El sábado 8 de agosto nos encontraremos para coordinar instancias de organización y lucha.
Julia Peñalba Trabajadora judicial
Martes 4 de agosto de 2020 16:27
Ya pasaron cuatro meses desde que la pandemia llegó a Argentina. Las y los trabajadores sufrimos especialmente esta situación, que vino a profundizar la pobreza y precarización que sufren millones.
En estos meses, el gobierno mostró que no fue más que un discurso de campaña cuando dijo que entre los bancos y los jubilados, iba a elegir a los jubilados.
Los jubilados fueron los primeros que perdieron, cuando el gobierno modificó el cálculo de las jubilaciones. Después vinieron los despidos y suspensiones, las rebajas salariales. Los trabajadores de la salud, judiciales y estatales vimos congelados nuestros salarios, cuando la inflación no para de crecer, porque el gobierno dice que “no hay plata”.
Pero los bancos hoy festejan. Porque el gobierno acordó pagar una deuda millonaria, en moneda extranjera y sin ni siquiera investigar el fraude fabuloso que hicieron Macri con los buitres y especuladores, endeudando a las próximas generaciones por más de 100 años.
A los bancos, los grandes empresarios y los terratenientes no se les tocó un peso a pesar que siguieron ganando fortunas en cuarentena. No se ha tocado el interés de ningún laboratorio ni clínica privada, ni hay decisión política de centralizar el sistema de salud. A los trabajadores que perdieron su trabajo se les pide que sobrevivan con 10 mil pesos cada dos meses.
La realidad de la provincia de Buenos Aires no es diferente. Nuestros salarios siguen perdiendo poder de compra, encontrándose completamente estancados.
Respecto al cuidado de nuestra salud y las medidas de prevención, desde el inicio fue una constante el incumplimiento del protocolo correspondiente, violándose en muchas dependencias las guardias mínimas, exponiéndonos innecesariamente, y exponiendo en especial a nuestros compañeros tercerizados de limpieza, no pudiendo cumplir las tareas en el marco de salubridad adecuada.
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La implementación del teletrabajo, lejos de colaborar en la situación laboral, ha generado la posibilidad de que la maquinaria judicial siga funcionando, a costas de sobrecargarnos, en especial, a nosotras las mujeres. Mientras que desarrollamos la tarea de hogar, crianza y educación de hijxs, la mayoría de las veces sin dispositivos y espacios adecuados, también tenemos la presión de llevar a cabo tareas laborales en casa, de manera simultánea. Esto se agravó por la decisión de dejar sin efecto la feria judicial de invierno, lo que constituye una verdadera regresión en materia de derechos laborales.
También en el transcurso de este año, el salvataje a las clínicas privadas con fondos de nuestra obra social IOMA, y el conflicto de esta con la Agremiación Médica Platense, nos posicionaron una vez más a los trabajadores como rehenes, quedándonos inclusive durante un tiempo sin cobertura médica.
¿Qué pasa con nuestro sindicato?
El rol de la Asociación Judicial Bonaerense, hasta el momento fue el de realizar declaraciones, denuncias virtuales y reuniones sectorizadas. A su vez, participando de un Comité de Crisis con la Corte y acordando la implementación del teletrabajo, (para luego hacer una “capacitación virtual sobre Teletrabajo”) sin llamar a una sola asamblea en la cantidad de días que van de pandemia, que nos permita a quienes trabajamos desde nuestras casas y a los que estamos en los edificios, encontrarnos y discutir la demanda de los distintos lugares de trabajo y organizar la fuerza desde las bases.
¿Que impide que los sindicatos se propongan organizar toda esa fuerza en reuniones virtuales y discusiones comunes?
El deterioro de nuestras condiciones de trabajo y nuestros salarios es algo que también sufren los trabajadores de la salud, en la primera línea contra la pandemia, los trabajadores estatales, los docentes que tienen que sostener la enseñanza virtual muchas veces sin los dispositivos y el espacio necesario. Y según los pronósticos respecto de la economía, es muy posible que se vean acrecentados. Por eso es necesaria la organización desde ahora, en todos los lugares de trabajo para frenar estos ataques.
Las expectativas que muchos compañeros puedan tener en el gobierno, no puede traducirse en una tregua frente al avance sobre nuestros derechos laborales. Por eso peleamos, porque las organizaciones de trabajadores se mantengan independientes de todos los gobiernos de turno y sean las asambleas las que decidan como organizarnos por nuestras demandas.
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Muchos trabajadores de otras áreas se han puesto a la cabeza en esta pelea, luchando contra las terribles condiciones de trabajo y salario, porque se garanticen todos nuestros derechos (como sucedió contra despidos en la DGEyC), en lucha contra las centrales sindicales que dejan pasar y las decisiones gubernamentales que ponen por encima de nuestras vidas otros intereses.
También, seguimos al frente de la lucha por los derechos de las mujeres y disidencias, en el ámbito laboral y doméstico, contra los femicidios y travesticidios, por el derecho al aborto legal seguro y gratuito en el hospital, y hemos salido a la calle, con los recaudos necesarios, para denunciar que para los femicidas no hay cuarentena que valga.
Sabemos que los gobiernos nacional y provinciales, en la justificación de la lucha contra la pandemia en los barrios empobrecidos, metió más policía, más abusos y más balas, sosteniendo una escalada represiva que ya se cobró la vida de varios jóvenes. Por eso también levantamos bien alto la bandera contra el gatillo fácil y toda la violencia policial que el ministro provincial de Seguridad Berni, impulsa mediante sus discursos de mano dura. En ese marco exigimos con fuerza la aparición con vida de Facundo Astudillo Castro, desaparecido hace tres meses, en el marco de un control policial de la Bonaerense.
La organización como salida
El próximo 8 de agosto, a las 15 hs. impulsamos e invitamos a participar de un plenario de trabajadoras/es a nivel nacional, para organizarnos y llevar a todos nuestros sindicatos la exigencia de luchar por todas estas demandas, que deben trascender las peleas por sector, y ser expresión de todo el malestar de las y los trabajadores, que ya no queremos callar y dejar pasar. Tenemos ejemplos para tomar en nuestras manos y avanzar, como es en la regional el de Astilleros Rio Santiago, que históricamente ha logrado dar batallas importantísimas con lecciones, mostrando todos los derechos que podemos defender y conquistar si estamos convencidas/os de que la salida es la organización de las y los trabajadores.