aumentar la ganancia capitalista
A lo que apunta el plan de Toyota es a aumentar las ganancias de la patronal a costa de la salud de los trabajadores y a costa de los tiempos de descanso. “No parás desde que entrás hasta que te vas”, dice un operario hablando de los ritmos en la planta, mostrando que en pocos años los ritmos de producción rompen los cuerpos, como ya han denunciado otras veces los trabajadores. Tendinitis, hernias, lumbalgias, y accidentes laborales son el día a día en la planta automotriz.
Esto no es un hecho aislado, es parte de un plan de la llamada reforma laboral. Mientras los Milei, Espert, los Larreta y Santilli, dicen que hay que hacerlo, y el peronismo en sus variantes, Kicillof, Alberto Fernández, Cristina, dicen que no están de acuerdo, las reformas son impulsadas en los hechos con sindicatos alineados al gobierno como es el SMATA. Este acuerdo sienta un peligroso precedente para todo el movimiento obrero y el automotriz en particular, y hay que rechazarlo.
SMATA y democracia, una contradicción en la realidad.
El sindicato dice que va a realizar asambleas en los sectores y en la planta, pero todo trabajador automotriz, de autopartes y enrolado en el sindicato SMATA, sabe que la democracia no existe, que si hablas te marcan, que si opinas diferente te persiguen y buscan la manera de despedirte o te despiden directamente, como se vio en Volkswagen, Lear, Gestamp, Johnson Controls, o la misma Toyota.
La única manera de revertir estos planes orquestados entre el sindicato y la empresa es con la fuerza de los trabajadores, oponiéndose a los planes de superexplotación que arreglan entre sindicato y empresas.
Dentro de este plan, también se dice que se va a efectivizar a los trabajadores contratados, algo que desde el vamos debería ser así. No hace muchos años, cualquier trabajador que entraba en planta, era efectivo desde el día uno. Después, por acuerdos entre empresas y sindicatos, incorporaron el mal llamado “período de prueba”, para poder facilitar a la empresa los despidos. Entonces, además de la efectivización de los contratados (algo que debería ser así siempre), van a aprovechar para hacer obligatorios los sábados, un día que hasta ahora, y producto de la lucha, es de descanso.
¿Y si la tecnología estuviera al servicio de los trabajadores?
Como sabe cualquier trabajador, las empresas son insaciables y hoy quieren llevar adelante esta medida para mañana seguir avanzando más sobre el tiempo de descanso y los cuerpos de cada obrero y obrera. Por esto, el desarrollo de la tecnología de la capacidad instalada de las empresas debería estar puesto al servicio del mayor descanso de los trabajadores y de menores ritmos de producción, es decir, reduciendo la jornada laboral sin rebaja salarial, con el pase a planta permanente de los contratados, y a su vez repartir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, y terminar con la desocupación, trabajando 6 horas, 5 días a la semana, como viene planteando el Frente de Izquierda Unidad.
Desde las agrupaciones clasistas y la izquierda rechazamos cualquier reforma laboral por ley o por sectores. La CGT no puede seguir con su demagogia electoral mientras sus sindicatos aceptan la flexibilización. Llamamos a todas las organizaciones obreras y referentes del mundo sindical a que rechacen los ataques a los derechos laborales y a exigirle a las cúpulas sindicales que rompan con esta política.