La eterna pregunta: ¿qué es mejor la película o el libro? No va a ser ni la primera ni la última vez que nos enfrentemos a ella. A pocos meses del estreno de la secuela de Trainspotting, unas líneas sobre las novelas del escritor escocés Irvine Welsh.
Sábado 13 de agosto de 2016
Pasando por la pantalla
La película de 1996 dirigida por Danny Boyle y protagonizada por Ewan McGregor se convirtió en un film de culto. Con buenos actores, escenas controversiales y una espectacular banda sonora, se hizo su lugar en el mundo del cine a nivel internacional. Hay una realidad que no se puede negar, principalmente hace eje en el consumo de drogas, dejando de lado el alto contenido político y la fuerte crítica social de la novela.
En enero de 2017 tiene fecha de estreno la segunda parte, de la mano del mismo director y el mismo reparto, aunque ya se adelanta que va a tener muchas diferencias con “Porno”, la novela sobre la cual estaría basada.
Pasando por el papel
La primera novela Trainspotting, publicada en 1993, presenta no sólo personajes sin futuro, perdidos en la heroína y perseguidos por el SIDA, sino que también nos mete en su psicología y la desarrolla a fondo, dejándolos bien marcados, algunos son parte del sistema podrido y otros unos críticos que no encuentran salida.
Nos encontramos con Mark, quien detesta al capitalismo y el militar derechista que tiene como hermano, que se siente parte de los oprimidos, se para contra el machismo y cuestiona todo, pero no puede salir del rollo en que se metió. Sick Boy comparte gran parte de su visión, pero golpeado por la vida busca el camino fácil, estafar y sacarle provecho a todos. Begie encarna lo peor de la condición humana, un descompuesto que se impone ante los demás a través de la violencia. Y su contracara, Spud, quien nunca tuvo la suerte de su lado y quien hizo de la heroína es su forma de sobrellevar las injusticias, completamente perdido, pero sin ningún rastro de maldad.
El libro difiere mucho en su trama con el film, tiene más personajes, secuencias cambiadas u omitidas, mucho más crudas y violentas que atentan contra todo sentido común y orden establecido.
En el fragmento de una conversación entre Spud y Renton en un boliche que marca la tónica de Trainsppoting, decían: “Le estoy hablando del amor y Rents me dice que el amor no existe, que es como la religión, y que el Estado quiere que creas en ese tipo de bazofia para poder controlarte y liarte la cabeza… algunos tipos no saben disfrutar sin sacar la política a colación, sabes… pero él no me deprime… porque es como que él mismo no se lo cree…”.
La segunda novela Porno, publicada en 2002, está situada diez años después de la primera y como su nombre lo precede, trata principalmente sobre pornografía. Sick Boy consigue un pub por parte de su tía y vuelve a Escocia a montar el negocio, allí da con un grupo de estudiantes de cine que hacen porno casero para vender, decide sumarse y hacer una película a escondidas en su bar.
Los personajes con los años cambiaron mucho, y con escenas bien subidas de tono se abren muchas discusiones sobre la sexualidad, el arte, el mercado y el porno. Nos encontramos con Nikki Fuller-Smith, una estudiante de cine de 25 años que por las noches masturba a los clientes en un sauna mientras se cuestiona hasta dónde se trata de prostitución, que luego va a entrar en el porno amateur donde tratará de ver si realmente se libera disfrutando del cine y de su sexualidad o sólo se vuelve un objeto más del mercado.
Aparece Spud que trata de ponerse las pilas escribiendo un libro sobre la historia de su pueblo para despegarse de la heroína, pero no la de “los caretas” sino la que se cuenta en las calles, la de la gente común, de la que nadie habla. Por su parte Begie recién salido de la cárcel tras haber cumplido condena por homicidio, más loco que nunca, busca su venganza. Mark vuelve después de poner un boliche en Ámsterdam con la plata que les robó a sus amigos y forma parte del emprendimiento de Sick Boy.
Estas líneas no son más que un pantallazo por las novelas, si te gusta hacer una pausa de la lectura sobre dragones, vampiros o romances, leelas. Los libros de Welsh, con encanto forman una historia que lamentablemente no busca soluciones ni salidas, pero que si vienen a romper con muchos esquemas y a escupirte de forma natural, divertida y violenta cuestiones sobre las que hoy, son pocos los que se dedican a escribir.