Mientras las autoridades capitalinas subestiman la nueva variante Ómicron, las trabajadoras y los trabajadores de la salud y de cultura siguen luchando por su seguridad, contra la precarización y por conquistar derechos laborales.
Jueves 9 de diciembre de 2021
La Secretaria de Salud en la Ciudad de México, Oliva López Arellano, afirmó que el sistema de salud capitalino se ha recuperado un 70% luego de los altos índices de ocupación hospitalaria que se registraron en los meses más críticos de la pandemia. En entrevista para La Jornada, la funcionaria destacó lo que consideran, grandes aciertos de la política sanitaria durante la pandemia, señalando que, en años anteriores, se profundizó la privatización y desmantelamiento del sector público.
Al igual que la jefa de gobierno, Clauda Sheinbaum, la secretaria de salud desestimó el impacto de una cuarta ola en el sistema público sanitario y afirmó que “la ciudad está protegida contra todas las variantes de la Covid-19”. Para el caso de la nueva variante del coronavirus y con el primer caso de Ómicron registrado en la ciudad y el país, las indicaciones de la secretaría de salud se limitan a la sana distancia y el uso de cubrebocas, mientras que continúa la imposición de la nueva normalidad en la capital del país.
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¿Cuál es la situación de las trabajadoras y los trabajadores en la CDMX?
Olivia López Arellano afirmó que, a diferencia de los gobiernos neoliberales, para Morena y la 4T “la salud no es una mercancía, sino un derecho” que están garantizando. Sus declaraciones difieren de las cientos de denuncias realizadas por trabajadores y trabajadoras del sector en la CDMX, que durante la pandemia y desde mucho antes, laboramos bajo regímenes precarios de contratación, a través de los cuales se nos niega estabilidad laboral, derecho a a la sindicalización y contratación colectiva, prestaciones, e irónicamente, asistencia social y médica pese a ser personal de primera línea en la emergencia sanitaria y laborar dentro de clínicas y hospitales.
Caso similar es el que viven las trabajadoras y los trabajadores de la Secretaría de Cultura, Pilares y otros programas sociales y culturales del gobierno de la CDMX, quienes fueron convocados como parte de la logística para las jornadas de vacunación y que como hemos informamos en este diario, han denunciado múltiples abusos por parte de las autoridades capitalinas, la propia vacunación ante la exposición en los centro de vacunación y Kioscos Covid, así como la ausencia total de derechos al trabajar como “beneficiarios”.
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Salud y cultura, en lucha por derechos laborales
Durante la pandemia fueron contataron a más de 4 mil médicxs, enfermesxs y trabajadorxs sanitarios. Sin embargo, la mayoría de ellxs, junto con miles de trabajadores de la Secretaría de Salud de la CDMX, del DIF y otras instituciones sanitarias, entramos bajo esquemas laborales precarios y figuras legales mañosas como honorarios, eventuales, subcontratados, capítulo 3000, nómina 8 y muchas otras que, en los hechos, nos niegan los derechos que por ley nos corresponden, así como la responsabilidad del Gobierno hacia las trabajadoras y trabajadores de la salud.
Estos esquemas neoliberales de contratación se replican también en la secretaría de cultura y el gobierno de la CDMX. En la “Ciudad de derechos” que tanto presume Claudia Sheinbaum, los primeros en violar los derechos laborales son las autoridades , que continúan reproduciendo las políticas de precarización laboral implementadas por los gobiernos del PRD, PRI y PAN. Para profundizar estas políticas nefastas han contado durante años con la ayuda de las traidoras burocracias sindicales -como la del SNTSA en salud-, que también son responsables de los ataques contra las trabajadoras y los trabajadores en todo el sector estatal.
Es por ello que, el personal que laboramos en el sector salud, sindicalizados y no sindicalizados, debemos unirnos y sumar fuerzas con nuestras compañeras y compañereos de las distintas instituciones del gobierno de la CDMX, que hoy comienzan a decir basta y exigir lo que por derecho nos corresponde.
Los sistemas públicos de salud, educación y cultura de esta ciudad y país, no funcionan si no es con la fuerza de las y los miles y miles que trabajamos día a día en ellos. Es momento de unirnos.