Los que no hace mucho tiempo nos decían “quédate en casa” hoy piden con mucho entusiasmo que vuelvan a abrir las aulas. Las y los auxiliares de limpieza de escuelas saben que la mayoría de los edificios escolares de Córdoba no están en condiciones para garantizar una vuelta segura a clases.
Jueves 11 de febrero de 2021 19:38
Foto ilustrativa
Para los medios oficialistas la vuelta a clases a modo presencial tiene un carácter casi romántico, los rituales del aula como el bullicio de los chicos, el sonido de campanas que invitan al recreo, maestranzas o auxiliares de limpieza y porteros contentos por abrir las puertas de los establecimientos para que ingresen docentes y alumnos felices de volver a encontrarse en los patios para jugar, los más chicos, o para charlar los mayores.
Los que no hace mucho tiempo nos decían “quédate en casa”, “cuidémonos entre todos”, los que criticaban cada movilización de los trabajadores que salían a luchar por sus puestos de trabajo, por mejoras salariales, para reclamar por insumos de protección, las que, con una tibieza insoportable, en cada marcha por defender los derechos de las mujeres estaban ausentes, hoy piden con mucho entusiasmo que vuelvan a abrir las aulas, que comiencen las clases como si la ”normalidad” hubiese vuelto a nuestras vidas dentro de la segunda ola de contagios del COVID-19.
Vamos a terminar con tanta dulzura y a mostrar la realidad que desde hace muchos años se expresa en las calles: la lucha de los docentes por mejores salarios, por apertura de paritarias, por reincorporación de docentes suplentes; la lucha de los trabajadores de la limpieza que, desde que el gobierno dispuso la tercerización de los servicios hace ya más de 20 años, sus salarios ni siquiera cubren la canasta básica, además la gran mayoría son mujeres, muchas de ellas sostén de familia, que con la pandemia del COVID-19 sufren mayor explotación, recortes salariales y reducción de servicios acompañados de malos tratos por parte de las diferentes empresas para las cuales trabajan.
Así lo relatan las trabajadoras de limpieza Mónica, Silvia y Raúl. "Desde comienzos de la pandemia en el 2020 nos venimos concentrando muchos trabajadores autoconvocados exigiendo respuestas a las empresas por aumentos salariales, reposición de ropa de trabajo, claridad en nuestros recibos de sueldo y como respuestas a nuestros reclamos empezamos a sufrir despidos persecutorios por parte de las empresas y amenazas por parte del sindicato (SOELSAC)", expresó Mónica.
A su vez, Raúl contó el motivo de su despido, "a mí me despiden cuando cierran el jardín (de infantes) y la supervisora de la empresa me envía a un servicio de hospital; le dije que no podía ir a un hospital porque vivo con mis padres y los dos son pacientes de riesgo, además hacía más de dos semanas cuando en la escuela le pedí elementos de protección personal (guantes, alcohol en gel y barbijos) no me los llevó, entonces que seguridad tenía yo que trabajando en un hospital me den los elementos que necesitaba. A los dos meses me llegó el telegrama de despido".
"Cuando comenzamos a concentrarnos reclamando lo que nos corresponde gente del sindicato se metía en la concentración para sacar fotos a los trabajadores y a muchos de nosotros nos amenazaron y a otros nos despidieron incluso inventando causas, ese es mi caso", relata Silvia y agregó "luego de las primeras concentraciones me llego el telegrama de despido inventando una queja, que nunca existió, del director del colegio".
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Las y los auxiliares de limpieza de escuelas saben que la mayoría de los edificios escolares de Córdoba no están en condiciones para garantizar una vuelta a clases segura, falta de agua, aulas mal ventiladas o sin ventanas directamente, baños en mal estado, falta de jabón, papel y alcohol en gel y de los insumos básicos de protección hacen que la asistencia a clases sea un verdadero foco de contagios.
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El gobierno lanzó el Programa Estratégico de Preparación para el regreso a las aulas vergonzoso por donde lo mires establece la suma de 52 millones de pesos para repartir entre 2.821 escuelas. No hay que ser muy lúcido para hacer una simple división y darnos con que a cada escuela le corresponderían 1.500 pesos para la compra de insumos de limpieza y protección y mantener las escuelas en condiciones sanitarias.
No es novedad que los presupuestos para destinar a la educación son cada vez menores. Los gobiernos nacional y provincial destinan millones de dólares para pagar deudas contraídas de manera fraudulenta y no le tocan los bolsillos a los que más ganaron con la pandemia. Los diputados del Frente de Izquierda Nicolás Del Caño y Romina Del Pla presentaron ante el Congreso un impuesto que proponía gravar la ganancia de los bancos, las altas rentas de las empresas y a los grandes terratenientes que permitiría recaudar más de 20 millones de dólares para ser destinados a la salud y educación.
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El personal de limpieza que se ocupa de cada establecimiento escolar tiene la responsabilidad de mantener de manera constante, baños, aulas, y lugares comunes desinfectados, cómo lo harán si las empresas para las cuales prestan servicio ni siquiera les garantizan los insumos personales de protección y lo poco que tienen es porque ellos se lo compraron, con salarios magros que en muchos casos no sobrepasan los 20.000 pesos.
Se vuelve necesario exigir al gobierno un plan integral para organizar la vuelta a clases con las condiciones de bioseguridad adecuadas y la participación de toda la comunidad educativa.
Los trabajadores de limpieza hoy cumplen un rol importantísimo en los establecimientos escolares y sus condiciones de trabajo siguen siendo precarias. En lugar de trabajar con contrato en empresas privadas deben formar parte de la planta permanente de las escuelas con salarios acordes a las tareas que cumplen.
Desde La Izquierda Diariohacemos visible las grandes luchas y exigencias de los trabajadores informales, de aplicaciones, call centers y precarizados que los demás medios no muestran, si necesitas mostrar o denunciar lo que pasa en tu escuela o trabajo podés comunicarte con nosotros al número 351-7054326.