Este miércoles volvieron las clases presenciales. Trabajadores de la salud se suman al reclamo de los docentes y las familias por un retorno seguro a las aulas.
Miércoles 17 de febrero de 2021 18:52
El debate por la vuelta a la presencialidad en las escuelas está en boca de todos, las y los trabajadores de la salud no están exentos. Desde quienes opinan que el regreso debe postergarse hasta que se garantice la vacuna para todos y otros con posiciones más intermedias que opinan que debe volverse, pero garantizando determinadas condiciones, hay un punto en el que todos están de acuerdo: que los protocolos de Larreta y Acuña son un chiste, y que el aval que esta política recibe de parte de Trotta y hasta el propio Alberto Fernández es preocupante. En los discursos ante los medios de comunicación, el mensaje es que nos acostumbremos a la “nueva normalidad”, y a convivir con el virus. Mientras prometen la llegada de la vacuna.
La vuelta a clases así planteada aparece más como una necesidad política, para seguir reactivando la economía y cumplir con los intereses de empresarios y que la escuela funcione como una guardería, más que una preocupación por la educación de los chicos. La presencialidad con el presupuesto a la salud y educación recortados, sin poner recursos para cuidar la salud de los pibes y los docentes, es un peligro que atenta contra la salud pública: transportes desbordados, escuelas sin agua ni espacios ventilados, personal de riesgo forzado a trabajar, son tan solo algunos de los ejemplos de las postales que se vienen y que amenazan con poner en jaque un sistema de salud al límite, con personal agotado.
Recordemos que la estrategia del gobierno viene siendo evitar el colapso de los hospitales, sin poner el foco en suprimir el virus, con testeos y rastreos masivos, y aislamientos focalizados para erradicar las cadenas de transmisión del virus. Con la promesa, de la vacunación que avanza lento, el virus sigue circulando en el país.
Hasta hoy Argentina está en el puesto 53 de los países del mundo en proceso de vacunación con 13700 vacunas por millón de habitantes. Esta semana llegaron 400.000 dosis de Sputnik V, el martes próximo 580 mil de Oxford/AstraZeneca, más 500.000 dosis chinas.
Hasta ahora sólo 367.665 personas fueron vacunadas con la primera dosis y 222.185 personas vacunadas completaron las 2 dosis. Nuestro país, a pesar de estar fabricando el principio activo de una de las vacunas, tiene que poner millones de dólares para comprarlas a los laboratorios privados.
Argentina se encuentra en una meseta de casos, con un promedio de contagios diario elevado y ubicada en puestos altos de los ranking de mortalidad por habitantes de América Latina. Como reconocieron los ministros de salud Gollán de PBA y Quiróz de CABA, no se puede descartar la llegada de la segunda ola, de la mano de nuevas cepas del virus que amenazan con ser más transmisibles y hasta poner en dudas la inmunidad adquirida de forma natural o por las vacunas.
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En este contexto, la reapertura de las escuelas, así como la reactivación económica sin medidas para controlar y suprimir el virus, es un peligro enorme. Para eso hace falta aumentar el presupuesto destinado a salud, que fue recortado nuevamente para el presupuesto de este año en un 10% al servicio de pagar un deuda ilegal, ilegítima y fraudulenta con el FMI.
Empezar por aumentar la cantidad de testeos, y garantizar el aislamiento en condiciones de las personas contagiadas hasta alcanzar los niveles recomendados por la OMS.
Garantizar los elementos de protección personal en cantidad suficiente y de calidad en todos los ámbitos y declarar la nulidad de las patentes para garantizar la libre producción de las vacunas en todo el mundo para garantizar la salud de la población.
Esto de la mano de realizar obras en las escuelas, para que estén realmente en condiciones de alojar a nuestros pibes, y a los docentes de manera segura. Garantizando conectividad para quienes no puedan asistir, licencias para el personal de riesgo, y la puesta en pie de comisiones de seguridad e higiene, entre docentes, auxiliares, familias y personal de salud que puedan bregar por el retorno seguro en cada escuela. A su vez, para que nadie pase hambre, es necesario que vuelva el IFE con un mínimo de 40000$.
Las y los trabajadores de la salud estuvimos y estamos en la primera línea de atención para cuidar la salud de la población, venimos enfrentando esta política de recortes, que estamos sufriendo como el resto de los trabajadores con recortes en nuestros sueldos, y hasta cierres de hospitales modulares, como está sucediendo en provincia de Buenos Aires. Los últimos meses del año nos vieron en las calles por nuestros reclamos, que aún no fueron contestados, tras la entrega de burocracias como Sutecba y UPCN; o la tregua inconsulta de AMM y Federación. Los grandes sindicatos de la Ciudad, los de salud y educación, y la CTA que nuclea a los más importantes deberían llamar a organizar una lucha para dar una salida de conjunto.
Este jueves 18/02 tenemos la oportunidad de volver a ganar las calles, junto a las familias y los docentes que están exigiendo un retorno seguro a las escuelas, para unir nuestros reclamos con los del conjunto de la población. El gobierno, tiene que dar respuestas concretas.