La semana pasada, un usuario furioso de Movistar, persiguió y golpeó a un trabajador de la empresa, quién debió ser hospitalizado debido las lesiones ocasionadas producto de la agresión. ¿Hecho aislado de un cliente fuera de sí? ¿O una situación cada vez más frecuente derivada de la negligencia de una de las empresas más odiadas por los usuarios de telefonía?
Martes 3 de marzo de 2015
Fotografía: Minutouno
Sucedió en la ciudad de Neuquén. La semana pasada un cliente que realizaba un reclamo en la oficina comercial de Movistar, persiguió a uno de los trabajadores que lo había atendido anteriormente, golpeándolo de forma brutal, motivo por el cual el trabajador, asistido por personas que transitaban el lugar, debió ser hospitalizado.
Lamentablemente no es la primera vez que trabajadores de empresas celulares sufren este tipo de violencia. Ya denunciamos anteriormente acá un hecho similar ocurrido en la oficina comercial de Personal en el barrio porteño de Caballito el año pasado.
Y no es casual que esto ocurra ahora en Neuquén. A fines del año pasado, una estadística de la dirección de Comercio Interior, calculada en el primer semestre del año, arrojó como resultado que el principal reclamo de los consumidores neuquinos es por telefonía celular.
Si bien no es justificable ningún tipo de violencia hacia los trabajadores, es preciso analizar la responsabilidad de las empresas en este tipo de hechos de violencia hacia sus empleados.
La Izquierda Diario se puso en contacto con un trabajador de la oficina comercial de Movistar en Neuquén, donde sucedió el hecho de agresión que mencionamos. Preservaremos la identidad real del trabajador entrevistado, al que llamaremos Matías, a pedido suyo.
Matías nos cuenta que el malestar es general en ese establecimiento de Movistar y que son cada vez más comunes los hechos de violencia que se viven: “…veo que mis compañeros tienen miedo y no quieren trabajar, tuvimos retiros con crisis de nervios y demás…”.
Consultado por la reacción de los compañeros de la oficina, nos dice que “…el jueves antes de entrar nos reunimos una hora antes a charlar entre nosotros, para ver qué queríamos hacer y qué medida íbamos a tomar. Ninguno se ha opuesto, algo que valoro de mis compañeros es que estábamos todos de acuerdo y firmes en que así en esas condiciones no íbamos a atender…”. Fue así como la oficina tuvo que cerrar sus puertas al público.
Además, Matías entiende que estos hechos de violencia se deben principalmente a algunas cuestiones. Nos cuenta que es la única oficina de Movistar en la zona y que luego las más cercanas son en Esquel, Viedma o Bariloche. También relata que la empresa implementó recientemente un nuevo sistema que, en lugar de agilizar los trámites, termina haciéndolos más engorrosos y lentos. Cuando anteriormente hacer un chip (un trámite muy frecuente), demoraba cinco minutos, se activaba en el momento y la gente salía hablando por teléfono, hoy con el nuevo sistema, hacer un chip demora una hora y se activa a los tres días. Esto cuando el sistema funciona, que no es lo habitual. “Hay gente que viene de Rincón de los Sauces, del interior de la provincia de Neuquén, y el único lugar que tiene para hacer el trámite es este, así que imaginate cómo se violenta”, nos dice. Y luego agrega: “…repudiamos cualquier hecho de violencia, ya sea verbal o física. Pero también entendemos el problema y queremos arreglar eso, porque uno ya se cansa de dar la cara por algo que no puede solucionar y que viene de más arriba”.
Otro de los reclamos de los trabajadores de la oficina es más dotación, ya que hoy hay 21 posiciones de atención y no llegan a 10 ocupadas. Y menos aún si un trabajador se encuentra en su horario de almuerzo o ausente por enfermedad. Esto hace que sea muy alta la espera de los clientes para ser atendidos.
Ante el cierre de la oficina en estos días, Matías insiste en aclarar que “…estas medidas que tomamos también son lo mejor para la gente, porque también estamos exigiendo que estén las herramientas y las soluciones para poder nosotros hacer nuestro trabajo, que es ayudar a la gente y solucionar los problemas que tiene”.
Es sabido que las empresas de telefonía tienen, año tras año, multimillonarias ganancias. Pero esto no se ve reflejado en absoluto en las escasas inversiones, las altas tarifas, la mala calidad de los servicios y la pésima atención a los usuarios.
A fines del año pasado, el gobierno consiguió la aprobación del proyecto conocido como Argentina Digital, el cual, a pesar de los numerosos reclamos de diferentes sectores, no declaró a la telefonía celular como servicio público, permitiendo que se continúe con un mercado desregulado y que las grandes beneficiadas sigan siendo, como hasta ahora, las empresas y no los usuarios, hecho que perjudica también a los trabajadores del sector, que son quienes “dan la cara” ante la desidia de estas millonarias multinacionales.