Trabajadoras y trabajadores de la justicia reclaman aumento salarial y mejores condiciones laborales. Llevan 3 meses de tensión con el gobierno y un mes de paro, donde las mujeres representan el 60% de la institución. Enfrentan la política del gobernador Alfredo Cornejo, en consonancia con la de Javier Milei, de licuación de salarios y ajuste del Estado. Por ello dialogamos con Claudia sobre los cruces entre el trabajo y la vida cotidiana de una trabajadora judicial
Cecilia Soria @Ceci_Soria_
Sábado 1ro de junio 19:17
“Lo lamento, ojalá entiendan como el resto de los gremios que eso es lo que se puede dar”, dijo el gobernador y decretó un aumento del 10% por tres meses. Con prepotencia, buscaba cerrar el conflicto, y no pudo.
Las y los judiciales iniciaron el primero de mayo un paro por aumento salarial y mejores condiciones laborales, aunque el proceso de organización empezó antes. A Cornejo no le ha temblado el pulso para descontar los días de paro. Las trabajadoras organizan rifas, venta de comidas y otras formas de sostener su reclamo.
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Las mujeres son el 60% del personal de la justicia. Cumplen tareas en el Poder Judicial, el Ministerio Público Fiscal y el Ministerio Público de la Defensa. También son mayoría en el sector administrativo y de servicios. Trabajan 8hs o más al día, inclusive fines de semana y cobran salarios entre $300.000 y $500.000.
“Yo no tengo mi casa, no tengo mi auto. Ando en micro y tengo un emprendimiento. No me da realmente con la plata que gano”, nos contó Claudia. Ella es mamá, tiene un hijo de 23 años con discapacidad. “Actualmente me salvó de pagar alquiler porque, a raíz de que mi hijo no puede estar tanto tiempo solo, vivimos con mis padres que son jubilados”.
“Con toda la crisis económica y demás hemos visto como nuestros sueldos se achican paulatinamente en cuanto a capacidad económica”, nos cuenta. Claudia estudia en la UNCuyo para estar mejor, “vi que con el sueldo de auxiliar nunca iba a poder progresar”.
Se alivia porque la obra social le cubre los $ 400.000 de la medicación que necesita su hijo, “pero el psicólogo y psiquiatra, lo pago aparte. Porque necesita acompañamiento terapéutico”. Solo su salario no alcanzaría a cubrir esos gastos.
Por eso suena cínico que Cornejo les diga “Las oficinas fiscales, que son un lugar de mucha atención, podrían tener un ítem de productividad”.
Las trabajadoras le responden: “soy una persona común que le gusta el trabajo. Pasa que han reducido el personal, llega un momento que no das más”. A pesar de sentirse así, “muchísimas veces me quedo justamente porque considero que no puedo dejar ese expediente sin una medida solicitada. Soy una simple auxiliar, pero puedo hacer la diferencia en la atención”.
Los funcionarios políticos llevaron sus dietas a $ 2.000.000 en junio. Quizá por eso Cornejo tiene un particular modo de ver la realidad y pedir livianamente que acepten salarios de miseria. Es mirar la vida desde los privilegios.
Este lunes 3 de junio, cuando marchemos por Ni Una Menos también lo vamos a hacer acompañando la lucha de las trabajadoras judiciales. Miremos la vida a través de los ojos de las mujeres.
Si las trabajadoras judiciales conquistan lo que piden, las demás estaremos mejor paradas para pelear. Desde arriba nos tiran con individualismo y sálvese quien pueda. Desde abajo respondamos con solidaridad porque si tocan a una, nos tocan a todas.