Este lunes la presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, destituyó al ahora exministro de Gobierno Arturo Murillo y a Víctor Hugo Cárdenas, quien tenía el cargo de Ministro de Educación, Deportes y Culturas, tras una censura emitida por la Asamblea Legislativa Plurinacional el día 14 del presente mes.
Martes 20 de octubre de 2020 15:05
El ahora exministro de Gobierno Arturo Murillo, que fue uno de los golpistas que con más saña llevó adelante la represión y persecución a opositores, había sido censurado por la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) de Bolivia al no presentarse a la interpelación por el "caso gases lacrimógenos". Esta causa estaba relacionada con los sobreprecios en la adquisición de gases lacrimógenos para las fuerzas armadas. El ministro de Educación, Deportes y Cultura, Victor Hugo Cárdenas, también fue censurado por la ALP debido a la suspensión de las clases presenciales y posterior clausura del año escolar.
Por estos motivos se había emitió la notificación al Ejecutivo para que proceda a la destitución de sus cargos. Sin embargo esas notificaciones habían sido frenadas bajo diferentes argumentos, señalando principalmente problemas en la recepción de la documentación requerida debido a que el Ministerio de la Presidencia cerró su ventanilla ya que había casos sospechosos de covid-19 en el personal de correspondencia.
Ante esta situación, existieron tensiones entre la bancada del MAS y el régimen golpista. La presidenta del Senado Eva Copa (del MAS) se dirigió a la presidenta de facto Jeanine Áñez recordándole que es su deber cumplir con la Constitución y proceder a la destitución de ministros censurados. A esto, Murillo respondió, con la misoginia que lo caracteriza, que “Si no hay notificación no sirve, puede llorar doña Copa, puede zapatear, jalarse sus cabellos, no sirve de nada. Parece que estuviera enamorada de mí, la señora tiene que tranquilizarse un poco, yo con todo respeto le digo que se tranquilice; amanece, habla de mí, al almuerzo habla de mí, en la noche… todo es Murillo”.
Finalmente, tras la victoria del MAS en los comicios del domingo, Áñez destituyó este lunes a ambos ministros.
Escándalos y corrupción
Aparte de los casos de sobreprecios en gases lacrimógenos, y de un caso similar con respiradores artificiales en medio de la pandemia, Murillo ha sido protagonista de una serie de escándalos de corrupción, sobre todo en estos últimos meses.
El pasado 26 de septiembre Oscar Ortiz presentó su carta de renuncia al cargo de ministro de Economía por tener profundas diferencias con el gabinete ministerial. Estas diferencias se expresaban en especial con Arturo Murillo, quien estaba ejerciendo presión para que Ortiz firme el decreto que facilitaría la devolución de acciones de la empresa de Luz y Fuerza de Cochabamba (Elfec) a los socios de la Cooperativa de telecomunicaciones de Cochabamba (Comteco), aclarando que Ortiz es un alto representante de los agroindustriales. Es por este mismo caso, que el Procurador General del Estado José María Cabrera fue destituido de su cargo. Cabrera acusó a Murillo de ser el precursor de su destitución alegando que el motivo era su denuncia ante la ilegalidad de la intención de Murillo de devolver acciones de la Empresa de Luz y Fuerza afectando el patrimonio de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) nacionalizada en el año 2010. Ambos, denunciaron la intención de Murillo de impulsar una línea de privatización sin tener el aval legal correspondiente.
El 28 de septiembre, Murillo partió a Estados Unidos en misión oficial para cumplir una agenda de trabajo con la Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Departamento de Estado de EE. UU. Fruto de este viaje se sabe de la adquisición de armas para la Policía. Murillo utilizó el argumento de que dicha compra fue ejecutada para “defender la democracia”. Bajo la gestión de Murillo el gasto en armamento pasó de 850.000 dólares a más de 15 millones de dólares.
¿Será que Murillo huye?
Aunque aseveró que acompañaría a Jeanine Áñez hasta el último día de su mandato, “como ella quiera y desde donde ella quiera”, y que “no tiene ninguna intención de asilarse en otro país”, el responsable de las masacres de Senkata y Sacaba, con un saldo de 36 fallecidos y cientos de heridos, responsable de la negligencia en el manejo de la crisis sanitaria y de diversos procesos de corrupción tiene planificado tomarse unas vacaciones de 30 días fuera del país. Con el cinismo que lo caracteriza, Murillo comentó, además, que entre sus planes está seguir en la política y no descarta postular a la alcaldía de Cochabamba.
Ante la contundente victoria del MAS en las elecciones, no sería raro que Murillo y sus colegas golpistas estén planificando sus “viajes de vacaciones” a Estados Unidos. Ante esto, resulta imperante la ejecución de la Ley de Arraigo ya que Murillo y los miembros de su régimen deben rendir cuentas de sus actos y de su nefasta gestión pública. Además, hay que recordar que los fallecidos, heridos y presos políticos en este año de gobierno de facto no deben ser olvidados y menos aún se debe negociar sobre ellos.